martes, 27 de diciembre de 2022

#223 El gran don del Bautismo.

Cuando te llevaron a bautizar, tus padres y tus padrinos se comprometieron a educarte en la fe, para que conocieras los mandamientos y aprendieras a amar a Dios y al prójimo.  Después, un lector representando a los fieles pidió por ti para que llevaras una vida santa y llegaras un día al cielo. Luego el celebrante te exorcizó y te preparó así para ser templo del Espíritu Santo. Además te ungió con el óleo de la salvación para transmitirte la virtud de la fortaleza espiritual. 

El sacerdote bendijo el agua y pidió a tus padres y padrinos que a nombre tuyo renunciaran al pecado, a Satanás, a sus malas obras y seducciones.  Ellos renunciaron por ti e hicieron además un acto de fé.  Una vez profesada la fe y el deseo del bautismo el sacerdote te bautizó con agua bendita, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.  

Fuiste a recibir el bautismo vestido de blanco en señal del ideal de pureza, de una vida sin mancha para acceder a la vida eterna.  Si tienes oportunidad te recomiendo leer el Rito del Bautismo para que valores el gran don que recibiste ese día.

Esta reflexión está basada en el Salmo 119, versículos 105 al 112. Te recomiendo hacer una oración al Espíritu Santo antes de seguir leyendo.

Salmo 119, 105-112

[Nun]

105 Tu palabra es una lámpara para mis pasos,

y una luz en mi camino.

106 Hice un juramento –y lo sostengo–

de cumplir tus justas decisiones.

107 Estoy muy afligido, Señor:

vivifícame, conforme a tu palabra.

108 Acepta, Señor, las ofrendas de mis labios,

y enséñame tus decisiones.

109 Mi vida está en constante peligro,

pero yo no me olvido de tu ley.

110 Los pecadores me tienden una trampa,

pero yo no me aparto de tus preceptos.

111 Tus prescripciones son mi herencia para siempre,

porque alegran mi corazón.

112 Estoy decidido a cumplir tus preceptos,

siempre y a la perfección


Puntos de reflexión


Hay un océano de sabiduría en estos versículos, te dejo en libertad de reflexionar aquel o aquellos que más resuenen en ti en este momento.  Aun así si prefieres una guía te propongo estos puntos de reflexión:


  1. La palabra de Dios


Este salmo 119 nos invita a leer la Biblia para obtener consejos para vivir conforme al plan de Dios y también consuelo y valentía. Así como encendemos una luz para no tropezar, igual hemos de procurar la palabra de Dios para mantenernos en el camino de Cristo.


  1. Mis promesas hechas en el Bautismo


A cambio del Bautismo que me inserta en la familia de Dios como su hijo adoptivo, me comprometí a una vida santa, como discípulo de Cristo, renunciando a todo lo que me aleje de Dios.  Hoy es un buen día para renovar esa promesa en oración, postrado delante de Dios.


  1. El patrimonio de la Fe.


Acuérdate de la parábola del hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) que despilfarró su herencia, se dedicó a pecar hasta que ya no le gustó la consecuencia de su estilo de vida, se arrepintió y decidió volver a casa de su padre. Que no nos pase así a ti, ni a mí. Valoremos la fe que hemos recibido por nuestro Bautismo y cuidemos ese gran don, ese patrimonio que tenemos.


Petición final


María Santísima, Vaso digno de honor, tú que llevaste a tu Hijo al templo para presentarlo ante la comunidad de fieles, a los pocos días de nacido, causando gran alegría a los profetas Ana y Simeón (Lucas 2, 25-38) enséñanos a valorar el gran don del Bautismo y a conservarnos fieles a nuestras promesas bautismales.  Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador que reina por los siglos de los siglos. Amén.


Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Apocalipsis, 22,21)


No hay comentarios:

Publicar un comentario