martes, 29 de julio de 2025

#247 Amor de preferencia por los pobres

La reflexión de hoy está basada en el capítulo 24 del Libro de Job, una reflexión sobre el comportamiento de los malvados.  Job 24 me hace recordar algunas sentencias y parábolas de Jesucristo con respecto a los malvados, a los que llamó lobos, malditos, ladrones, asesinos e hijos del demonio: 

Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. (Mt. 10,16)

Ustedes tienen por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y padre de la mentira. (Jn 8,44)

Luego dirá a los de su izquierda: "Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron". (Mt 25, 41-43)

«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.  (Lc 10,30)

"Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron. (Mt 21,38-39)

Regresando a la reflexión de hoy, el capítulo 24 del Libro de Job describe vívidamente las injusticias y sufrimientos que padecen los pobres, los huérfanos y las viudas a manos de los malvados, y plantea la cuestión de por qué Dios parece no intervenir de inmediato para castigar a los injustos.

Capítulo 24 del Libro de Job


1 ¿Por qué al Todopoderoso no se le ocultan los tiempos, pero sus fieles no ven esos días?

2 Los malvados remueven los mojones, se apoderan del rebaño y del pastor.

3 Se llevan el asno de los huérfanos, toman en prenda el buey de la viuda;

4 Desvían al indigente del camino, y los pobres del país tienen que esconderse.

5 Como asnos salvajes en el desierto, salen los pobres, buscando una presa; y aunque ellos trabajan hasta la tarde, no tienen pan para sus hijos.

6 Cosechan en el campo del impío, vendimian la viña del malvado.

7 Pasan la noche desnudos, por falta de ropa, sin un abrigo para taparse del frío.

8 Empapados por el aguacero de las montañas, sin refugio, se acurrucan contra las rocas.

9 Arrancan al huérfano del pecho materno y toman en prenda al niño pequeño del pobre.

10 Andan desnudos, por falta de ropa, cargan las gavillas, y están hambrientos.

11 Exprimen el aceite entre dos máquinas de moler, pisotean el lagar, y están sedientos.

12 De la ciudad, salen los gemidos de los moribundos, las gargantas de los heridos piden auxilio, ¡pero Dios no escucha sus plegarias!

13 Hay otros que se rebelan contra la luz: no reconocen sus caminos ni se detienen en sus senderos.

14 El asesino se levanta antes del alba para matar al pobre y al indigente. El ladrón merodea por la noche,

15 El adúltero aguarda la penumbra, pensando: «¡Ningún ojo me verá!», y se cubre la cara con un velo.

16a en la oscuridad, perfora las casas.

16b Ellos se encierran durante el día, todos ellos ignoran la luz.

17 Porque, para ellos, la mañana es la hora sombría, están habituados a los temores de la noche.

18 Es algo frágil sobre la superficie de las aguas, su posesión es maldecida en el país y nadie toma el camino de sus viñedos.

19 La sequía y el calor consumen las aguas de la nieve, y el Abismo arrebata a aquellos que pecaron.

20 El seno que lo formó se olvida de él, nadie más se acuerda de su hombre, y la injusticia es quebrada como un árbol.

21 El maltrataba a la estéril privada de hijos y no hacía ningún bien a la viuda.

22 Pero aquel que con su fuerza sojuzga a los tiranos, se levanta, y no le permite que cuente más con su vida.

23 El lo dejaba apoyarse con seguridad, pero sus ojos vigilaban sus caminos.

24 Se encumbró por un instante, y ya no existe, se dobla como una hierba amarga que se arranca y se marchita como la cabeza de una espiga.

25 ¿Acaso no es así? ¿Quién me puede desmentir o reducir a la nada mis palabras?

Aportación a la Doctrina Católica


El capítulo 24 de Job, al exponer la realidad del sufrimiento de los pobres y la aparente impunidad de los injustos, resalta temas fundamentales que son centrales en la doctrina social católica:

1. La Opción Preferencial por los Pobres

La Iglesia Católica enfatiza la opción o amor de preferencia por los pobres. Este principio, arraigado en la tradición de la Iglesia, implica una preocupación especial por aquellos que son débiles, vulnerables y más necesitados. El trato a los más vulnerables es una prueba moral fundamental para cualquier sociedad.

2. La Justicia Social y la Dignidad Humana

El pasaje de Job subraya la importancia de la justicia. La doctrina católica enseña que la injusticia prevalece cuando algunos acumulan riquezas mientras otros carecen de lo básico, o cuando las leyes económicas priorizan el beneficio sobre el bienestar humano, dejando a muchos en la pobreza. La Iglesia no duda en tomar la causa de los pobres y convertirse en la voz de aquellos a quienes no se escucha. El capítulo 24 de Job es un lamento por la falta de justicia, misma que la Iglesia busca corregir a través de su compromiso con la dignidad de cada persona.

3. La Oración de los Pobres y la Atención de Dios

Aunque Job expresa su desconcierto por la aparente inacción divina, la doctrina católica afirma que la oración del humilde traspasa las nubes y que Dios es un Padre atento y solícito que se preocupa por los más necesitados: los pobres, los marginados, los que sufren y los olvidados. Dios quiere que ayudemos al prójimo necesitado. Este capítulo, al mostrar el clamor de los oprimidos, refuerza la enseñanza de que Dios escucha y eventualmente actuará en favor de los justos a través de nosotros, moviendo nuestros corazones a favor de nuestros hermanos.

4. La Universal Destinación de los Bienes

El capítulo 24 de Job describe cómo los malvados se apropian de bienes que deberían ser para todos. La doctrina social católica reitera el principio de que los bienes de este mundo están originalmente destinados a todos. Aunque el derecho a la propiedad privada es válido, está sujeto a una hipoteca social, lo que significa que tiene una función social intrínseca basada en el principio de la destinación universal de los bienes.

5. El Sufrimiento y la Esperanza

El sufrimiento no es un fin en sí mismo. La teología católica busca unir el sufrimiento humano, especialmente el causado por la injusticia, con la Cruz de Cristo, que es victoria sobre el pecado y la muerte. La Iglesia, a través de la caridad cristiana, busca promover una justicia verdadera y duradera.

En resumen, el capítulo 24 de Job, con su cruda descripción de la injusticia y el sufrimiento de los pobres, sirve como un recordatorio bíblico de las realidades que la doctrina social católica busca abordar, reafirmando la opción preferencial por los pobres, la búsqueda de la justicia social y la dignidad humana, y la confianza en que Dios escucha el clamor de los oprimidos.

Oración final

 ¡Oh, Santísima Madre de Dios, María, Reina de la Justicia y Madre de los Pobres!

Nos acercamos a ti con humildad y confianza, meditando en las palabras del Libro de Job, que nos revelan el profundo sufrimiento de los oprimidos y la aparente impunidad de los injustos. Tú, que conociste la pobreza y la precariedad en tu vida terrenal, y que fuiste testigo de la injusticia que padeció tu Hijo, comprendes el clamor de aquellos que son despojados, explotados y olvidados.

Madre amantísima, intercede por nosotros ante tu Hijo, Jesucristo, para que nuestros corazones se abran a la opción preferencial por los pobres, tal como nos enseña la Iglesia. Que no seamos indiferentes ante el dolor de quienes son despojados de sus bienes, de su dignidad y de su esperanza.

Ayúdanos a ser instrumentos de la justicia de Dios en el mundo, a trabajar incansablemente para que se respete la dignidad de cada persona, especialmente de los más vulnerables: los huérfanos, las viudas, los migrantes, los enfermos y todos aquellos que sufren la opresión. Que, inspirados por tu ejemplo de servicio y caridad, podamos aliviar el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas, y ser voz para aquellos que no tienen voz.

Te pedimos, Madre de la Misericordia, que la oración de los humildes y de los que sufren injusticia llegue hasta el trono de Dios, y que Él, en su infinita bondad, apresure el día en que la justicia prevalezca y los oprimidos sean liberados. Que la universal destinación de los bienes se haga realidad, y que nadie carezca de lo necesario para vivir con dignidad.

Que tu amor maternal nos guíe y nos fortalezca para vivir el Evangelio de la caridad y la justicia, y para construir un mundo donde reine la paz y la fraternidad. Amén.

"Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén." (Ap 22,21)

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