domingo, 12 de diciembre de 2010

#71: La tierra de tus enemigos.

¿Te imaginas cómo sería tu vida si fueras capturado por tus enemigos y llevado a una tierra extraña de la que no podrías volver?

Lo primero que perderías serían tus bienes, pues tus enemigos te despojarían y al faltar tú, otras personas recogerían lo que haya sobrado.  Si acaso llegaras a volver, lo cual sería casi imposible, no tendrías nada de lo que tienes hoy.

Tus enemigos te harían imposible también mantener contacto con tus familiares y amigos.  Conforme pasaran los días, las semanas y los años, cada vez menos personas se acordarían de ti y tu estarías rodeado de gente que te odia y sin amigos.

En esa tierra extraña no tendrías oportunidad de tener el gusto de utilizar tus talentos, ni de ejercer tu profesión, ni siquiera comunicarte eficazmente, más bien serías prisionero o en el mejor de los casos un esclavo obligado a las tareas más humillantes e impensables para deleite de tus enemigos.

La vida en la tierra de tus enemigos sería una existencia sin esperanza, una perpetua tortura en donde no podrías tener siquiera la libertad para dormir el tiempo que tu quisieras, ni el consuelo de intercambiar un gesto de amabilidad.

La verdadera tierra de tus enemigos es el infierno y tus verdaderos enemigos son los demonios.  No escribo esto para que te asustes, sino para que contemples con claridad el lugar en donde no querrás nunca vivir.

La reflexión de hoy se basa en un pasaje del libro del Deuteronomio.  La cita es Deut, 28, 47-68. Antes de seguir con la reflexión te recomiendo que ores pidiendo al Espíritu Santo su luz.

Puntos de reflexión.

1. La vida del cristiano es una vida de servicio alegre a Dios y al prójimo, motivado por el amor.  Este servicio es la manera en la retribuimos todas las bendiciones recibidas de Dios.  Con el tiempo desarrollamos una relación cada vez más estrecha con Dios que nos permite tener una mayor sensibilidad tanto de lo que hemos recibido como de las oportunidades que cada día tenemos para servir.
2. Dios te ha dado mucho para que le ayudes, sin embargo, si tu vives de forma egoísta y no le ayudas, te volverás inútil, un desperdicio de los recursos de Dios.  Tu alma se secará y estarás bajo de defensas ante los enemigos del alma.
3. Cristo nos ha comprado con su muerte en la cruz para que podamos tener una vida eterna feliz.  Los condenados al infierno no tienen salvador.  Los condenados son apenas sombras y cenizas del ser humano que alguna vez fueron. Es importante reflexionar y valorar el sacrificio que Cristo hizo por ti para saberle corresponder a tan enorme gesto de amor y no caer en las filas de los apáticos y condenados.

Pidamos a la Santísima Virgen María, reina de todos los santos, que nosotros también podamos un día formar parte de ese coro angelical.

Gracias por hacer esta reflexión conmigo. Aquí se te aprecia y se te ama en Jesucristo. Tú eres el motivo de mi blog. Que Dios te bendiga.

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