miércoles, 10 de noviembre de 2010

#40: Omnipresencia de Dios versus GPS

Los sistemas de posicionamiento global o GPS utilizan diferentes técnicas de triangulación de señales satelitales, señales de radio o microondas para estimar la posición de un objeto con una alta precisión.  Así una persona que lleva cargando un celular puede ser localizado.  Igualmente las empresas de transportes pueden colocar sistemas GPS a sus tractocamiones para conocer la ruta, las distancias y los tiempos de recorrido y de descanso que siguió un chofer durante su recorrido.

Hay sistemas de navegación que utilizan GPS para conocer tu ubicación y tienen una pantalla de tacto que permite indicar el destino del viaje.  Una vez que el sistema conoce el origen y el destino entonces puede devolver la ruta a seguir en cada segmento del viaje.

En las películas vemos soldados con sistemas de GPS que además monitorean los signos vitales y constantemente informan al cuartel general acerca del estado de salud del combatiente.  Así los comandantes pueden analizar diagramas, rutas, objetivos, imágenes infrarojas y las fuerzas de combate efectivas en cada momento del operativo para tomar decisiones tácticas como si estuvieran en medio de la acción.

Si juntamos todos estos sistemas y los que estén disponibles en el futuro, ninguno se podrá equiparar ni por mucho a la presencia de Dios en todas partes del universo, a su omnipresencia.  En la Sagrada Escritura leemos en el libro del Deuteronomio este pasaje en le primer capítulo:

La exhortación de Moisés a confiar en el Señor
29 Entonces yo les dije: «No se acobarden ni les tengan miedo.
30 El Señor, su Dios, que va delante de ustedes, combatirá por ustedes, como lo hizo en Egipto ante sus propios ojos.
31 Y también en el desierto. donde tú viste que el Señor, tu Dios, te conducía como un padre conduce a su hijo, a lo largo de todo el camino que recorriste hasta llegar a este lugar».
32 Y a pesar de todo, ustedes no tuvieron confianza en el Señor, su Dios.
33 Que los precedía durante la marcha para buscarles un lugar donde acampar; de noche en el fuego, mostrándose el camino que debían seguir, y de día en la nube.[1]



Dios Nuestro Señor, sabe en dónde estamos en cada momento de nuestra vida en la Tierra.  Conoce nuestros signos vitales, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros anhelos y sufrimientos.  Dios sabe más acerca de nosotros mismos de lo que incluso nosotros sabemos.  El sabe lo que hay en nuestro subconsciente, en nuestra fisiología, se sabe de memoria nuestra anatomía y toda nuestra genealogía desde nuestros padres y nuestros hermanos e hijos hasta todos nuestros ancestros, desde el principio de la historia de la humanidad.


No sólo eso que ya es mucho.  Dios sabe que necesitamos respirar, comer, calor, agua, trabajo, obras, amistades, protección, oración, meditación, interacción y sobre todo amor.  Dios es amor y nos ama a cada instante como no tenemos capacidad de corresponderle ni de agradecerle suficiente.  Por eso el pecado en el fondo como he escrito otras veces, el pecado en el fondo es ingratitud.  Es muy importante reconocer la presencia de Dios en cada momento, en las alegrías, en las dificultades, siempre.  Dios siempre está con nosotros y es el más interesado en nuestro bienestar, porque nos ama de forma perfecta.


Déjate llevar de la mano amorosa de Dios Padre, como un padre lleva de la mano a su pequeño hijo.  Si te sueltas vas a necesitar muchos sistemas de apoyo y ninguno, ni todos juntos, van a sustituir a Dios. Pídele a María que te enseñe a vivir con Jesucristo como ella vivió por más de treinta años: amándolo, conociéndolo y dialogando con Él.


Dios te bendiga.


[1] Deut,  1,  31-33

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