#106: ¿Vivo como mi padre me enseñó, o como Dios quiere?

El comportamiento del padre ejerce una gran influencia en los hijos. Esta influencia abarca todos los aspectos de la vida del hijo.  A medida que el hijo se hace adulto, su comportamiento se asemeja al de su padre.


La sabiduría del padre se transmite al hijo a través de sus:

• Palabras,
• Ejemplos, 
• Anécdotas y
• Enseñanzas

El padre tiene mayor credibilidad que otros ante sus hijos, y sus ideas se asimilan por ellos sin mucho esfuerzo de argumentación.  El punto de vista de los hijos ante un tema debatible es igual o similar al de su padre.


El amor al propio padre nos mantiene apegados a sus ideas y a su forma de ver el mundo.  Él a su vez aprendió de su padre.  Tu forma de ver el mundo es similar a la de tu abuelo y bisabuelo.

Dios es tu Padre Celestial. Cristo es su Palabra y la Sagrada Escritura está llena de sus enseñanzas.  El Catecismo de la Iglesia Católica es también un excelente libro para conocer a tu Padre Celestial.


Cristo, conociendo perfectamente nuestra naturaleza, advirtió: Cualquiera que venga a mí y no me ame más que a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a su propia vida, no puede ser mi discípulo. (Lc, 14,26)

La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que recoge los datos históricos del reinado de Nadab en Israel. La cita es 1 Reyes 15, 25-32. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión. 


1.  El hizo lo que es malo a los ojos del Señor; siguió el camino de su padre y persistió en el pecado con que este hizo pecar a Israel. 


El día de tu juicio particular tu padre tendrá que responder por tus pecados, pues el tuvo la responsabilidad de formar tu conciencia.  Tú tendrás también que responder por tus pecados, pues tú tienes la responsabilidad de obedecer a tu conciencia. Tú pecado arrastra a otros a pecar, especialmente a tus hijos, que por amor y admiración imitan tu comportamiento. 


Nada se oculta a los ojos del Señor, ni los actos ni las intenciones. Esta verdad es motivo de esperanza para el santo, que seguramente verá recompensados todos sus esfuerzos, y debe de servir de advertencia para el inicuo, que pagará, sin recibir indulto, todas sus maldades.


2. Esto sucedió a causa de los pecados que Jeroboam cometió e hizo cometer a Israel, provocando así la indignación del Señor, el Dios de Israel.


Los pecados del padre trajeron desgracia a toda su descendencia, por dos razones:

1. Sus malas obras construyeron un mundo más violento y de menos justicia.
2. El hijo vivió según lo que le enseñó su padre y dejó a un lado los mandamientos de Dios. El hijo hizo la guerra y fue asesinado por uno de su propio ejército.

El pecado es un profundo sufrimiento acompañado siempre de una carnada apetecible. El hombre sabio se aleja del pecado.

Pidamos a María Santísima, Madre del buen consejo, que por su intercesión, nuestras familias vivan cada vez más conforme al plan original de Dios para la humanidad; con la armonía que solo nace de la fe, la esperanza y la caridad.