viernes, 29 de octubre de 2010

#28: El gran compañero del viaje.

Elegir un compañero adecuado para que te acompañe en un viaje es igual o más importante que elegir un destino.  Al viajar sólo, reduces tus probabilidades de éxito y pones en riesgo el cumplimiento del objetivo del viaje.  Por ejemplo, si quieres circunnavegar el mundo en barco por ti solo, compara los riesgos, dificultades, trabajos y errores de cálculo de navegación y de suministros que puedes tener contra los mismos, pero ahora viajando cómodamente en un crucero en compañía de la tripulación, los huéspedes y los equipos de apoyo en tierra, aire y mar que monitorean cada parte de la travesía.

Antes de emprender el camino a la felicidad tienes que escoger al menos un compañero de viaje.  ¡Qué mejor compañero que Dios!  Dios te ama más a ti que tú mismo y es el más encomendado en lograr tu felicidad.  Por lo tanto te sugiero que si tu destino es la felicidad, Dios sea tu compañero de todo el viaje.

La Biblia habla de la predisposición que Dios tiene para acompañarte en tu camino.  En las últimas líneas del libro de Éxodo encontramos estas palabras: En todas las etapas del camino, cuando la nube se alzaba, alejándose de la Morada, los israelitas levantaban el campamento. Pero si la nube no se alzaba, ellos no se movían, hasta que la nube volvía a hacerlo. Porque durante el día, la nube del Señor estaba sobre la morada, y durante la noche, un fuego brillaba en ella, a la vista de todo el pueblo de Israel. Esto sucedía en todas las etapas del camino.[1]

¿Qué podemos aprender de estos versículos?  Dios nos acompaña por el camino, pero no va detrás de nosotros a cualquier parte a perderse con nosotros,  más bien Él es guía para los que se dejan guiar y claramente nos indica de día y de noche dónde está, para que nosotros estemos cerca de Él y no nos perdamos.  Si Dios se mueve, nos movemos con el Él los que buscamos la felicidad, y si Él no se mueve nos quedamos en el mismo lugar.  Entiende lugar en estas palabras como sinónimo de templo, doctrina, ideología, moral, sacramentos, espíritu, y cosas sagradas.

Puede venir alguien, un falso profeta, que comience a predicar y persuadir que la felicidad está en otra parte, pero tú tienes que ser más listo que ese falso profeta, si volteas y ves que Dios no se mueve tú te quedas con Él y así no pierdes el rumbo.


[1] Ex, 40, 36-38

No hay comentarios:

Publicar un comentario