La reflexión de hoy está basada en el capítulo 25 del libro del profeta Jeremías. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.
Reflexionando en este capítulo, a la luz del Espíritu Santo, encontré treinta temas de los que valdría mucho la pena reflexionar como:
De todos, el que más me llamó la atención fue la invitación que Dios nos hace a través de Jeremías de tener una buena disposición interior para escuchar su Palabra y ponerla por obra en vida.
Te propongo las siguientes preguntas a manera de AUTOEXAMEN:
¿Estoy listo para que en este momento comience mi juicio final? ¿Vivo en gracia?
¿Cuál es mi importancia y tamaño en comparación con Dios? ¿Soy humilde?
¿Comparto la misma actitud inicial de Caín para con mis hermanos, o me siento responsable de hacer lo que me toca para que ellos también conozcan a Dios? ¿Soy apóstol?
¿Voy detrás de cuanto placer esté a mi alcance o sé renunciar a éstos para mayor bien de mi alma? ¿Soy fiel a Dios?
A fin de que yo dé fruto, Dios ha sembrado semillas de fe y virtud en mi corazón, y en diferentes etapas de mi vida Él ha podado, con dulzura y paciencia, los obstáculos de mi vida que me impedían florecer y madurar. ¿He dado fruto? ¿Están vacías mi manos o están llenas?
Para mayor provecho toma papel y lápiz y responde las preguntas. Al final escribe un propósito concreto.
Puntos de reflexión.
Petición final.
Te pedimos Madre Santísima, Reina de los confesores, que nos enseñes a tener una buena disposición interior para escuchar a Dios, a fin de que guiados por la luz más brillante caminemos por la vida sin tropiezo y gozando de las caricias que Dios hace al corazón. Dulces mieles. Por Jesucristo tu Hijo y Señor Nuestro. Amén.
Reflexionando en este capítulo, a la luz del Espíritu Santo, encontré treinta temas de los que valdría mucho la pena reflexionar como:
- El Reino de Dios.
- El amor conyugal.
- El trabajo y la fe.
- La Confirmación.
- El respeto exterior del cuerpo.
- El respeto a la vida,
- y otros.
De todos, el que más me llamó la atención fue la invitación que Dios nos hace a través de Jeremías de tener una buena disposición interior para escuchar su Palabra y ponerla por obra en vida.
Te propongo las siguientes preguntas a manera de AUTOEXAMEN:
¿Estoy listo para que en este momento comience mi juicio final? ¿Vivo en gracia?
¿Cuál es mi importancia y tamaño en comparación con Dios? ¿Soy humilde?
¿Comparto la misma actitud inicial de Caín para con mis hermanos, o me siento responsable de hacer lo que me toca para que ellos también conozcan a Dios? ¿Soy apóstol?
¿Voy detrás de cuanto placer esté a mi alcance o sé renunciar a éstos para mayor bien de mi alma? ¿Soy fiel a Dios?
A fin de que yo dé fruto, Dios ha sembrado semillas de fe y virtud en mi corazón, y en diferentes etapas de mi vida Él ha podado, con dulzura y paciencia, los obstáculos de mi vida que me impedían florecer y madurar. ¿He dado fruto? ¿Están vacías mi manos o están llenas?
Para mayor provecho toma papel y lápiz y responde las preguntas. Al final escribe un propósito concreto.
Puntos de reflexión.
1. Arrepentimiento
El les decía: Vuélvanse cada uno de su mal camino y de la
maldad de sus acciones, y habitarán en el suelo que les ha dado el Señor, a
ustedes y a sus padres, desde siempre y para siempre. (Jer. 25,5)
Todo lo que gano aquí y ahora es incomparablemente inferior con los bienes celestiales que Dios tiene para mí. Todo lo que sufro es desperdicio, si no sufro para Dios y por su causa.
2. Fidelidad
No vayan detrás de otros dioses para servirlos y para
postrarse delante de ellos, no me agravien con la obra de sus manos, y no les
haré ningún mal. (Jer. 25,6)
¿Será mucho pedir de Dios que te acuerdes que siempre está presente, viendo lo que haces y dejas de hacer? ¿Será mucho pedir de Dios que ha cambio de toda la Creación le prestes atención? ¿Verdad que no?
Dios te dice: "Todo esto es tuyo, desde el aire que respiras hasta la estrella más lejana, yo sólo quiero vivir en tu corazón".
3. Misterio y responsabilidad
Pero ustedes no me escucharon –oráculo del Señor–
agraviándome con la obra de sus manos, para su propia desgracia. (Jer. 25,7)
La libertad, don de Dios, es un misterio y una responsabilidad. ¡Qué valiente ha sido Dios en exponer su corazón al quebranto, al darnos la libertad de ofenderle, rechazarle y hasta dudar de su existencia! Que no sea así contigo, que tu vida sea motivo de gozo para Dios y para las personas que comparten tu vida.
Petición final.
Te pedimos Madre Santísima, Reina de los confesores, que nos enseñes a tener una buena disposición interior para escuchar a Dios, a fin de que guiados por la luz más brillante caminemos por la vida sin tropiezo y gozando de las caricias que Dios hace al corazón. Dulces mieles. Por Jesucristo tu Hijo y Señor Nuestro. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario