Dios se compadece de ti. El reconoce su paternidad sobre ti
y es un Padre verdaderamente bueno.
Aunque estés en graves aprietos y sientas tu ánimo
desfallecer, Dios ya sabe cómo ayudarte. El puede enmendar tu vida y volverla al
camino de la plenitud. Tú sólo tienes que dejarte guiar por Dios.
Cómo un niño pequeño caminando con su Padre:
- Déjate llevar de la mano de Dios;
- Dile que quieres montarte en sus hombros,
- Y pescarte de sus cabellos.
- Si estás cansado no abandones el camino,
- Encomiéndate a Dios y
- Deja que te lleve en brazos mientras descansas,
- Así nada ni nadie te podrán dañar.
La siguiente reflexión está basada en el capítulo 42 del
libro del profeta Jeremías. Te recomiendo hacer una oración para pedir la luz
del Espíritu Santo, antes de seguir adelante.
Puntos de reflexión
1. Pide ayuda espiritual
Que el Señor, tu Dios, nos indique el camino que debemos seguir y lo que debemos hacer» (Jer. 42,3)
Un ciego no puede guiar a otro ciego. Necesitas claridad, la
claridad que tienen los santos, para discernir lo mejor para tu vida.
2. Permanece fiel a Dios
Si ustedes permanecen en este país, yo los edificaré y no los demoleré, los plantaré y no los arrancaré, porque me arrepiento del mal que
les hice. (Jer. 42,10)
Dios es tu mejor protección y seguridad. Si te alejas del
camino, pronto todo el bosque te parecerá tenebroso y peligroso. Permanece fiel
a Dios para que vivas en paz.
3. Construye tu casa en el Reino de Dios
Yo haré que ustedes encuentren compasión, y él se compadecerá de ustedes y los dejará habitar en
el país. (Jer. 42,12)
El Reino de Dios es eterno y tu morada en este lugar es
indestructible. Como dice el catecismo para niños: “un lugar de felicidad que
nunca se acaba.”
Petición final
Virgencita morena, Niñita mía la más bella, compadécete de
mis afanes y de mis cansancios, y ruega por mí para que halle pronto el
descanso a mis penas. Tú tienes a tu Hijo que te oye y las palabras bonitas
para pedir lo mejor que me conviene. Te lo pido por Cristo Rey, que vive
contigo en el cielo y gobierna a toda su creación.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Agradezco a mi ángel de la guarda que me inspiró esta bella
reflexión.
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