martes, 27 de octubre de 2015

#211 Insomnio productivo

En la noche medito en mis pecados.
En la obscuridad contemplo con más claridad mis faltas.
En el silencio escucho mejor a la voz de mi conciencia.
Hago un calculo de mis talentos desperdiciados.
Cinco.

Viene la tentación de abrazar al hombre viejo.
Comienzo a rezar misterios.
Pasa la tentación.
Me gustaría ya quedarme dormido.
No lo consigo.

Ahora entro en diálogo con Dios.
Siento dolor de mis pecados.
Siento gratitud por sus dones.
Siento alivio inmediato.
Duermo.

Esta reflexión está basada en el Salmo 77.   Recordamos aquí el milagro de la separación de las aguas del mar Rojo que permitió la huída definitiva de los judíos que salieron de Egipto.

SALMO 77

1 Del maestro de coro. Al estilo de Iedutún. De Asaf. Salmo.
2 Invocaré a Dios con toda mi voz,
gritaré a Dios, y él me escuchará.
3 Busco al Señor en el momento de mi angustia;
de noche, tiendo mi mano sin descanso,
y mi alma rechaza todo consuelo.
4 Yo me acuerdo de Dios, y me lamento;
medito, y mi espíritu desfallece:
5 tú no me dejas conciliar el sueño,
estoy turbado, y no puedo hablar.
6 Pienso en los tiempos antiguos,
me acuerdo de los días pasados;
7 reflexiono de noche en mi interior,
medito, y mi espíritu se pregunta:
8 ¿Puede el Señor rechazar para siempre?
¿Ya no volverá a mostrarse favorable?
9 ¿Se habrá agotado para siempre su amor,
y habrá caducado eternamente su promesa?
10 ¿Se habrá olvidado Dios de su clemencia
o, en su enojo, habrá contenido su compasión?
11 Entonces dije –¡y este es mi dolor!–:
«¡Cómo ha cambiado la derecha del Altísimo!».
12 Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
13 evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas.
14 Oh Dios, tus caminos son santos.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
15 Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones.
16 Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
17 Cuando te vieron las aguas, oh Dios,
cuando te vieron las aguas, temblaron,
¡se agitaron hasta los abismos del mar!
18 Las nubes derramaron aguaceros,
retumbaron los densos nubarrones
y zigzaguearon tus rayos.
19 El trueno resonó en la bóveda del cielo,
tus relámpagos iluminaron el mundo,
tembló y se tambaleó la tierra.
20 Te abriste un camino entre las aguas,
un sendero entre las aguas caudalosas,
y no quedó ningún rastro de tus huellas.
21 Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.

Puntos de reflexión

1. Dios siempre está disponible para mí.

El es mi primer recurso ante mi necesidad.  Lo complicado Él lo hace sencillo. Lo imposible ordinario. Lo que algunos llaman casualidad, yo le llamo providencia.

2. Dios siempre me guía.

Dios me muestra su voluntad y me da el tiempo y los talentos para cumplir con mi misión.  Veo la mano de Dios en mi vida. Sus designios son buenos.

3. Dios retira todos mis obstáculos.

El dolor y el sufrimiento están presentes pero no son debilitantes, no me imposibilitan, sino que me permiten empatizar con mi Redentor.  Los gigantes caen a mi diestra y siniestra y la voluntad de Dios prospera.

Petición final

Te rogamos María Santísima, Madre del verdadero Dios por quien se vive, que nos arrulles, que nos cobijes, que nos acompañes mientras dormimos, para que renovados podamos amanecer mejor dispuestos a vivir para tu Hijo y con Él. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor y Salvador. Amén.

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