sábado, 24 de diciembre de 2022

#221 Nos ha nacido un Salvador.

Ha llegado la salvación a tu vida gracias a Dios que se hizo niño, creció entre nosotros y ya después adulto se ofreció en sacrificio por ti. Ha llegado la salvación a tu vida también gracias a tu comunidad actual, gracias a la fe de tus padres y de tus abuelos. Dios te pensó desde la eternidad para ser salvo, pleno y feliz, además Dios quiso en su divina providencia rodearte de los medios para acceder a su misericordia.


Esta reflexión está apoyada por el Salmo 119, versículos 41 al 48 que a continuación adjunto para que los puedas leer y meditar.  Te recomiendo hacer una pausa para orar al Espíritu Santo antes de seguir leyendo.


SALMO 119, 41-48

[Vau]

41 Que llegue hasta mí tu misericordia, Señor,

y tu salvación conforme a tu promesa.

42 Así responderé a los que me insultan,

porque confío en tu palabra.

43 No quites de mi boca la palabra verdadera,

porque puse mi esperanza en tus juicios.

44 Yo cumpliré fielmente tu ley:

lo haré siempre, eternamente.

45 Y caminaré por un camino espacioso,

porque busco tus preceptos.

46 Hablaré de tus prescripciones delante de los reyes,

y no quedaré confundido.

47 Me deleitaré en tus mandamientos

que yo amo tanto.

48 Elevaré mis manos hacia tus mandamientos.


Puntos de reflexión

  1. Dios cumple sus promesas

Dios nos ha prometido un lugar en el cielo para aquellos que cumplamos su voluntad. Dios ha prometido también el Reino de los Cielos a los bienaventurados.

  1. La palabra de Dios es verdadera

Dios crea la realidad con su palabra sin requerir materia alguna, por tanto la realidad y la verdad de las cosas son consecuencia directa y reflejo de su palabra. Lo que Dios dice es verdadero y es a la vez real. Así sabemos que la palabra de Dios es un tesoro y también es una luz que nos ilumina para caminar sin tropiezo.

  1. Los mandamientos son un bien para todos.

Dios es la fuente de los bienes y Dios reparte sus bienes a todos sus hijos.  Pero los mejores bienes que Dios tiene se los da a los santos, a los que cumplen sus mandamientos y a los que hacen obras de misericordia espirituales y corporales.


Petición final

María Santísima, Madre de la misericordia, en esta víspera de la Navidad nos atrevemos a pedirte un regalo.  Regálanos a tu Hijo.  Te lo pedimos por el mismo Jesucristo tu Hijo, Nuestro Señor de la Misericordia y Salvador que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Apocalipsis, 22,21)

No hay comentarios:

Publicar un comentario