martes, 30 de noviembre de 2010

#60: Vence al mayor mal con la fe

Introducción: Las misiones.

Estoy seguro que si eres católico alguna vez o más de una vez has ido de misiones. Si todavía no lo has hecho ve.

Las primeras misiones las organizó Jesucristo cuando envió a sus discípulos para anunciar la buena noticia a todos los pueblos cercanos.[1]  Desde entonces nunca ha cesado de haber misiones y la Iglesia envía tanto a sacerdotes como a laicos a misionar.


Las misiones tienen el mismo propósito siempre: anunciar a cada nueva generación la buena noticia.  Hay tantas malas noticias, entonces ¿cuál es la buena?  La buena noticia es el Reino de Dios. Dios reina y reinará siempre.

El Papa Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret explica que Jesucristo mismo es el Reino de Dios y que por tanto puedes substituir todos los versículos de la Biblia en donde se menciona el Reino de Dios por el nombre Jesucristo, el Hijo de Dios vivo, para entender o conocer mejor quién es Cristo.  Por ejemplo, en el mismo pasaje al que me referí anteriormente se menciona: Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, que se puede substituir de la siguiente manera: Y los envió a proclamar a  Jesucristo y a sanar a los enfermos.

Lectura de la Palabra de Dios.

La lectura para la reflexión de hoy está tomada del libro de Josúe.  Para disponer el alma y abrir el corazón a Dios te recomiendo como siempre ponerte en su santa presencia y pedir luz al Espíritu Santo.


La batalla de Ai
14 El ver esto, el rey de Ai se apresuró a salir con toda su gente para combatir contra Israel en la bajada, frente a la Arabá, sin saber que le habían tendido una emboscada detrás de la ciudad.
15 Josué y todo Israel fingieron caer derrotados delante de ellos y huyeron por el camino del desierto.
16 Entonces se convocó a toda la gente que estaba en la ciudad para que saliera a perseguirlos, y todos persiguieron a Josué, alejándose de la ciudad.
17 No hubo un solo hombre en Ai o en Betel que no saliera en persecución de Israel. Y cuando lo hicieron, dejaron abiertas las puertas de la ciudad.
18 Entonces el Señor dijo a Josué: «Apunta hacia Ai con la jabalina que tienes en la mano, porque yo te entrego la ciudad». Josué apuntó contra la ciudad con la jabalina que tenía en la mano;
19 y tan pronto como extendió su brazo, los hombres que estaban emboscados salieron rápidamente de su escondite, entraron a la carrera en la ciudad, la tomaron y la incendiaron sin perder un instante.[2]

Reflexión.

La misión  es un encargo, una encomienda de Dios.  La encomienda es una operación de conquista.  Por lo tanto si eres misionero, sal y conquista a tus hermanos en Cristo para Dios.  La jabalina que tienes en la mano es la fe que has recibido de Dios y la táctica vencedora es mostrar tu fe en el punto climático de la batalla; exponerte a que todos te vean y en ese momento mostrar tu fe, dar testimonio de tu fe. Así se mueven los corazones de las gentes y se sentirán atraídos hacia Dios.

¿Dónde obtengo esa jabalina en medio del desierto en donde ni siquiera hay árboles?  Esa jabalina te la da Dios.  Pídele a Dios la fe y el gustoso te la regala.  Usa la fe para vencer el mal. El mal de la incredulidad es el mayor mal.

Pidamos a la Santísima Virgen María que nos enseñe a hacer la misma oración y con la misma fe que ella demostró cuando dijo:  «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho»[3]

Gracias por hacer esta reflexión conmigo. Aquí se te aprecia y se te ama en Jesucristo. Tú eres el motivo de mi blog. Que Dios te bendiga.


[1] Lc, 9, 6
[2]  Jos,  8,  14-19
[3] Lc, 1, 38

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