miércoles, 27 de octubre de 2010

#26: Lectura para el camino.

Es común encontrar en las tiendas de los aeropuertos libros y revistas que los viajeros compran para leer durante el vuelo.  La lectura hace más ameno el viaje y hay muchos temas para escoger según la preferencia de cada uno.

Otros materiales de lectura son documentos del trabajo como notas, reportes, cartas, minutas, información técnica y cotizaciones.  Los que viajan representando a otra persona o a una empresa suelen llevar este tipo de documentos que les ayudan a hacer más exitoso su viaje.

Si bien es cierto que podríamos recurrir a la imaginación para entretenernos o a la memoria para recordar toda la información importante, es preferible contar con libros, revistas y documentos, ya que éstos medios logran mejor el propósito de recopilar mensajes que estimulan nuestro cerebro.

Entre más importante sea el libro o el documento más cerca de nosotros lo queremos tener durante el viaje para no extraviarlo.  Un libro puede ser un regalo o un encargo.  Un documento puede requerir la firma de la persona a la que vamos a visitar.  Una presentación y sus copias pueden ser indispensables para que nuestra propuesta sea considerada por los clientes.

La Sagrada Escritura nos relata que: Al bajar de vuelta del cerro, Moisés traía las dos tablas de las Declaraciones divinas en que las leyes estaban escritas y grabadas por ambos lados.[1] El documento importante que Moisés cargaba eran los diez mandamientos grabados en piedra por Dios.  No puedo imaginar todo lo que pasaría por la mente de Moisés durante su camino de regreso al campamento israelita, pero seguramente estaba feliz de haber recibido de Dios esas tablas de la ley y feliz de llevarles la noticia y la evidencia a su pueblo.

En el camino a la felicidad vamos a recibir información útil de otras personas que van en el mismo camino y la vamos a compartir con las personas que amamos.  Entre más puro sea nuestro corazón, más personas entrarán en esta categoría de “personas que amamos”.  En el caso de Moisés la información que él había recibido la quería compartir con más de seiscientas mil personas, que son el número de los que salieron de Egipto según la Sagrada Escritura.[2] 

La manera de compartir la información siempre debe de ser con caridad, porque la esencia de la información es el amor.  Podemos argumentar que es importante ser oportunos, amenos, claros, equilibrados, competentes, respetuosos, y buenos oradores, pero si todo esto falta, lo que no puede faltar es la caridad. Si compartes por amor, entonces tu intención es recta y puedes compartir cualquier cosa que tú hayas aprendido en el camino a la felicidad.


[1] Ex, 32, 15
[2] Ex, 12, 37

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