domingo, 27 de marzo de 2011

#100: Dios escucha la oración del corazón.

San Alfonso visitando al Santísimo Sacramento
Hoy reflexiono sobre la oración que hace el rey Salomón con motivo de la dedicación del templo y el traslado del Arca a su interior. La súplica que hace Salomón está llena de sabiduría y es difícil sintetizar en esta breve reflexión toda su riqueza.


Si tienes tiempo y oportunidad te recomiendo que la leas toda en voz alta.  La cita está más abajo.


Lo que sí puedo anticiparte es que Salomón, al tiempo que oraba, estaba también profetizando, y al tiempo que profetizaba, se estaba adentrando en el misterio de Dios.  Hay mucho material para reflexionar en esta súplica.


Esta oración de Salomón está llena de luces acerca de:
  • La relación con Dios que es fiel a sus promesas,
  • La naturaleza de Dios,
  • El efecto del pecado y el camino a la conversión,
  • El rol de los enemigos en tu propia santificación,
  • La justicia divina,
  • Los actos de piedad eficaces y el temor a Dios,
  • El llamado universal a toda la humanidad para reconocer a Dios,
  • y la protección divina.

Si quisiera quedarme con la principal enseñanza de esta súplica de Salomón escogería la que puse en el título: Dios escucha la oración del corazón.  Tenemos que aprender a orar afectivamente, en donde el propio espíritu, lleno de amor, se eleve al Padre.


Rey Salomón rezando en el Templo de Jerusalén
La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que recoge la súplica de Salomón durante la ceremonia de la dedicación del Templo. La cita es 1 Reyes 24, 22-53. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión. 
1. Señor, Dios de Israel, ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, que mantienes la Alianza y eres fiel con tus servidores, cuando caminan delante de ti de todo corazón.  Salomón comienza su súplica con una alabanza a Dios, que a la vez nos enseña cómo es la relación con Dios.  A Dios se le sirve con humildad, y a Dios se le ama de todo corazón.  Siglos después de Salomón, Cristo nos revelará a Dios como verdadero Padre eterno, siempre presente y siempre cercano, esperando que prestes corazón a sus mociones.
2. cualquiera sea la oración o la súplica que te dirija un miembro de tu pueblo Israel, sintiéndose tocado en su corazón y con las manos extendidas hacia esta Casa, escúchalas tú desde el cielo, desde el lugar donde habitas; escucha y actúa: trátalo a cada uno según su conducta, tú que conoces su corazón, porque sólo tú conoces el corazón de todos los humanos. Salomón pide a Dios que escuche nuestras oraciones y nos sigue enseñando a relacionarnos con Dios.  Dios inicia la oración antes de que tú le dirijas la primera palabra, pues Él pone el ambiente adecuado y sugiere el momento, incluso a veces el tema.  Dios mueve tu espíritu o tu corazón hacia la oración.  Él te conoce mejor de lo que tú te conoces a ti mismo, te ama y sabe lo que te conviene. Antes de que comiences a orar Dios ya sabe lo que necesitas y lo que le vas a pedir, antes de que termines, tus oraciones son escuchadas y tus peticiones atendidas.  Las manos extendidas representan la actitud interior totalmente abierta al amor de Dios... hacer este gesto ayuda.
3. si...se vuelven hacia ti de todo corazón y con toda el alma...escucha...esa oración...y hazles justicia.    Salomón intercede por todos los pecadores y nos recuerda la necesidad constante e incremental de conversión.  Siempre hay algo que mejorar.  Siempre hay un rincón del alma que no ha sido evangelizado.  Ahí también Dios quiere morar, pero primero hay que limpiar y vaciar el corazón de afectos desordenados para llenarlo de Dios.


Pidamos a María Santísima, Reina de los profetas, que ruegue por nosotros y que nos enseñe a orar con el corazón para ser escuchados por Dios.


Gracias por hacer esta reflexión conmigo. Te aprecio y te amo en Jesucristo. Tú eres el motivo de mi blog. 


Te agradecería si dejas tus comentarios o compartes esta reflexión con alguien que tú aprecies. Dios te bendiga.

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