sábado, 11 de abril de 2015

#209: Pecar es mala onda.

Dios te llama siempre y a todas horas, dormido o despierto, para que abandones de una vez por todas la vida de pecado. El plan de Dios para ti, porque te ama,  es que te salves y goces del cielo en la vida eterna.


Todos somos pecadores, pero el cielo es sólo para los pecadores arrepentidos.


Pecar te condena a vivir la eternidad con los pecadores que no se arrepienten, pura raza mala onda.


Pecar te atrae las peores malas vibras.


Pecar te provoca karma malo e instantáneo.


Pecar es el yin que te quita el yang.


Pecar te maldice, así como el suicidio te mata.


Pecar es invitar al malo a vivir en tu cuerpo, como los hongos bajo las uñas o la caspa en la cabeza.


El pecado es como un virus malicioso en tu sistema operativo.


Pecar es como un mal chiste o mala broma en la que te ríes tú sólo de tus maldades.


Pecar es pecado aunque pongas changuitos.


Pecar es un acto de rebeldía que a Dios no le hace nada y a ti te perjudica, como grafitear tu propia casa, como escupir hacia arriba.


Pecar sin arrepentirte es como hacerte en los calzones y quedarte sucio y rosado.


Pecar te debilita tu autoestima hasta que la destruye.


Pecar públicamente te roba el honor.


Pecar en privado te roba el respeto de ti mismo.


Pecar te distorsiona los sentidos al punto de percibir como bueno lo que te lastima.


Pecar te inflama el ego, pero te enferma el alma y el cuerpo y te limita la capacidad afectiva.


Pecar te deprime.


Pecar te provoca soledad.


Pecar te lleva a las adicciones.


Pecar te lleva a la violencia, ya sea como espectáculo, cómo víctima o como victimario.


Pecar vacía de sentido el sufrimiento diario que todos sobrellevamos.


El pecado es un espejismo de felicidad.  Pecar te deja vacío y sediento.


Pecar lastima a las personas que te aman y te aprecian.


Pecar arrastra a tus seguidores a imitar tu conducta pecadora.


Pecador es tu verdadero signo zodiacal.


El hombre postmoderno tiene la misma naturaleza del pecador de antaño.


Querrás justificar tu pecado en público, pero esos argumentos no te servirán en tu juicio particular delante de Dios. Ya te veré rogando clemencia o avanzando con resignación hacia tu condenación eterna.


Mejor no te aferres a tus pecados que de mal consuelo te sirven. Mejor lee el siguiente Salmo y deja que Dios mismo te hable a tu corazón compungido.


SALMO 50
1 Salmo de Asaf.
El Dios de los dioses, el Señor,
habla para convocar a la tierra
desde la salida del sol hasta el ocaso.
2 Dios resplandece desde Sión,
que es el dechado de toda hermosura:
3 ya viene nuestro Dios, y no callará;
un fuego devorador lo precede,
la tempestad ruge a su alrededor.
4 El llama desde lo alto al cielo y a la tierra,
para entablar un juicio contra su pueblo:
5 «Reúnanme a mis amigos,
a los que sellaron mi alianza con un sacrificio».
6 ¡Que el cielo proclame su justicia,
porque Dios es el único Juez!
7 «Escucha, pueblo mío, yo te hablo;
Israel, voy a alegar contra ti:
yo soy el Señor, tu Dios.
8 No te acuso por tus sacrificios:
¡tus holocaustos están siempre en mi presencia!
9 Pero yo no necesito los novillos de tu casa
ni los cabritos de tus corrales.
10 Porque son mías todas las fieras de la selva,
y también el ganado de las montañas más altas.
11 Yo conozco los pájaros de los montes
y tengo ante mí todos los animales del campo.
12 Si tuviera hambre, no te diría,
porque es mío el mundo y todo lo que hay en él.
13 ¿Acaso voy a comer la carne de los toros
o a beber la sangre de los cabritos?
14 Ofrece al Señor un sacrificio de alabanza
y cumple tus votos al Altísimo;
15 invócame en los momentos de peligro:
yo te libraré, y tú me glorificarás».
16 Dios dice al malvado:
«¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
17 tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras?
18 Si ves a un ladrón, tratas de emularlo;
haces causa común con los adúlteros;
19 hablas mal sin ningún reparo
y tramas engaños con tu lengua;
20 te sientas a conversar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu propia madre.
21 Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara,
22 Entiendan bien esto, los que olvidan a Dios,
no sea que yo los destruya sin remedio.
23 El que ofrece sacrificios de alabanza
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino
le haré gustar la salvación de Dios».


Puntos de reflexión


1. Dios te convoca.


El cielo es la comunidad más grande de pecadores arrepentidos que goza plenamente de una vida feliz en la presencia de Dios y sin carencias.  Dios te llama a formar parte de esta comunidad salvada por Jesucristo en la cruz que murió por tus pecados.


2. Dios te juzga.

Así contemplo mi juicio particular delante de Jesucristo mi Juez, a un lado de la Virgen María, mi abogada. Jesucristo emite su sentencia: "Hijo, veo que fuiste pecador y sé que durante tu vida temporal te arrepentiste y enmendaste tu camino.  Sé que dejaste la vida de pecado y abrazaste la vida de caridad. Bien por ti."


3. Dios te salva.


Después del juicio viene la certeza de que no mereces el cielo, pero que gracias al gran amor que Dios te tiene y a su infinita capacidad de perdonarte, las puertas del cielo se abren para ti, pecador arrepentido.


Petición final.


Te ruego Madre Santísima, Virgen clemente, perdóname tú también por mis pecados, quiero ser un buen hijo tuyo y que te sientas complacida conmigo, alcánzame la gracia de la determinación y la fortaleza para procurar la gracia de los Sacramentos que tanto bien le hacen a mi alma. Aleja de mí la pereza y la vergüenza, ayúdame a reconocer humildemente lo necesitado que estoy realmente de Dios y ruega por mi perseverancia en la unión con el Sagrado Corazón de Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador. Amén.


Aclaraciones:


Estimado lector, utilicé a propósito en esta reflexión palabras de actualidad que describen la verdad de manera distorsionada, pero que no obstante guardan semillas de la Verdad y que son útiles para transmitir este mensaje de conversión al público en general, de una manera asequible para la sociedad de mi tiempo.  Estos conceptos esotéricos no son parte de mi vida espiritual ni me adhiero a ninguna doctrina esotérica.