miércoles, 26 de diciembre de 2012

#180: El acto de arrepentirse.


Me entristece y me avergüenza mi pecado porque estoy desnudo ante la omnipresencia de Dios. No hay mejores palabras que las del Salmista para expresar lo que siento.

El siguiente Salmo se reza todos los viernes en la Liturgia de las Horas de la Iglesia. A mí me gusta rezarlo de rodillas.

3 ¡Ten piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
4 ¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!
5 Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
6 Contra ti, contra ti solo pequé
e hice lo que es malo a tus ojos.
Por eso, será justa tu sentencia
y tu juicio será irreprochable;
7 yo soy culpable desde que nací;
pecador me concibió mi madre.
8 Tú amas la sinceridad del corazón
y me enseñas la sabiduría en mi interior.
9 Purifícame con el hisopo y quedaré limpio;
lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
10 Anúnciame el gozo y la alegría:
que se alegren los huesos quebrantados.
11 Aparta tu vista de mis pecados
y borra todas mis culpas.
12 Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
13 No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
14 Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
15 yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
16 ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!
17 Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.
18 Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
19 mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.
20 Trata bien a Sión por tu bondad;
reconstruye los muros de Jerusalén,
21 Entonces aceptarás los sacrificios rituales
–las oblaciones y los holocaustos–
y se ofrecerán novillos en tu altar.
(SALMO 51 3,21)

Esta reflexión está basada en el capítulo 50 del libro del profeta Jeremías. Te recomiendo, si no lo has hecho aún, que invites al Espíritu Santo a que te acompañe en esta reflexion: “¡Ven Espíritu Santo!”

Puntos de Reflexión

1. La pena temporal

En aquellos días y en aquel tiempo –oráculo del Señor– vendrán los hijos de Israel, junto con los hijos de Judá; irán llorando mientras caminan y buscarán al Señor, su Dios. (Jer. 50,4)

Mira que el pecado tiene consecuencias para ti y para tu familia. No te quedes cómodo en tu pecado, regresa hoy mismo al camino para salvarte de mayores sufrimientos.

2. El propósito de enmienda

Preguntarán por el camino de Sión, con el rostro vuelto hacia ella: «¡Vengan, unámonos al Señor en una alianza eterna, inolvidable!». (Jer. 50,5)

Si no sabes el camino pregunta. Si ya lo conoces no lo pierdas de vista. ¡Cuidado!, porque hay muchas atracciones, muchos caminos vacíos de sentido. Renuncia a lo que te aleja de Dios y tendrás un dividendo eterno.

3. El testimonio

Ovejas perdidas, eso era mi pueblo: sus pastores las extraviaban, las hacían rondar por las montañas; iban de montaña en colina, olvidándose de su redil. (Jer. 50,6)

Mira que nos salvamos en rebaño. Tú también eres pastor de tu prójimo. Tu ejemplo arrastra para bien o para mal. Mejor vive y enseña a vivir la caridad y te rodearás así de la bondad de Dios.

Petición Final

Madre Santa, Virgen pura, ¿qué me queda para ofrecerte después de tantas batallas perdidas? Sólo tengo mi alma maltratada por tantas faltas y una fe muy pequeña, más pequeña que una semilla de mostaza. Tómame con tu mano segura y guía mis pasos, cubre mi desnudez con tu manto y acompáñame en la presencia de tu Hijo, pues no soy más que un pecador que no merezco al divino y dulce huésped del alma. Enséñame a decir bien mis pecados al confesor, para que con su bendición quede yo limpio y sin mácula. Te lo pido por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor y Salvador. Amén.

Oración después de la Eucaristía

Señor Jesús, que este alimento no sea para mí causa de muerte sino de vida, que me fortalezca y me mantenga unido a ti. No permitas que me separe de ti. Gloria al Padre…

martes, 11 de diciembre de 2012

#179: ¡Benditos los que hacen apostolado!


Te propongo para la reflexión de hoy la siguiente:

Lista de Antónimos

Mundo                Reino de Dios
Avaricia                Generosidad con el prójimo
Poder                    Sumisión a Dios
Negligencia         Aplicación al apostolado
Rebeldía               Amistad y alianza con Dios
Desprecio             Estimación por la religión
Orgullo                  Modestia y naturalidad
Altanería               Mansedumbre
Arrogancia            Sencillez
Altivez                   Humildad
Petulancia            Llaneza
Obras vanas         Frutos
Inconsistencia    Fortaleza
Idolatría               Moderación
Ostentación         Austeridad
Maldito                 Bendito

Los auténticos seguidores de Cristo viven según la segunda columna de la lista, con los valores y virtudes del Reino de Dios; los demás viven en mayor o menor medida con los valores y vicios del mundo. Te pido que repases la lista y te preguntes a ti mismo: 
  1. ¿Cuáles son mis valores y virtudes?
  2. ¿Cuáles deben de ser?


Esta lista de valores y vicios del mundo la extraje del capítulo 48 del libro del profeta Jeremías. El antónimo de cada cosa lo puse yo o lo investigué si no sabía. En este capítulo se profetiza la destrucción de la región de Moab, ya que sus habitantes viven según el mundo y no como Dios quiere.

Antes de seguir adelante te recomiendo hacer una pausa en la lectura para pedir al Espíritu Santo que te ilumine; basta decir: “Ven Espíritu Santo.”

Puntos de reflexión

1. ¡Cuidado con el espejismo de las riquezas!

Por haber confiado en tus obras y en tus tesoros, también tú serás capturado. Quemós irá hacia el destierro, con sus sacerdotes y sus príncipes. (Jer. 48,7)

El boleto de entrada al cielo se compra con tesoros espirituales:
  • obras de misericordia, 
  • obras de apostolado y
  • actos de piedad. 

¿Cuánto tienes para el boleto?

2. Bendito el que hace la voluntad de Dios.

¡Maldito el que ejecuta con negligencia el trabajo del Señor! ¡Maldito el que aparta su espada de la sangre! (Jer. 48,10)

El mismo juicio se da en este versículo para el negligente y para el homicida; ambos están malditos ante Dios. 

Si no tienes apostolado aún no te angusties, confía siempre en la misericordia de Dios, pero aplícate mientras todavía vives en el tiempo y cámbiate al rebaño de los benditos. 

Cristo te invita con estas palabras que dirige a los que hacen obras de misericordia: "Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,” (Mt. 25,34)

3. La soberbia es un lastre y un yugo, que estorba al apóstol, ¿de qué te glorías si nada bueno puedes hacer sin Dios?

 Yo conozco su petulancia –oráculo del Señor– sus vanas habladurías, sus obras inconsistentes. (Jer. 48,30)

Pon tu vista en Dios y date cuenta cuán ínfimo eres a lado de Dios. Hay una distancia infinita entre la importancia de Dios y la tuya, mucho más grande que tu relativa importancia y la de tu prójimo menos favorecido. Así que no hay razón para que te sientas superior a nadie, ni para que los trates como inferiores a ti. Mejor ponte listo y trátalos con humildad y caridad porque te precederán en el cielo aquellos que tú hoy consideras inferiores y servidores tuyos.

Petición final

Te pido Madre Santísima, Reina de los apóstoles, el desprendimiento suficiente de las cosas y la visión clara de mi realidad humana como Dios la ve. Dame la encomienda de hoy y ruega por mí, para que yo la cumpla con prestancia. Si en algo me he de distinguir, que sea en el servicio a Dios y a mí prójimo, pero mejor que yo pase desapercibido, porque la paga de Dios es mejor que la recompensa que me pudiera dar cualquiera de mis hermanos. Esto te lo pido en el nombre de Jesucristo tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador. Amén.

martes, 4 de diciembre de 2012

#178: Cuando todo falla.


Dios se compadece de ti. El reconoce su paternidad sobre ti y es un Padre verdaderamente bueno.

Aunque estés en graves aprietos y sientas tu ánimo desfallecer, Dios ya sabe cómo ayudarte. El puede enmendar tu vida y volverla al camino de la plenitud. Tú sólo tienes que dejarte guiar por Dios.

Cómo un niño pequeño caminando con su Padre:

- Déjate llevar de la mano de Dios;
- Dile que quieres montarte en sus hombros,
- Y pescarte de sus cabellos.
- Si estás cansado no abandones el camino,
- Encomiéndate a Dios y
- Deja que te lleve en brazos mientras descansas,
- Así nada ni nadie te podrán dañar.

La siguiente reflexión está basada en el capítulo 42 del libro del profeta Jeremías. Te recomiendo hacer una oración para pedir la luz del Espíritu Santo, antes de seguir adelante.

Puntos de reflexión

1. Pide ayuda espiritual

Que el Señor, tu Dios, nos indique el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer» (Jer. 42,3)

Un ciego no puede guiar a otro ciego. Necesitas claridad, la claridad que tienen los santos, para discernir lo mejor para tu vida.

2. Permanece fiel a Dios

Si ustedes permanecen en este país, yo los edificaré y no los demoleré, los plantaré y no los arrancaré, porque me arrepiento del mal que les hice. (Jer. 42,10)

Dios es tu mejor protección y seguridad. Si te alejas del camino, pronto todo el bosque te parecerá tenebroso y peligroso. Permanece fiel a Dios para que vivas en paz.

3. Construye tu casa en el Reino de Dios

Yo haré que ustedes encuentren compasión, y él se compadecerá de ustedes y los dejará habitar en el país. (Jer. 42,12)

El Reino de Dios es eterno y tu morada en este lugar es indestructible. Como dice el catecismo para niños: “un lugar de felicidad que nunca se acaba.”

Petición final

Virgencita morena, Niñita mía la más bella, compadécete de mis afanes y de mis cansancios, y ruega por mí para que halle pronto el descanso a mis penas. Tú tienes a tu Hijo que te oye y las palabras bonitas para pedir lo mejor que me conviene. Te lo pido por Cristo Rey, que vive contigo en el cielo y gobierna a toda su creación.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Agradezco a mi ángel de la guarda que me inspiró esta bella reflexión.

martes, 27 de noviembre de 2012

#177: Preparación para el juicio particular.


Cuando mueras te encontrarás con Dios y recibirás un abrazo amoroso de tu Padre celestial. Sin importar lo bueno o malo que hayas sido en tu vida tendrás un momento para contemplar la verdad y experimentar la misericordia y el amor de Dios sin restricciones. 

Después comenzará tu juicio particular y podrás conocer con el libro de tu vida un panorama completo y detallado de tu vida como Dios la ve. Comenzará tu libro con páginas llenas de luz pues tu vida comenzó en amistad con Dios, después en la adolescencia comenzarán las páginas obscuras y a medida que avanzas cada vez más negras. 

Esta fue la época en la que negaste a Dios, lo sacaste de tu vida, lo cambiaste por unas monedas, unos instantes de placer o una mentira. 

Habrá también páginas llenas de luz en los días en los que recibiste los sacramentos. 

Conocerás a fondo las afortunadas consecuencias del bien que hiciste pero también el sufrimiento que continuó por el bien que dejaste de hacer.

El acusador hablará primero, hará una presentación integral de todos los bienes y todos los talentos que recibiste en tu vida y los contrastará con tu infidelidad, tu ingratitud y tus pocos frutos. “No merece el cielo”, dirá.

Después Jesucristo hablará en tu defensa. "Pero es mi hijo y mi hermano, lo amé desde el principio, antes de que él existiera ya lo amaba y morí por él en la cruz; además  cuando tuve frío me vistió, cuando tuve hambre me alimentó, cuando tuve sed me dio de beber, y  me recibió en su casa cuando no tuve dónde quedarme a dormir; y me visitó cuando estuve enfermo y preso."

La virgen María será tu testigo estelar. “Este niñito rezaba y yo recogía sus peticiones y se las presentaba a mi Hijo. Sí merece el cielo por los méritos de mi Hijo y la bondad del Padre eterno.”

Los santos que presenciarán tu juicio aplaudirán, echarán porras y estarán jubilosos, pues mucho han rezado por tu salvación y ahora estás a punto de entrar a la gloria. Sólo falta el dictamen favorable del Juez.

Esta reflexión está basada en el capítulo 39 del libro del profeta Jeremías. Haz una pausa en la lectura y encomiéndate al Espíritu Santo antes de continuar. Basta decir: “Ven Espíritu Santo, ilumíname.”

Puntos de reflexión

1. No hay escapatoria del juicio particular.

Al ver esto, Sedecías, rey de Judá, y todos los hombres de guerra huyeron de la ciudad, saliendo de noche por el camino del jardín del rey, por la puerta entre las dos murallas, y tomaron el camino de la Arabá. Las tropas de los caldeos los persiguieron, y alcanzaron a Sedecías en las estepas de Jericó. Lo apresaron y lo hicieron subir a Riblá, en el país de Jamat, ante Nabucodonosor, rey de Babilonia, y este dictó sentencia contra él. (Jer. 39,4-5)

2. Llegarás al juicio sin posesiones materiales.

Nebuzaradán, comandante de la guardia, deportó a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado a él, y al resto de los artesanos. Sólo a los más pobres entre el pueblo, a los que no poseían nada, Nebuzaradán, comandante de la guardia, los dejó en el país de Judá, asignándoles en aquel día viñas y terrenos. (Jer. 39,10)

El estado de tu alma será visible para todos los seres celestiales. No tendrás oportunidad de cubrirte ni de disimular con hipocresía. Tu único vestido será la gracia santificante.

3. Jesucristo será tu única esperanza.

Pero yo te libraré en aquel día –oráculo del Señor– y tú no serás entregado en las manos de los hombres que temes.  Porque ciertamente yo te dejaré escapar, y no caerás bajo la espada; tu vida será para ti un botín, porque has confiado en mí –oráculo del Señor–. (Jer. 39,17-18)

Letrilla de consagración a Dios.

Te doy mi vida.
Ven y mora aquí.
Vierte tu gracia,
Sobre mí alma.
Ilumíname,
Y  transfórmame;
No permitas más,
Que me separe,
De tu Corazón.

Oraciones finales

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

María, abogada nuestra, ruega por nosotros.

martes, 13 de noviembre de 2012

#176: Desde el púlpito.


Me suele pasar, cuando llego con tiempo al Santuario de Fátima antes de que empiece la misa, que alguien me pide que lea una de las lecturas. Yo digo que sí y me preparo, leyendo en silencio la lectura en el misal.

Conviene tener en cuenta los siguientes puntos para hacer una buena lectura desde el púlpito:

  1. Estar atento al desarrollo de la misa para subir a tiempo a leer.
  2. Comportarse con sumo decoro y respeto alrededor del altar pues es un lugar sagrado.
  3. Hacer una pausa para respirar antes de comenzar a leer y encomendarse a Dios como instrumento de Él.
  4. Colócate a buena distancia del micrófono para que te puedan oír, y que a la vez, el micrófono no te estorbe en la lectura.
  5. Omitir la sección de la liturgia que se va a leer, en otras palabras, no hace falta decir: “Primera lectura”, “Salmo responsorial”, o “Segunda lectura”.
  6. Menciona la fuente del texto de la lectura. Por ejemplo: “lectura del libro del profeta Jeremías.”
  7. Leer cada versículo de forma pausada y clara, entonando según el tipo de enunciado. Puedes poner un poco más de énfasis cuando lees palabras que alguien dijo y un poco menos de énfasis cuando la lectura es una narración, pero sin dramatizar demasiado, pues no es un cuento lo que lees, sino Palabra de Dios.
  8. Si la lectura está en dos páginas trata de leer el comienzo de la siguiente página sin hacer pausa entre las hojas, sobre todo si el enunciado no terminó en la primera página. Esto para evitar confusión entre los oyentes.
  9. Reduce tus movimientos al mínimo para que la atención de la audiencia recaiga lo más posible en la Palabra de Dios y lo menos en tu persona.
  10. Respeta la puntuación leyendo de corrido hasta la próxima coma o punto y haciendo una muy breve pausa entre párrafos.
  11. Al finalizar la lectura alza la vista y exclama: “Palabra de Dios” para que la audiencia responda: “Te alabamos Señor.”
  12. Retírate del altar de la misma forma que llegaste, sin distraer la atención de lo que sigue.



La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una orden que dio el profeta Jeremías al escriba Baruc. La cita es Jeremías 36, 4-18. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.

Puntos de reflexión.

1. Primero a misa.

Por eso irás tú, y leerás las palabras del Señor en el rollo que has escrito bajo mi dictado. Lo harás a oídos del pueblo, en la Casa del Señor, en el día del ayuno; y que lo oigan también todos los hombres de Judá que vengan de sus ciudades. (Jer. 36,6)

El domingo es para ir a misa, rezar, reflexionar la Palabra de Dios y si sobra tiempo para pasear y descansar en familia. Este orden de prioridades es importante porque no hay descanso para el alma sin los Sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía. Si el alma está inquieta el cuerpo no descansa bien tampoco.

2. Pide por la conversión de nosotros los pecadores.

Tal vez su plegaria llegue hasta el Señor, y se vuelva cada uno de su mal camino. Porque es grande la ira y el furor con que el Señor ha amenazado a este pueblo». (Jer. 36,7)

Aprende a rezar en plural, pues lo mismo que tú necesitas, muchos otros también lo necesitan. Así ensanchas tu corazón y creces en solidaridad para con el prójimo.

3. Guarda el ayuno eucarístico.

El quinto año de Joaquím, hijo de Josías, en el noveno mes, se convocó para un ayuno del Señor a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que llegaba de las ciudades de Judá a Jerusalén. (Jer. 36,9)

Una hora antes de comulgar no pruebes comida ni bebida, así guardarás el ayuno eucarístico y podrás comulgar si estás libre de pecado mortal. Sí puedes tomar agua y medicinas en caso necesario. (Ver Código de Derecho Canónico N° 919 § 1)

Petición final

Te pedimos María Santísima, que nos enseñes a interceder por nuestros hermanos a través de la oración, a fin de que obteniendo las gracias para todos por la bondad de Dios Padre, podamos gozarnos con ellos de las bendiciones recibidas y alabarlo juntos en la asamblea eucarística. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador. Amén.

viernes, 9 de noviembre de 2012

#175: Hoy me has traído a tu casa Señor †


     Hoy me has traído a tu casa Señor
  †Y te me has dado a ti mismo como alimento.
     He compartido tu mesa porque soy uno de los tuyos,
     Un hombre de Dios, como mi padre y mi abuelo antes lo fueron.
     Temprano escuche tú llamado y temprano, aunque no suficientemente temprano,
     Aprendí la lección.
     Tú no te has cansado de llamarme.
     Ni pierdes la esperanza que yo te escuche.
     Yo pronto me perdí en el ruido y equivoqué el camino.
     Pero tan pronto guardé silencio te encontré de nuevo.
     Pues tú siempre estás a la distancia de una genuflexión.
     Oigo tu llamado y te respondo con mis lágrimas.
     Pues no hay palabras para el amor y la gratitud que siento.
     Indigno en tu presencia.


Esta oración me la inspiró Dios después de reflexionar el capítulo 35 del libro de Jeremías. Antes de continuar con los puntos de reflexión te invito a decir conmigo: "¡Ven Espíritu Santo!"

Puntos de reflexión

1. Lleva a tus vecinos a misa.

«Ve al clan de los recabitas y habla con ellos; llévalos a la Casa del Señor, a una de las salas, y dales a beber vino». (Jer. 35,2)

Sal a misionar. Invita a tus vecinos, a tus amigos, a tus familiares, a tus colegas. Organiza un evento especial y sal a invitarlos. Ten la certeza de que Dios ya se te adelantó. Él ya los está llamando, tú tan solo vas a confirmar la respuesta de ellos.

2. Recomiéndales un buen pastor.

Los llevé a la Casa del Señor, a la sala de los hijos de Janán, hijo de Igdalías, hombre de Dios, la que estaba al lado de la sala de los jefes, encima de la sala de Maasías, hijo de Salúm, guardián del umbral. (Jer. 35,4)

Mira que algunas personas pueden tener la buena intención de seguir a Dios, pero la guía de un ciego espiritual. Entonces busca un hombre de Dios, santo y fiel a la Iglesia, que los guíe por el buen camino. Sírvete de un buen confesor, un buen catequista, un buen autor, y la autobiografía de un santo.

Enseña a las personas las oraciones y los cantos que a ti te han ayudado. De ser posible reza con ellos el Santo Rosario. Desde luego aprovecha también todos los medios modernos y santos como las películas y las páginas católicas en Internet.

3. La virtud de la constancia.

Les envié incansablemente a todos mis servidores los profetas, para decirles: Vuelvan de su mal camino, enmienden sus acciones, no vayan detrás de otros dioses para servirlos, y entonces habitarán en el suelo que yo les he dado, a ustedes y a sus padres. ¡Pero ustedes no han inclinado el oído ni me han escuchado! (Jer. 35,15)

La constancia no brota de tu fuerza de voluntad, sino como respuesta de tu corazón al incansable llamado que Dios te hace a seguirlo. Si guardas silencio escucharás su amoroso llamado y serás constante en tu respuesta.


Canto y petición final

Ave, ave, ave María, 
Ave, ave, ave María.

Vuelve Madre tu rostro hacia tus hijos y cúbrenos con tu manto; muéstranos tu sonrisa y permítenos el consuelo de tus amorosas palabras que proclaman a tu Hijo Jesucristo, Nuestro Rey y Señor; a fin de que confirmados en la fe, salgamos hoy a misionar con alegría cristiana. Te lo pedimos por la bondad de Dios y por tu mismo Hijo Jesús que goza contigo por los siglos de los siglos. Amén.

Ave, ave, ave María, 
Ave, ave, ave María.




miércoles, 7 de noviembre de 2012

#174: ¿En qué consiste la Nueva Alianza?


La primera alianza entre Dios y el pueblo elegido fue rota por el pueblo. Dios les había ofrecido libertad y prosperidad a cambio de fidelidad a su Persona y a su Ley, pero el pueblo pronto cambio a Dios por ídolos y abandonó la Ley. 

Esta ruptura le trajo a la humanidad incontables males:
  • Guerra,
  • Esclavitud,
  • Idolatría, y mucho
  • Sufrimiento físico y moral.

La Nueva Alianza es irrompible porque el trato está sellado por Cristo (verdadero Dios y verdadero hombre) en representación de toda la humanidad y su Padre. Cristo no romperá sus promesas ni tampoco el Padre.

Gracias a esta Nueva Alianza podemos gozar gratuitamente de estos beneficios:
  1. El Reino de Dios
  2. El Espíritu Santo y
  3. La Iglesia

Esta reflexión está basada en el capítulo 31 del libro del profeta Jeremías, el cual es rico en contenido, por lo que recomiendo mucho su lectura completa, si tienes oportunidad.  Antes de seguir adelante te invito a decir conmigo: “¡Ven Espíritu Santo!”

Puntos de reflexión

1. Llénate del Espíritu Santo

Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel y Efraím es mi primogénito. (Jer. 31,9)

El Espíritu Santo viene a ti por medio de los Sacramentos y se queda a morar dentro de ti si permaneces en gracia de Dios. Este Santo huésped del alma te brinda gran consuelo y claridad para vivir la vida con actitud y eficacia cristianas.

2. Medita los dones y luces que has recibido

Levanta para ti mojones, colócate señales, fíjate bien en el sendero, en el camino que has recorrido. ¡Vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades!

Da gracias al Señor por tantas bendiciones y tanto cuidado que ha tenido para pastorearte y mantenerte dentro de su rebaño. Afuera del corral siempre habrá cosas que te quieran seducir y te dejarás arrastrar si dejas de meditar en los dones recibidos. Así que cuida el tesoro que tienes en el templo de tu alma. No lo cambies por ninguna criatura.

3. La fe se siente en el corazón.

Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días –oráculo del Señor–: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. (Jer. 31,33)

La mujer embarazada no tiene que ver a su bebé para creer que existe. Ella lo siente, lo percibe moviéndose dentro de ella. Así el Espíritu Santo se manifiesta dentro del alma que habita y la persona que lo porta sabe que lo tiene.

Dios está escrito en mi corazón con palabras escritas con el lenguaje del amor, por lo tanto, la mejor manera de manifestártelo querido lector es amándote.

Petición final

Te pedimos María Santísima que nos enseñes a valorar en toda su dimensión eterna los beneficios alcanzados para nosotros por tu Hijo Jesucristo con su pasión, muerte y resurrección, a fin de que contemplando tanto amor sepamos corresponder con nuestras vidas en gratitud y oblación. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo que habita en nosotros. Amén.

lunes, 5 de noviembre de 2012

#173: Fiel a la verdad.


Escucharás soluciones de corto plazo para tus tribulaciones pero si te dejas guiar por el Espíritu Santo sabrás que esas soluciones tienen un costo muy alto que no vale la pena pagar.  El costo de estas soluciones es tu amistad con Dios. 

Los términos son éstos: renuncia a tu amistad con Dios y dejarás de sufrir aquello que hoy te aqueja en tu vida. No hagas caso. Mejor sigue sufriendo con paciencia un poco más, para tener asegurada tú recompensa eterna en el cielo. 

Deja que tu cruz te purifique y que la gracia de Dios te santifique. Si reemplazas tu cruz por una solución humana suspenderás tu santificación y podrás caer en rebeldía y retroceso espiritual. Con ello sufrirás más que antes, pues tendrás sufrimiento moral y buscarás escapes para adormecer a tu conciencia, hasta que un día te encontrarás enfermo, no sólo del alma sino también del cuerpo.

Esta reflexión está basada en el capítulo 28 del libro del profeta Jeremías.  Antes de seguir adelante te invito a decir conmigo: “¡Ven Espíritu Santo!”

Puntos de reflexión

1. Cuidado con los falsos profetas.

El profeta Ananías tomó la barra que estaba sobre el cuello de Jeremías y la quebró. Luego dijo, en presencia de todo el pueblo: «Así habla el Señor: De esta misma manera, dentro de dos años, yo quebraré el yugo de Nabucodonosor, rey de Babilonia, que está encima del cuello de todas las naciones». Y el profeta Jeremías se fue por su camino. (Jer. 28, 10-11)

Los falsos profetas eliminan el yugo y la cruz de su predicación, porque el yugo y la cruz son la escalera al cielo, pero ellos están inspirados por el padre de la mentira, quien no vive en el cielo.

2. Hace falta aprender a escuchar.

El profeta Jeremías dijo al profeta Ananías: «¡Escucha bien, Ananías! El Señor no te ha enviado, y tú has infundido confianza a este pueblo valiéndote de una mentira. (Jer. 28,15)

Para ser fiel a la verdad hace falta aprender a escuchar a Dios. Dios habla hoy todos los días a través de su Palabra en la Biblia, la Eucaristía y la boca de sus testigos. Dios habla a través del orden que observamos en el universo y los signos de los tiempos.

Dios pone una semilla de amor en sus hijos. La semilla crece en el silencio, el recogimiento y la oración. Dios luego cosecha frutos muy variados y admirables.

3. La planta seca no da fruto y se muere.

Por eso, así habla el Señor: Yo te enviaré lejos de la superficie del suelo: este año morirás, porque has predicado la rebelión contra el Señor». (Jer. 28,16)

Aprende a dominar tu boca para que tus palabras no sean motivo de escándalo, ni confusión, ni incitación a la rebeldía. Todo lo que te aqueja velo primero con Dios y aún así ten cuidado de no mostrar ingratitud ni altanería. Imita la oración de Jesús en el huerto de los olivos. «Abba –Padre– todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Mc. 14,36)

Petición final

Madre del cielo, Virgen amada, anúncianos a tu Hijo y danos la claridad para distinguir entre la verdad y la mentira. Pon en nuestros corazones un compás que apunte al cielo y así podremos siempre encontrar el rumbo que nos lleve a descansar en el corazón de Dios. Esto te lo pedimos por tu intercesión y por la bondad de Dios, en el nombre de Jesucristo Nuestro Señor y Salvador. Amén.

martes, 30 de octubre de 2012

#172: Sobre Tu Trato Para con los Profetas de Dios


Cada generación de hombres y mujeres nace sin memoria de lo que aprendieron sus antepasados, y por eso es preciso que alguien les enseñe el camino al cielo. Dios lo sabe y siempre envía agentes de pastoral entre nosotros para que evangelicen a cada nueva generación.

A nosotros nos toca:
  • Escuchar su predicación,
  • Convertirnos de corazón y
  • Hacer el bien.


La predicación de los agentes de pastoral de la Iglesia es buena noticia, y podemos reconocerlos como verdaderos profetas si obedecen a Dios y hablan con su Palabra, y nos explican el Catecismo de la Iglesia sin alterarlo.

En muchas regiones del mundo, en donde hay persecución religiosa, los agentes de pastoral corren serio peligro de cuerpo y de alma.  Cada uno de nosotros puede contribuir a protegerlos:
  • De la muerte,
  • De la tentación y,
  • Del mal gobierno.

Con nuestras oraciones y ayuda material.

Que nuestro trato para con ellos y ellas sea con bondad y justicia, y nunca pretendamos que sean uno más de nosotros, más bien, nosotros mejorar nuestra conducta para parecernos más a ellos.

Esta reflexión está basada en el capítulo 26 del libro del profeta Jeremías; antes de continuar te invito a decir conmigo: “Ven Espíritu Santo.”

Puntos de Reflexión

   1. No podemos seguir igual después de escucharles.

Tal vez escuchen y se conviertan de su mal camino; entonces yo me arrepentiré del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus acciones. (Jer. 26,3)

   2. Convertirse significa modificar la propia conducta

 Y ahora, enmienden su conducta y sus acciones, y escuchen la voz del Señor, su Dios, y el Señor se arrepentirá del mal con que los ha amenazado. (Jer. 26, 13)

   3. El profeta es un don de Dios para nosotros.

En cuanto a mí, hagan conmigo lo que les parezca bueno y justo. (Jer. 26,14)

Demos gracias a Dios por el don de las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.  Ellos y ellas son nuestros hermanos que han entregado sus vidas para ser Cristo entre nosotros. Ellos y ellas merecen todo nuestro respeto y ayuda. Sabemos que Dios se vale de los más pequeños para manifestar su gloria y sabemos también que “cualquiera que dé a beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa(Mt. 10,42)

Petición Final

María, Reina de los Confesores, enséñanos a tratar con la debida bondad y justicia a todos tus hijos, en especial a quienes han respondido al llamado a la virginidad perpetua por el Reino de Cristo. Ruega, Madre Santísima, para que sepamos escuchar con atención a sus exhortaciones y nos convirtamos de corazón, también nosotros, en discípulos de tú Amadísimo Hijo Jesucristo Nuestro Señor y Salvador. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 6 de septiembre de 2012

#171: Disposición Interior Para Escuchar a Dios.

La reflexión de hoy está basada en el capítulo 25 del libro del profeta Jeremías. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.

Reflexionando en este capítulo, a la luz del Espíritu Santo, encontré treinta temas de los que valdría mucho la pena reflexionar como:

  1. El Reino de Dios.
  2. El amor conyugal.
  3. El trabajo y la fe.
  4. La Confirmación.
  5. El respeto exterior del cuerpo.
  6. El respeto a la vida,
  7. y otros.

De todos, el que más me llamó la atención fue la invitación que Dios nos hace a través de Jeremías de tener una buena disposición interior para escuchar su Palabra y ponerla por obra en vida.

Te propongo las siguientes preguntas a manera de AUTOEXAMEN:

¿Estoy listo para que en este momento comience mi juicio final? ¿Vivo en gracia?

¿Cuál es mi importancia y tamaño en comparación con Dios? ¿Soy humilde?

¿Comparto la misma actitud inicial de Caín para con mis hermanos, o me siento responsable de hacer lo que me toca para que ellos también conozcan a Dios? ¿Soy apóstol?

¿Voy detrás de cuanto placer esté a mi alcance o sé renunciar a éstos para mayor bien de mi alma? ¿Soy fiel a Dios?

A fin de que yo dé fruto, Dios ha sembrado semillas de fe y virtud en mi corazón, y en diferentes etapas de mi vida Él ha podado, con dulzura y paciencia, los obstáculos de mi vida que me impedían florecer y madurar. ¿He dado fruto? ¿Están vacías mi manos o están llenas?

Para mayor provecho toma papel y lápiz y responde las preguntas. Al final escribe un propósito concreto.

Puntos de reflexión.


1. Arrepentimiento

El les decía: Vuélvanse cada uno de su mal camino y de la maldad de sus acciones, y habitarán en el suelo que les ha dado el Señor, a ustedes y a sus padres, desde siempre y para siempre. (Jer. 25,5)

Todo lo que gano aquí y ahora es incomparablemente inferior con los bienes celestiales que Dios tiene para mí. Todo lo que sufro es desperdicio, si no sufro para Dios y por su causa.

2. Fidelidad

No vayan detrás de otros dioses para servirlos y para postrarse delante de ellos, no me agravien con la obra de sus manos, y no les haré ningún mal. (Jer. 25,6)

¿Será mucho pedir de Dios que te acuerdes que siempre está presente, viendo lo que haces y dejas de hacer? ¿Será mucho pedir de Dios que ha cambio de toda la Creación le prestes atención? ¿Verdad que no?

Dios te dice: "Todo esto es tuyo, desde el aire que respiras hasta la estrella más lejana, yo sólo quiero vivir en tu corazón".

3. Misterio y responsabilidad

Pero ustedes no me escucharon –oráculo del Señor– agraviándome con la obra de sus manos, para su propia desgracia. (Jer. 25,7)

La libertad, don de Dios, es un misterio y una responsabilidad. ¡Qué valiente ha sido Dios en exponer su corazón al quebranto, al darnos la libertad de ofenderle, rechazarle y hasta dudar de su existencia! Que no sea así contigo, que tu vida sea motivo de gozo para Dios y para las personas que comparten tu vida.


Petición final.

Te pedimos Madre Santísima, Reina de los confesores, que nos enseñes a tener una buena disposición interior para escuchar a Dios, a fin de que guiados por la luz más brillante caminemos por la vida sin tropiezo y gozando de las caricias que Dios hace al corazón. Dulces mieles. Por Jesucristo tu Hijo y Señor Nuestro. Amén.

miércoles, 8 de agosto de 2012

#170: Recomendaciones Para Los Pastores

La reflexión de hoy está basada en el capítulo 23 del libro del profeta Jeremías. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.

Este es un capítulo rico en contenido por lo que a continuación escribiré una lista de las recomendaciones que Dios hace a los agentes de pastoral en aquellos versículos:

  • Mantener unido al rebaño.
  • Apacentar al rebaño.
  • Cuidar del rebaño.
  • Practicar la Justicia y el Derecho.
  • Buscar la Salvación en Dios.
  • Confiar la Seguridad a Dios.
  • Dar Testimonio de Pureza.
  • Dar Testimonio de Fidelidad.
  • Vivir en la Verdad.
  • Asociarse con los Justos.
  • Promover la Piedad.
  • Apreciar la Palabra de Dios.
  • Procurar la Bondad en todas tus Acciones.
  • Dar y recibir la Dirección Espiritual.
  • Proclamar la Fe.
  • Convertir al Pecador.
  • Tomar conciencia de que Dios está Siempre Presente y ve todos nuestros actos.
  • Enseñar el Nombre de Dios.
  • La Palabra de Dios es fuego y martillo que mueve los corazones.
  • Dialogar con Dios.
  • Transmitir la Integridad del Mensaje Evangélico.
  • Mantener el Depósito de la Fe.

Puntos de reflexión


1. Todo el rebaño es valioso para Dios.
¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! –oráculo del Señor–. (Jer. 23,1)
Elimina de tu corazón categorías de personas, porque todas son valiosas para Dios por igual. No desprecies a nadie por su raza, religión, clase social, nacionalidad, sexo o profesión. Recuerda que las personas que consideras "de confianza" son las que requieren de tu mejor testimonio, así que no bajes la guardia de tu conducta, más que con Dios.
2. Dios suscita vocaciones en cada generación, a través de los siglos.
Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna –oráculo del Señor–. (Jer. 23,4)
Mantén viva la esperanza, porque aunque es mucho el trabajo, también hay muchos que son llamados a servir. La Iglesia está viva, en algunas partes crece y en otras retoña, pero en todas tiene el dinamismo que está impulsado por el Amor de Dios.
3. Dios conoce la mejor metodología para atraer a todos a su Sagrado Corazón.
Si hubieran asistido a mi consejo, habrían proclamado mis palabras a mi pueblo, lo habrían hecho volver de su mal camino y de la maldad de sus acciones. (Jer. 23,22)
Las palabras más eficaces para convertir a los pecadores están en la Palabra de Dios.  Hay que promover su lectura, empezando por nosotros mismos, a fin de que la Palabra de Dios se asome en nuestra conversación diaria.

Petición final

Te pedimos Madre, María Santísima, Reina de los Apóstoles, que intercedas por nosotros para que renovados en la fe, mantengamos vivo el compromiso de ser apóstoles, testigos de Jesucristo en este mundo tan necesitado de Dios. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 13 de julio de 2012

#169: Para No Fracasar En La Vida

La reflexión de hoy está basada en el capítulo 22 del libro del profeta Jeremías.  Antes de continuar te invito a decir conmigo: “¡Ven Espíritu Santo!”
Dios quiere que tengas éxito y que seas feliz.
¿Cuál de los siguientes enunciados representa éxito en la vida?
  1. El éxito en la vida se logra mediante la acumulación de riquezas.
  2. El éxito en la vida se logra mediante la popularidad y la fama.
  3. El éxito en la vida se logra mediante la acumulación de poder.
  4. Todos los anteriores.
  5. Ninguno de los anteriores.
La respuesta correcta es la número cinco. El éxito en la vida se logra mediante el cumplimiento de la voluntad de Dios. De cara a la eternidad, lo único que vale la pena acumular son buenas obras. Todo lo demás que pudiera parecer éxito, en verdad es efímero, intrascendente y banal.
Si sigues por este camino al verdadero éxito, aprenderás a reconocer en cada talento personal una oportunidad de servir, y en cada uno de tus prójimos, una persona necesitada de Dios. Tú puedes llevar a Dios a las personas si lo llevas dentro de ti.
Puntos de reflexión.
1.       Has el bien a todos.
Así habla el Señor: Practiquen el derecho y la justicia; libren al explotado de la mano del opresor; no maltraten ni hagan violencia al extranjero, al huérfano y a la viuda; no derramen sangre inocente en este lugar. (Jer. 22, 3)
Mira que no basta con ser respetuoso; no basta con no hacerle mal a nadie, sino que hace falta hacer el bien. Pon en práctica las virtudes teologales y las cardinales para beneficio del prójimo.
Todos podemos hacer el bien, porque el mayor bien que podemos hacer por los demás es interceder por ellos, pidiendo para ellos las bendiciones de Dios. Un vaso de agua tiene desde luego su recompensa, pero cuánto más una oración por el bien de esa persona necesitada.
2.       Sirve a los pobres.
¿Eres acaso rey porque ostentas la mejor madera de cedro? ¿Acaso tu padre no comía y bebía? Pero también practicaba el derecho y la justicia, y entonces todo lo iba bien. El juzgaba la causa del pobre y del indigente, y entonces todo le iba bien. ¿No es eso conocerme? –oráculo del Señor–. (Jer. 22, 15-16)
Mira que el éxito en la vida no consiste en tener mucha servidumbre que cumpla todos tus deseos, sino al contrario, tener a muchos pobres a quien servir. Como dice el Evangelio, “los últimos serán los primeros” (Ver Mc. 10,31), y más adelante dice: “el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.” (Ver Mc. 10,44)
3.       Procura el silencio.
 Yo te hablé cuando estabas tranquila, pero tú dijiste: «¡No escucharé!». Este ha sido tu camino desde tu juventud: nunca has escuchado mi voz. (Jer. 22,21)
Mira que Dios habla en el silencio. Si quieres tener éxito en la vida debes de conocer la voluntad de Dios cada día y cumplirla. Procura el silencio para escuchar a Dios. No me refiero a desconectar la música y poner la mente en blanco, sino a poner la mente en Dios y unir tu corazón al suyo.
A tu alrededor puede haber guerra, ruido y explosiones, sin embargo en tu interior puedes estar en silencio, con tus sentidos recogidos y tu corazón en comunión con Dios. Allí puedes orar y tendrás respuesta.
Petición final
María, Reina del Santísimo Rosario, enséñanos a escuchar a Dios, pues queremos tener como tú nuestro propio fiat, ese momento decisivo, en el que recibiendo del Padre la misión para la que fuimos creados y pensados desde la eternidad, podamos también decir como tú, Madre Santísima, “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra.” Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo y Señor Nuestro. Amén.

miércoles, 4 de julio de 2012

#168: Para entender el furor de Dios.

La reflexión de hoy está basada en el capítulo 21 del libro del profeta Jeremías. Antes de leer más adelante te invito a que digas conmigo: "¡Ven Espíritu Santo!"

¿Cómo te pones si alguien destruye tu propiedad o lastima a tus hijos o a tu pareja? Imagina cómo se pone Dios.
Nosotros somos la posesión más valiosa de Dios, somos sus hijos, y muy amados, por su Sagrado Corazón infinito. Dios se pone fúrico cuando lastimamos a sus hijos. Él no hace las distinciones que hacemos los humanos, o si las hace son inversas.
·         El más pequeño,
·         el más pobre,
·         el más enfermo y
·         el más indefenso,
 es más valioso para Dios, y sus plegarias son escuchadas con prioridad. Hazte pequeño si quieres que Dios te escuche.
Dios es paciente para enojarse pero sí se enoja. No seas imprudente. Puedes pensar que porque ya actuaste mal y no pasó nada, así va a ser siempre, pero no es así.
Dios no quiere que te pierdas y mientras tengas vida temporal, Él tratará de pastorearte de regreso al rebaño. Dios utilizará mil maneras de convencerte, algunas muy dolorosas, otras sobrenaturalmente dulces, pero siempre respetando tu libertad.
Regresando al tema, Dios respeta nuestra libertad, pero Él también tiene derecho de defender a sus hijos. ¿Acaso tú no proteges tus posesiones más valiosas?
Dios interviene en el tiempo y sale en defensa de sus hijos. Dios nos defiende del demonio y de los que lo siguen.
El padre de la mentira se empecina en lastimar a los hijos de Dios, pero lo hace a través de la sugestión. El demonio te sugiere que lastimes a tu prójimo, que te aproveches de él o de ella, que le quites lo más valioso que tenga. No le prestes atención a ninguna de sus sugerencias y no tengas miedo, encomiéndate a la Virgen y nada podrá dañarte bajo su manto maternal.
Puntos de reflexión
1.       El don de la libertad.
 Y a este pueblo le dirás: «Así habla el Señor» Miren que yo pongo delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte. (Jer. 21, 8)
La libertad es un don tan grande como darle un auto de lujo a un niño que no sabe manejar, pero que sí lo sabe arrancar y acelerar. No te aceleres, ni vivas de arrancones. Serénate, respira y muévete para hacer el bien. Para lo demás, mejor quédate donde estás, no sea que la vida se te acabe antes de que des fruto.
2.       El furor de Dios
Casa de David, así habla el Señor: Hagan justicia cada mañana, y libren al explotado de la mano del opresor, no sea que mi furor estalle como un fuego y arda sin que nadie lo extinga, a causa de la maldad de sus acciones. (Jer. 21, 12)
La injusticia, la opresión y la maldad despiertan el furor de Dios. No hay poder humano que pueda contener una erupción de ese volcán implacable que es el furor de Dios Omnipotente. Sólo su Sagrado Corazón que nos ama y su Madre Santísima que intercede por nosotros, pueden detener el castigo que merecemos.
Mantente en el favor de Dios. Las bendiciones que vas a ganar son mayores, que toda la riqueza y poder que pudieras acumular en una vida, por el camino de la violencia y la anarquía. Mejor acumula buenas obras y al final estarás ante tu Padre celestial sin reproches.

3.       El castigo de Dios
Soy yo el que los voy a castigar conforme al fruto de sus acciones –oráculo del Señor–. Yo prenderé fuego a su bosque y él consumirá todos sus alrededores. (Jer. 21, 14)
El alma del justo, desnuda ya del cuerpo, será revestida con el pan de la Eucaristía e iluminada por sus buenas obras, y colocada en un peldaño más alto o más bajo según su capacidad de amar, para que ilumine a todos.
El malvado puede tener otra certeza: el fuego acaba con todo, menos con su existencia. Acaba con la esperanza, con la felicidad y con la paz. No hay un momento de alivio para el alma inmortal que se quema dolorosamente sin morir, sin que nada pueda hacer por terminar con su sufrimiento. Así como el carbón ardiendo no puede moverse más que para ser atizado y arder más fuerte, así el alma del condenado arde por la eternidad en un bosque de carbones inmóviles, incomunicados y en profunda soledad y angustia. En ese lugar de tormentos, la única manera posible de expresarse será gemir y rechinar los dientes.
Así entiende Dios la justicia divina. ¿Qué harías tú si fueras omnipotente y alguien daña profundamente a tus hijos y no muestra ningún tipo de arrepentimiento ni ofrece compensación alguna, a sabiendas que ese malvado vivirá eternamente?
En muchas películas incluyen en el diálogo de los personajes antagonistas esta frase: “Nos vemos en el infierno.” Me parece una frase mucho muy desafortunada. A nadie le deseo el infierno.

Petición final
Venimos hoy a ti Madre Santísima, Reina del cielo, a pedirte un pasaporte celestial. Lejos de nosotros el fuego eterno y el lugar de castigo. A cambio de ese salvoconducto al cielo te ofrecemos por entero nuestra vida, a fin de que imitando tus virtudes y recibiendo tu filial afecto, podamos caminar por el camino de Jesucristo, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda, directo a la vida eterna. Te lo pedimos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.