martes, 23 de noviembre de 2010

#53: El Sagrado Corazón de Dios


La Biblia te ofrece una oportunidad única de adentrarte en el corazón de Dios.  A través de la lectura de la Biblia vas conociendo qué le gusta a Dios y cómo le gusta que lo amen.  Igual que el esposo conoce a su esposa y puede demostrarle cariño de múltiples formas que se derivan de este conocimiento, así puedes hacer mucho cuando conoces a Dios para decirle: "Te amo por sobre todas las cosas."

En el libro del Deuteronomio, capítulo veintitrés, encontramos una lista larga de prescripciones que pretenden regular el comportamiento social.  En una primera lectura rápida parece como un código primitivo de reglas o leyes, sin embargo,  Dios no actúa en vano y si ha inspirado estas palabras es por algo.  


Antes de leer el siguiente extracto de prescripciones, has una breve pausa y pide la ayuda del Espíritu Santo a fin de que puedas entender mejor el mensaje que está entre líneas.  De hecho te recomiendo que lo hagas costumbre, siempre que leas la Biblia has antes una oración para pedir la iluminación de Dios Espíritu Santo.

Las personas excluidas de la comunidad de Israel
2 El que tenga los testículos mutilados o el pene cortado no será admitido en la asamblea del Señor.
3 El bastardo no será admitido no la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación.
4 El amonita y el moabita no serán jamás admitidos en la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación.
5 Porque ellos no se adelantaron para ofrecerles agua y alimento, cuando ustedes iban por el camino, a la salida de Egipto; y porque Moab contrató a Balaam, hijo de Beor, que era de Petor en Aram Naharaim, a fin de que te maldijera.
6 Pero el Señor, tu Dios, no quiso escuchar a Balaam, sino que cambió la maldición en bendición, sino que cambió la maldición en bendición, porque él te ama.
7 Por eso, mientras vivas, nunca busques su prosperidad y su bienestar.
8 En cambio, no consideres abominable al edomita, porque es tu hermano, ni tampoco al egipcio, porque tú fuiste huésped en su país.
9 A partir de la tercera generación, sus descendientes podrán ser admitidos en la asamblea del Señor.


¿Qué te dice Dios con estas prescripciones? ¿Qué descubres nuevo acerca de su corazón?


El cuerpo que Dios me ha dado está bendito y no tengo derecho a mutilarlo ni por dentro ni por fuera, es especialmente ofensivo a Dios el hecho de que una persona se haga a sí misma infértil, obstaculizando así los planes de Dios.  Una persona abierta a la vida es ante todo una persona abierta a Dios y por ende está más cerca de su Sagrado Corazón.


Los hijos que nacen dentro del matrimonio tienen una bendición y protección especial de Dios.  Hay que tener a los hijos de manera responsable; todo hijo tiene derecho a tener padre y madre y a ser concebido de forma natural dentro del matrimonio.


Las personas que ayudan a la Iglesia tienen la gratitud de Dios y serán cercanas a su corazón, porque Dios tiene un plan de salvación para la humanidad entera y aquellos que le ayuden con su proyecto ganarán su favor.  Por el contrario los que pretenden acabar con la Iglesia, debilitarla o calumniarla, están lejos de Dios y sus planes fracasarán y se voltearán en su contra.


Ayuda a tu prójimo como si estuvieras en deuda con él, porque Dios te ha hecho llegar su bendición a través de otras personas y ahora que tú puedes, te toca corresponder y dejar que Dios te utilice como instrumento para hacer llegar su ayuda.  La gratitud es lo que debes de sentir, gratitud por el privilegio de poder ayudar.


Aprende a amar a los extraños y a los enemigos y ten paciencia con las personas aún que tengas que esperar tres generaciones para que se acerquen a misa y te den la paz. Dios quiere la unión de la humanidad en torno a su corazón, así que frena tus críticas y busca algo positivo que decir y que hacer para contribuir con el ecumenismo que Dios desea.


Pidamos a la Santísima Virgen María que nos ayude a confiar en Dios y a ser valientes como ella que se expuso a morir apedreada y aún así aceptó ser la Madre de Dios.  ¿Acaso no te sientes en deuda con ella?


Dios te bendiga.


[1] Deut, 23,   2 - 9

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