domingo, 28 de noviembre de 2010

#58: La casa de naipes

A veces hacemos lo correcto por las razones equivocadas, si este es el caso, tenemos que aprender a purificar nuestras intenciones, si no lo hacemos, todo lo que construyamos será como una casa de naipes que cae con facilidad.  Algunas de estas razones equivocadas pueden ser por ejemplo: para tener más amigos, para ocupar puestos de responsabilidad y liderazgo, para tener buena reputación, para conservar un trabajo, o para evitarnos problemas.

La relación con Dios debe ser una relación de amor que nos impulsa y que purifica nuestras intenciones.  La voluntad de hacer lo correcto nacerá de nuestro amor a Dios y aún que pequemos estaremos siempre con la mejor disposición de levantarnos y retomar el camino.  Ya que Dios no cambia, entonces podremos perseverar en nuestro propósito siempre con su gracia.

En la Sagrada Escritura hay un pasaje en el que Moisés reflexiona sobre su edad avanzada y las posibles consecuencias de su muerte.  La lectura de hoy está tomada del libro del Deuteronomio, antes de avanzar hagamos una pausa para ponernos en presencia de Dios y pedir luz al Espíritu Santo.

La Ley junto al Arca de la Alianza
24 Cuando Moisés terminó de fijar por escrito las palabras de esta Ley.
25 ordenó a los levitas encargados de transportar el Arca de la Alianza del Señor:
26 «Tomen este Libro y pónganlo junto al Arca de la Alianza del Señor, su Dios. Que esté presente allí como un testigo contra ti.
27 Porque yo conozco muy bien tu rebeldía y tu obstinación. Y si ahora que estoy todavía con ustedes, son tan rebeldes al Señor, ¡cuánto más lo serán después de mi muerte!
28 Reúneme aquí a todos los ancianos de sus tribus y a sus escribas, para que pueda transmitirles todas estas palabras y para poner el cielo y al tierra como testigos contra ellos.
29 Porque estoy seguro de que cuando yo muera, ustedes se van a pervertir y se van a desviar del camino que les he trazado. Y en el futuro les van a suceder muchas desgracias por haber obrado mal a los ojos del Señor, su Dios, y por haberlo irritado con sus malas obras».
30 Entonces Moisés recitó hasta el final las palabras de este poema, en presencia de toda la comunidad de Israel.[1]

Puntos de reflexión personal:

  1. El estándar para calibrar la bondad de nuestros actos es la Palabra de Dios.  
  2. Nuestro comportamiento debe de ser íntegro, igual si convivimos con sacerdotes y monjas que si estamos con amigos, siempre dando testimonio del amor que vive en nuestro corazón.
  3. Para perseverar es indispensable amar a Dios por sobre todas las cosas.


Pidamos a la Santísima Virgen María que nos enseñe a purificar nuestras intenciones para que nuestro corazón y nuestros actos no estén cambiantes como el viento sino cimentados en la roca de Cristo.

Gracias por hacer esta reflexión conmigo. Aquí se te aprecia y se te ama en Jesucristo. Tú eres el motivo de mi blog. Que Dios te bendiga.

[1] Deut, 31,  24 - 30

2 comentarios:

  1. Tienes mucha razón! DEfinitivamente hay que pedir a nuestra Madre Santísima que purifique nuestras intenciones, cuyo único m´vil debe ser el amor a Dios
    Gracias por tu blog
    Un abrazo en Cristo

    Grisel

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  2. Gracias por tu comentario Grisel. Que Dios te bendiga.

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