miércoles, 13 de octubre de 2010

#12: Decididos a caminar

Pensando en los miles de emigrantes, desplazados y refugiados que hay en el mundo podemos observar que muchos viajan con poca opción de no hacerlo.  Unos porque no encuentran trabajo en sus lugares de origen, otros por efecto de desastre natural o por la guerra se ven forzados a dejar lo que queda de sus hogares y moverse y soportar condiciones duras de vida.  Todos comparten la certeza de moverse para sobrevivir, en otras palabras saben que si se quedan en donde están seguro morirán o caerán en una peor desgracia.  Todos comparten un sentido de urgencia y prefieren moverse cuanto antes buscando una oportunidad.

En el relato de José llegamos en el capítulo 43 del Génesis y Judá le pide a su padre Jacob que lo deje viajar con todos sus hermanos incluyendo al menor y más querido por Jacob después de José, Benjamín.  La escasez de alimento en la región amenaza la vida de todos y sólo hay trigo en Egipto.  Jacob teme perder a todos sus hijos y Judá lo comienza a convencer de que los dejé partir con estas palabras: ahora mismo nos pondremos en camino para poder sobrevivir.[1] Las opciones eran sobrevivir o morir.  Estaba en riesgo la familia y el cumplimiento de las promesas que Dios hizo a Jacob.  Dios había prometido que Jacob sería el padre de varios grupos de naciones.[2]  Al final todo sale bien, la familia se reúne nuevamente y tienen suficiente alimento para seguir adelante.  En este caso como en todos, Dios puede ver toda la historia de la humanidad en un mismo instante y es fiel a sus promesas. 

Una aplicación que se desprende de este relato para nuestro tema es caer en la cuenta de que el camino a la felicidad es uno de decisión. Al igual que Judá le decía a su padre Jacob, yo te digo a ti amado lector, hay que ponerse en camino ahora mismo para sobrevivir.  El camino a la felicidad es el camino a la vida eterna.  En la vida eterna gozarás de la presencia de Dios. Los demás caminos incluyendo la decisión de no moverse, que es una forma de retroceder, solo terminan mal y no llegan a ese gozo.


[2] Gn, 35, 11

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