viernes, 23 de diciembre de 2022

#220 Elige contenido sano.

¡Qué agradable es por ejemplo, dedicar un tiempo el domingo en la mañana a ver videos de conferencias y cátedras de personas como: el profesor de filosofía Peter Kreeft, el obispo Robert Barron o el filósofo Adolfo López Quintas!  ¡Qué provechoso es ver con la familia una película de la vida de una persona santa! ¡Qué edificante es leer el Catecismo de la Iglesia Católica y la Biblia!  Afortunadamente hay mucho contenido sano en la música, y en todas las formas de arte y expresión que podemos elegir para nuestro crecimiento espiritual.


Esta reflexión está basada en el Salmo 119, versículos 33 al 40.  Te recomiendo hacer una oración para pedir ayuda al Espíritu Santo antes de continuar con la lectura.  Después sigue leyendo pausadamente.

Salmo 119, 33-40


[He]

33 Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos,

y yo los cumpliré a la perfección.

34 Instrúyeme, para que observe tu ley

y la cumpla de todo corazón.

35 Condúceme por la senda de tus mandamientos,

porque en ella tengo puesta mi alegría.

36 Inclina mi corazón hacia tus prescripciones

y no hacia la codicia.

37 Aparta mi vista de las cosas vanas;

vivifícame con tu palabra.

38 Cumple conmigo tu promesa,

la que hiciste a tus fieles.

39 Aparta de mí el oprobio que temo,

porque tus juicios son genuinos.

40 Yo deseo tus mandamientos:

vivifícame por tu justicia.


Puntos de reflexión


  1. El camino perfecto es el amor a Dios y el amor al prójimo como a nosotros mismos.

Un amor perfecto ama y sirve a un sólo Amo.  Nosotros amaremos a Dios y amaremos a aquellos a quienes Dios ama en virtud de que son sus hijos.

  1. Con todo tu corazón y alma.

En un corazón dividido aparece el odio y la infidelidad. En un corazón dividido el tiempo finito que tiene una persona humana en esta vida se desperdicia en acumular bienes perecederos en vez de tesoros espirituales eternos. Nosotros unamos la voluntad y el  libre albedrío para avanzar hacia Dios sin desviaciones.


  1. Y con todo tu ser.

Sabemos que del corazón habla la boca.  Que los ojos se fijan en la presa. Que los pies y las manos se mueven para alcanzar lo que deseamos. Y así todos nuestros sentidos y potencias están a nuestro servicio. Pongamos todo nuestro ser en modo de oración y transformemos todo nuestro ser en un receptáculo de gracia para llenarnos de amor y compartirlo con nuestros hermanos.



Petición final


María Santísima, Reina de los profetas, permite que aprendamos de tu ejemplo a amar a Dios con un corazón indiviso y un espíritu firme.  Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.


Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Apocalipsis, 22,21)


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