La reflexión de hoy está basada en el capítulo 23 del Libro de Job. Job se compara a sí mismo con oro puesto a prueba en un crisol. El crisol es un recipiente que se utiliza para fundir metales a temperaturas muy altas adentro de un horno especial. Al calentar el oro, se separan de él las impurezas: lo que no es oro se quema o se aparta, y queda el metal puro, reluciente, valioso.
La analogía del oro en el crisol es una imagen poderosa que Job utiliza para expresar su confianza en que, a pesar de sus sufrimientos actuales, Dios lo purificará y lo sacará de la prueba como algo más valioso y refinado.
Capítulo 23 del Libro de Job
1 Job respondió diciendo:
2 También hoy, mi queja es un desafío, mientras gimo bajo el peso de su mano.
3 ¡Ah, si supiera cómo encontrarlo, si pudiera llegar hasta su tribunal!
4 Yo expondría mi causa ante él y llenaría mi boca de recriminaciones.
5 Sabría entonces cuál sería su respuesta, y estaría atento a lo que él me dijera.
6 ¿Le haría falta mucha fuerza para disputar conmigo? No, sólo bastaría que me prestara atención.
7 Allí, un hombre recto discutiría con él, y yo haría triunfar mi derecho para siempre.
8 Pero voy hacia adelante, y él no está, hacia atrás, y no lo percibo:
9 lo busco a la izquierda, y no lo diviso, vuelvo a la derecha, y no los veo.
10 Sin embargo, él sabe en qué camino estoy: si me prueba en mi crisol, saldré puro como el oro.
11 Mis pies han seguido sus pasos, me mantuve en su camino y no me desvié.
12 No me aparté del mandamiento de sus labios, guardé en mi pecho las palabras de su boca.
13 Pero él ya decidió: ¿quién lo hará volver atrás? Lo que él desea, lo hace.
14 El va a ejecutar mi sentencia, y hay en él muchos designios semejantes.
15 Por eso, le tengo temor, reflexiono, y tiemblo ante él.
16 Dios me ha quitado el ánimo, el Todopoderoso me ha llenado de espanto:
17 porque no son las tinieblas las que me aniquilan ni tampoco la oscuridad que cubre mi rostro.
Interpretación en la Doctrina Católica
Los Padres de la Iglesia y el Magisterio han reflexionado sobre esta analogía, destacando su significado espiritual:
1. Purificación y Perfeccionamiento: San Agustín de Hipona predicó que el fuego de la tentación encontró a Job como oro, no como paja, y que limpió la escoria sin reducirlo a cenizas. Esto subraya que las pruebas no son para destruir, sino para purificar y perfeccionar.
2. Prueba de la Fe: El Papa Pío VI, citando la Sagrada Escritura, afirmó que "con el fuego se prueba el oro, así se prueban los hombres en la fornace (horno) de la tentación". Esta prueba de la fe es para que se vuelva "más preciosa que aquel oro que se prueba con el fuego".
3. Sabiduría Divina en el Sufrimiento: San Juan Crisóstomo enfatiza que Dios, como un orfebre experto, sabe exactamente cuánto tiempo debe durar la prueba para cada persona, sin permitir que seamos abrumados. Las aflicciones son permitidas con un propósito útil y para el provecho de quienes son probados.
4. Crecimiento en la Virtud y la Esperanza: La tribulación produce paciencia, la paciencia produce prueba, y la prueba produce esperanza. Así, las pruebas no solo purifican, sino que también fortalecen la esperanza en los bienes futuros.
5. Aceptación y Gratitud: Se nos exhorta a no desanimarnos ante las pruebas, sino a permitir que Dios pruebe nuestros corazones con fuego, ya que Él lo hace con un propósito beneficioso. Debemos dar gracias y soportar todo con contento, ya que incluso el castigo es una forma de beneficio, como un médico que usa el cauterio para sellar heridas, detener el sangrado o eliminar tejido dañado, o un padre que corrige a su hijo.
Otras fuentes
Leamos esta misma doctrina en otras fuentes:
1 Pedro 1, 6-7 "Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo."
CIC 164 "Ahora, sin embargo, «caminamos en la fe y no [...] en la visión» (2 Co 5,7), y conocemos a Dios «como en un espejo, de una manera confusa [...], imperfecta" (1 Co 13,12). Luminosa por aquel en quien cree, la fe es vivida con frecuencia en la oscuridad. La fe puede ser puesta a prueba. El mundo en que vivimos parece con frecuencia muy lejos de lo que la fe nos asegura; las experiencias del mal y del sufrimiento, de las injusticias y de la muerte parecen contradecir la buena nueva, pueden estremecer la fe y llegar a ser para ella una tentación."
Además San Juan de la Cruz y otros místicos describen el sufrimiento espiritual como un “fuego” que purifica el alma para unirse más íntimamente con Dios.
Oración a la Virgen María durante la prueba
Santa María, Madre del Silencio y de la Esperanza,
cuando no veo el rostro de Dios,
cuando lo busco y no lo hallo ni a la derecha ni a la izquierda,
quédate tú conmigo, Virgen fiel.
Tú que guardabas todo en tu corazón,
enséñame a esperar cuando no entiendo,
a callar cuando mi alma se inquieta,
a confiar cuando todo parece oscuro.
Como Job, también yo clamo por justicia,
quisiera comprender el camino que recorro,
quisiera tocar el misterio con mis manos.
Recuérdame que Dios no se explica;
Dios se ama.
Acepto ser purificado, como el oro en el crisol.
Si esta prueba viene de su amor,
que no huya del fuego,
sino que arda por dentro hasta ser transformado.
Madre de la Confianza,
enséñame a decir: “Él conoce mi camino”,
aunque yo no lo vea.
Y cuando llegue la hora de la noche más profunda,
tómame de la mano
y recuérdame que al final, la luz vencerá. Amén.
"Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén." (Ap 22,21)
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