lunes, 6 de mayo de 2013

#188: La gracia es vida.

La salud del cuerpo es un anhelo fugaz, pues lo que perdura es el alma.  La gracia da vida al alma y también al cuerpo. El enfermo necesita más de la gracia que de la atención médica, pues aunque ambas se complementan, la segunda no puede suplir a la primera.   

Más vale un alma viva en cuerpo enfermo que un alma enferma en cuerpo sano, pues tarde o temprano enfermará el cuerpo, mientras que un cuerpo enfermo no puede robar salud al alma en gracia.

La siguiente reflexión está basada en el capítulo 47 del libro del profeta Ezequiel.  Nos ponemos en manos del Espíritu Santo y pedimos su gracia.

Puntos de reflexión

1. La gracia viene de Dios.

El hombre me hizo volver a la entrada de la Casa, y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del Altar. (Ez. 47,1)

Busca el origen de la vida y encontrarás a Dios insuflando el espíritu que anima toda la existencia. La gracia es vida y nos anima a seguir viviendo. La ausencia de gracia por el contrario nos pone en modo autodestructivo.

2. La gracia sana, renueva, recrea y transforma.

Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas parte adonde llegue el torrente. (Ez. 47,9)

Un ambiente sano es un ambiente donde la vida se celebra, se valora y se protege. Otros ambientes son peligrosos para tu alma, pues en éstos están al asecho los que traen la muerte y se saben infiltrar de mil maneras sutiles.  Te invitan hipócritamente a vivir tu vida al máximo y a cambio te la roban.

Aprende a distinguir un ambiente sano por la vida que lo rodea y la gente transformada por la gracia que conocerás allí.

3. La gracia es abundante e infinita en sus manifestaciones.

Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio». (Ez. 47,12)

La gracia es verdadero alimento del alma y verdadero remedio para llenar de plenitud tus días. Maravíllate de lo que hace la gracia. Todo es gracia por amor.

Petición final.

Te pedimos Virgen Santísima, Madre de la divina gracia, que animados por la gracia e impulsados por el Espíritu, sepamos acercarnos humildemente al remedio de la Confesión, para saciarnos después con el alimento de la Comunión, a fin de que satisfechos y consolados podamos atender con gozo las necesidades del prójimo. Por Jesucristo tu Hijo Nuestro Señor y Salvador. Amén.