viernes, 15 de octubre de 2010

#14: La serpiente en el camino

Está escrito ...víbora en el sendero, que muerde los talones del caballo, y hace caer de espaldas al jinete.[1] A lo mejor, ya lo sabías amado lector, que en tu vida te encontrarás más de una vez con la serpiente.  La serpiente está en el camino a la felicidad.  Así creó Dios el camino.  La serpiente te puede tumbar del caballo y te puede hacer sufrir.  Tal vez pierdas el caballo, tal vez dejes de ser jinete y continúes como peatón.

Las razones por las cuales Dios permite que la serpiente aceche pueden ser tema de otro artículo.  Para nuestro tema es suficiente saber que la serpiente es parte del camino y no debe sorprendernos o confundirnos.  La presencia de la serpiente no indica que nos hayamos salido del camino, es parte del camino.

La serpiente es símbolo del diablo.  El diablo es una criatura de Dios con poderes de ángel.  Su trabajo es tentarnos y acusarnos.  Ponernos en tentación y luego ir a chismear si caemos.  No hay forma de ocultar nuestra caída.  El testimonio de este diablo acusador irónicamente se toma como fidedigno.  Digo irónicamente porque generalmente pensamos que el diablo es malo y mentiroso.  La verdad es que si el diablo nos acusa su testimonio se toma como válido.

¿Qué hacer si vas caminando por la jungla y te sale en el sendero una víbora?  Lo más sensato es alejarte de la víbora.  Así evitas que te muerda.

En el camino a la felicidad Dios permite que el diablo nos presente tentaciones de maneras cada vez más sutiles e ingeniosas conforme vamos avanzando.  ¿Qué hacer ante la tentación?  Lo mejor es alejarte de la tentación.  Así evitas la caída.

Si la tentación viene de afuera, por ejemplo de otra persona, aléjate de esa persona por lo menos temporalmente, o aléjate de su intención, cámbiale la propuesta por otra positiva que no los ponga a ambos en peligro de caer.  Si la tentación viene de adentro, procura no estar solo y pon en práctica la virtud contraria al vicio que se te está apeteciendo en ese momento.

En todos los casos es bueno rezar.  Vigilad y orad para no caer en tentación.[2] A mí me gusta expresar esta oración mental: “Padre, te amo más que a esta tentación.  Te prefiero a Ti, que a esta tentación.”

El diablo no sólo te pone en tentación, también como dice la Escritura te puede tumbar del caballo.  En otras palabras te pone pruebas.  Estas pruebas son dificultades en la vida que purifican a la persona y muestran si se mantiene fiel a la voluntad de Dios y a su amor. 

Esta purificación se incentiva mediante el desprendimiento forzado por las circunstancias de la vida y nos ayudan a poner nuestro corazón más en Dios que en las criaturas, de manera que amemos a Dios por sobre todas las cosas y podamos ser realmente felices.


[1] Gn, 49, 17
[2] Mt, 26, 41

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