domingo, 10 de octubre de 2010

#9: El borde del camino

E
n el mismo relato la intención de Judá el suegro de Tamar no era la misma de ésta.  Él también era viudo pero dice la Escritura que se apartó del camino y fue hacia ella para decirle acuéstate conmigo.[1] Judá buscaba un consuelo humano en el placer sexual (ya sea por la fatiga del viaje o por la abstinencia derivada de su condición de viudo) con la que pensaba que era una prostituta.  Apartarse del camino es significativo en este relato porque es una analogía de lo que sucede cuando nos apartamos del camino a la felicidad.  Judá se metió en problemas derivados de su apartarse del camino que le pudieron potencialmente acarrear vergüenza, enfermedad, problemas familiares.  Al mismo tiempo este evento le ayudó a Judá a descubrir la voluntad de Dios, por que Dios sabe sacar provecho también de nuestras caídas.

Más adelante Judá envía a su amigo Adulam a buscar a la prostituta para pagarle con un cabrito y recuperar su anillo, su sello y su bastón.  Adulam sigue las instrucciones de Judá acerca de cómo encontrarla pero no la encuentra.  Le había dicho que la buscara en la entrada de Enain en el borde del camino.[2]  Este borde del camino también está lleno de significado. Acercarse al borde del camino, vivir cerca del margen entre el camino de la felicidad y lo que no es este camino nos pone en peligro de salirnos del camino. Nos pone en contacto con personas que viven fuera del camino y este encuentro que en sí es una oportunidad para invitar al que está afuera a que regrese también es una ocasión para dejarse convencer de salir del camino.


[1] Gn, 38, 16

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