sábado, 4 de diciembre de 2010

#64: Cómo educar a tus hijos para salvarlos

La educación de los hijos es una tarea de los padres.  La tarea es un trabajo que se hace en la casa.  La educación de los hijos es un trabajo de los padres que se hace en la casa.

La calidad de la escuela donde estudian tus hijos no tiene correlación con la calidad de personas que serán. La calidad de la educación que tú personalmente le das a tus hijos sí tiene correlación con la calidad de personas que son y serán. Si quieres que tus hijos tengan éxito en la vida, tú tienes que educarlos.

Para un católico el éxito más importante y el único trascendente es la salvación eterna.  Si tus hijos se salvan entonces podrás considerar que tuvieron éxito en la vida.  ¿Cómo vas entonces a educar a tus hijos para que se salven?

Antes de responder esta pregunta, primero vamos a reflexionar un pasaje del libro de los Jueces, que nos puede ayudar a encontrar nosotros mismos la respuesta. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo.


Los Jueces, salvadores de Israel
16 Entonces el Señor suscitaba jueces, que salvaban a los israelitas del poder de los salteadores.
17 Pero los israelitas no escuchaban a sus jueces, sino que se prostituían, yendo detrás de otros dioses y postrándose delante de ellos. Se desviaban muy pronto del camino seguido por sus padres, que habían obedecido los mandamientos del Señor. Ellos, en cambio, no hacían lo mismo.
18 Cuando el Señor les suscitaba jueces, estaba con el juez y los salvaba de las manos de sus enemigos mientras vivía el juez, porque se compadecía de los gemidos que les provocaban sus opresores y perseguidores.
19 Pero cuando moría el juez, volvían a pervertirse más aún que sus antepasados: iban detrás de otros dioses para servirlos y postrarse delante de ellos, sin renunciar en nada a sus malas acciones y a su conducta obstinada.[1]

Puntos de reflexión.
1. Dios es el primer interesado en suscitar personas en la Iglesia que nos enseñen el camino al cielo. La familia es una iglesia doméstica.  Por lo tanto, Dios ha pensando que los padres enseñen a sus hijos el camino a la salvación.
2. Cuando los padres faltan o simplemente no están, los hijos tienden a rebelarse o relajarse en su conducta.  Entre más tiempo estén los padres ausentes, más se acostumbrarán los hijos a ser rebeldes o relajados en su moral.  No es de extrañarse por lo tanto, que los hijos que no reciben educación en la fe directamente de sus padres terminen buscando por sí mismos y encontrando una variedad de caminos. Si este proceso se repite por varias generaciones, entonces los bisnietos pueden seguir dioses que los bisabuelos nunca pensaron.  Lo que sí es un hecho es que nuestra naturaleza humana tiende a buscar lo trascendente aunque no nos eduquen para esto.

¿Qué nos enseña entonces este pasaje acerca de cómo educar a tus hijos para salvarlos?
  1. El padre y la madre deben de estar con Dios, en vida de gracia.
  2. Durante el tiempo que convivan de cerca con sus hijos, los padres deben de enseñarles a obedecer los mandamientos por amor a Dios.
  3. Los padres deben de proteger a los hijos y alejarlos de los peligros para el alma y el cuerpo, mientras que ellos van creciendo en sabiduría para discernir por sí mismos.
Siguiendo estos tres pasos cuando mueras tus hijos tomarán la estafeta de jueces, en el sentido al que se refiere el pasaje, y podrán educar a tus nietos.

Pidamos por último a María Santísima que interceda por nosotros y que nos ayude a educar a nuestros hijos en la fe.

Gracias por hacer esta reflexión conmigo. Aquí se te aprecia y se te ama en Jesucristo. Tú eres el motivo de mi blog. Que Dios te bendiga.

Me encantaría saber qué te deja esta reflexión.
No te vayas sin dejar tus comentarios, tus propósitos, lo que quieras.


[1]   Jc,  2,  16-19

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