domingo, 6 de febrero de 2011

#85: Los refranes son sabiduría humana no divina.

Los refranes son dichos que hemos aprendido, usado y escuchado.  Los refranes son frases que incluyen una sentencia, un consejo o advertencia.  Los refranes son cápsulas de experiencia  transmitidas de padres a hijos y de viejos a jóvenes de forma tal vez bien intencionada.  


En la Biblia hay cinco refranes que a continuación pongo en una lista. Antes una advertencia, ninguno de estos refranes le gustan a Dios. Si tienes tiempo busca tu mismo el dicho profético que Dios prefiere en cada caso.

  1. La maldad engendra maldad. (1 Sam. 24, 14)
  2. Pasan los días y no se cumple ninguna visión. (Ez. 12,22)
  3. Los padres comieron uva verde y los hijos sufren la dentera (Ez. 18,2)
  4. Médico, cúrate a ti mismo. (Lc. 4, 23)
  5. No vayamos más allá de lo que está escrito. (1 Cor. 4, 6)

Los hombres inventamos refranes basados en nuestra experiencia, pero éstos no sustituyen a la sabiduría de Dios.  No serás sabio por conocer muchos refranes humanos, sino por don del Espíritu Santo. Él ilumina tu corazón para que gustes los bienes espirituales y los demás bienes de forma ordenada.


El sabio sabe conducir su vida y mantenerse unido a Dios, así como el colibrí busca el néctar.  Si el colibrí deja de aletear se desploma. El néctar le da la energía para seguir aleteando.


La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra la recriminación de David a Saúl. La cita es 1 Samuel 24, 9-23. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.
1. David pregunta a Saúl por qué hace caso de los rumores.  Las palabras que levantan sospecha siembran odio y división.  Resulta todavía más grave hablar mal sin fundamento de la Iglesia y de sus pastores, no sea que el que escucha se aleje y se aísle de los bienes espirituales. Debemos tener cuidado al hablar para no faltar a la caridad y a la verdad.
2. Yo no alzaré mi mano contra ti.  Dios nos da lo que no merecemos y nos perdona.  Nuestro corazón debe ser semejante si queremos ser felices.  Mi enemigo tal vez merece que lo lastime pero Cristo me ordena que lo ame, que rece por él, que lo ayude. No es hipocresía, ni ausencia de justicia.  Es el amor incondicional cristiano que puede cambiar al mundo.
3. ¿No es esa tu voz, hijo mío, David?  La bondad es la frecuencia del corazón.  Nuestro corazón está sintonizado para percibir la bondad y responder en su presencia con un mensaje similar.  La maldad no engendra maldad porque la maldad no existe. La maldad es ausencia de bondad. La bondad sí engendra bondad.


Pidamos a María Santísima,Virgen clemente, que nos enseñe a perdonar de corazón y a dedicar cada vez más tiempo de nuestras vidas a la bondad.


Gracias por hacer esta reflexión conmigo. Te aprecio y te amo en Jesucristo. Tú eres el motivo de mi blog.


Dios te bendiga.


Te agradecería si dejas tus comentarios o compartes esta reflexión con alguien que tu aprecies.

No hay comentarios:

Publicar un comentario