jueves, 5 de mayo de 2011

#114: Ordena primero tu casa según la ley de Dios

Familia chilena
Para cambiar al mundo antes hay que empezar por la propia casa. Tu testimonio tiene la fuerza de cambiar al mundo pero si tu casa está desordenada todo lo que construyas se vendrá abajo. Trabaja pues primero en ordenar tu casa según la ley de Dios.


Le preguntaron en una ocasión a la Madre Teresa de Calcutta:
"¿Qué hacemos para cambiar al mundo?"
A lo que ella contesto:
"Regresen a sus hogares y amen a sus familias."


La ley de Dios regula la relación del hombre con la divinidad, con sí mismo y con los demás.  El propósito de esta ley es la felicidad del hombre.  Una familia fiel a la ley de Dios recibe bendiciones abundantes, ya que Dios mismo se hospeda ahí donde encuentra hombres y mujeres de buena voluntad.


Triunfo de Josafat sobre Adad de Siria
La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que recoge los datos históricos del reinado de Josafat en Judá. La cita es 1 Reyes 22, 41-51. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedir que te ilumine, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Sin embargo, no desaparecieron los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo los lugares altos: el pueblo seguía ofreciendo sacrificios y quemando incienso en los lugares altos.


El rey Josafat vivió con rectitud pero distrajo su atención con guerras y empresas comerciales y no terminó con la idolatría en su territorio.  La Biblia describe su reinado desde la perspectiva divina.  Si bien él fue recto en su conducta, le faltó hacer uso de su autoridad para expulsar de su reinado las prácticas paganas.  No basta para Dios con ser bueno y permanecer indiferente ante los demás.  Cada uno ponga empeño en vivir y hacer vivir el cristianismo con el testimonio del amor.


2. Josafat construyó una flota mercante, para ir a Ofir en busca de oro; pero no pudo ir, porque la flota naufragó en Esión Guéber.


Que tus empresas sean las de Dios y tu ambición sea que todos los hombres den gloria a Dios empezando por los tuyos. No se puede amar a Dios y al dinero, así que prudencia y balance para construir sin descuidar a la familia. Mide bien el riesgo de tus empresas y no expongas a tu familia sin necesidad.


3. Entonces Ocozías, hijo de Ajab, dijo a Josafat: «Que mis servidores vayan con los tuyos en las naves». Pero Josafat no aceptó.


Cuídate de hacer tratos de cualquier tipo con un infiel, pues te hará sufrir injusticias pensando que tú obrarías de la misma manera en su lugar. No tiene más Dios que el dinero y solo piensa en su propio provecho.  Tú mejor celebra contratos con hombres rectos que teman a Dios.


Pidamos a la Sagrada Familia, que nos enseñe a formar hogares cristianos en donde los hijos crezcan en las virtudes, iluminados por la fe, y los padres se amen. Amén.

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