domingo, 22 de mayo de 2011

#118: Estrategias de supervivencia

Soldados tratando de sobrevivir al frío invierno.
Cada uno de nosotros vela por su supervivencia, mientras tenga deseo de vivir.  El deseo de vivir es parte de nuestra esencia.  Aún y cuando alguien desee la muerte para sí mismo, en el fondo nadie desea dejar de existir.


Ante la muerte inminente el ser humano hace todo lo posible por sobrevivir.
  • Los soldados en batalla pelean o huyen. 
  • Los que sufren un accidente buscan auxilio.
  • Los enfermos buscan medicina y cuidados,
  • Los miserables buscan alimento y abrigo.
  • Los náufragos buscan mantenerse a flote.
  • Los que enfrentan el martirio se encomiendan a Dios.
Dios conoce mejor que nadie al ser humano, fruto de su Creación, y en la Sagrada Escritura podemos encontrar luces para sobrevivir santamente; esto es, sin morir a la gracia.


La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra la expedición militar de Jorám, rey de Israel, y sus dos aliados, contra Mesa, rey de Moab. La cita es 2 Reyes 3, 4-27. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Pero al morir Ajab, el rey de Moab se sublevó contra el rey de Israel.


La ambición de Mesa lo llevó a rechazar la autoridad del rey de Israel y a poner en peligro a su pueblo. La revolución es un camino de supervivencia esencialmente errado, porque utiliza la violencia como medio. La violencia y la injusticia que arrastra en su turbulencia engendran otros conflictos e inspiran a otros revolucionarios a la contrarrevolución. Así, un país puede pasar décadas en guerra civil de manera constante o intermitente y no conocer la paz. Tú mejor paga tus deudas y haz oración por tus gobernantes para que Dios les inspire caminos de prosperidad para todo el pueblo y la habilidad para implementarlos. Y si te invitan a gobernar hazlo con justicia, pues esta es la vocación del que tiene autoridad.


2. Abran zanjas y más zanjas en esta quebrada, porque así habla el Señor: Ustedes no verán viento ni verán lluvia, pero esta quebrada se llenará de agua, para que beban ustedes, su ganado y sus bestias de carga.


Los tres reyes y sus ejércitos enfrentaban después de 7 días marchando por el desierto el peligro de morir deshidratados. Josafat, rey de Judá, propuso consultar a Eliseo, profeta de Dios, y así conocieron lo que debían de hacer para salvarse. Cuando te encuentres en una situación desesperada, tú también acércate a Dios a través de sus pastores, o de forma directa en oración y quedarás confortado, y conocerás lo que debes de hacer para sobrevivir sin perder la vida de gracia.  La clave de sobrevivir es salvar todo tu ser: cuerpo y espíritu, hasta que Dios disponga que dejes aquí tu cuerpo y continúes en la vida eterna en espíritu, como Dios que es espíritu.


3. Entonces tomó a su hijo primogénito, el que debía reinar después de él, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla.


El rey de Moab resguardado tras la muralla, en el último lugar de su reino que quedaba sin conquistar por Joram, rey de Israel y sus aliados, se siente derrotado y teme perder lo que queda de su reino y su vida.  En ese momento de desesperación decide ofrecer a su primer hijo en holocausto al demonio que tiene por dios.   Pienso en las personas que con tal de sobrevivir o con tal de tener poder ofrecen su alma al padre de la mentira y hacen lo que Dios aborrece.  Tú no obres así, porque Dios bendice al alma fiel.


Pienso en las mujeres que se ven orilladas a cometer aborto.  El aborto no es la solución a tus problemas de supervivencia. Si Dios te manda un hijo Él te ayudará a que le puedas proveer lo que tu hijo necesite para nacer y recibir el Bautismo y los demás bienes que Dios le tiene asignados desde la eternidad. No te angusties por lo que tu hijo va a necesitar, ni te angusties por lo que tú vayas a sufrir. Tú mejor opta por la vida y Dios que es padre de la vida te bendecirá.


Pidamos a María Santísima, Auxilio de los cristianos, que nos auxilie y que nos lleve de la mano como hijos caminando siempre por el camino del Señor. Amén.

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