miércoles, 27 de julio de 2011

#135: Líbranos Señor de los pragmáticos.

Memorial de la masacre en Srebrenica
El mayor peligro para un hombre es otro hombre.  De entre los tipos de hombres peligrosos el más peligroso no es el loco sino el pragmático.  El loco, tarde o temprano, se auto destruye pero el pragmático es calculador y mata por beneficio una y otra vez. El pragmático se rodea de otros pragmáticos, desarrolla una ideología, diseña un mundo utópico y elimina de su diseño a los que desentonan.


Los gobiernos pragmáticos descuidan la educación en los valores morales y crean instituciones que sistemáticamente eliminan a los más débiles:

  • a los nonatos con el aborto,
  • y a los enfermos con la eutanasia

Las sociedades que se alejan de Dios elijen gobernantes que los someten a la pobreza y a la guerra. Los individuos en estas sociedades no buscan transparencia sino hueso, tajada, o su parte del botín.


La situación se agrava cuando la naturaleza actúa y deja ver las carencias y la falta de solidaridad en las estructuras sociales. El resultado es un incremento importante en el número de refugiados por la guerra, desplazados por los efectos naturales y los despojados por la violencia.


La libertad mal encausada por el pragmatismo nos lleva a un mayor sufrimiento social de lo normal.


Mapa incluyendo a Moab 830 a.C.
La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una profecía de Isaías en torno a la destrucción de Moab. La cita es Isaías 15, 1-9. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Van por sus calles vestidos de sayal, sobre sus techos y en sus plazas todos lanzan gemidos, deshechos en llanto.


El profeta ve una muchedumbre en luto. Un pueblo sufriendo por la violencia. Los moabitas llorando en templos de dioses falsos, buscando ayuda en donde no la hay. 


Dios es el comienzo de la solución. Antes de que termine el sufrimiento que unos hombres provocan a otros, primero deben dejar que Dios les cambie el corazón. Es muy importante que pidamos a Dios un corazón nuevo, un corazón santo.


2. Mi corazón grita por Moab, sus fugitivos llegan hasta Soar, hasta Eglat Selisiyá. Sí, por la subida de Lujit, la gente sube llorando; sí, por el camino de Joronaim, se lanza un grito desgarrador.


El corazón de Dios se duele por lo que sus hijos se hacen unos a otros, igual que un padre se entristece cuando sus hijos pelean o se lastiman. El mandato de Dios es el amor pero los hombres hemos desobedecido. Los moabitas descienden de Moab uno de los hijos que tuvo Lot con sus hijas cuando ellas lo emborracharon y cometieron incesto.  


Hoy en día, vivimos en una sociedad pragmática que justifica los medios con el fin, cualquier cosa se debe de permitir con tal de lograr el resultado deseado, pensando que así mejora el nivel de vida, el desarrollo de la humanidad o un vago concepto de felicidad.  No hay felicidad lejos de Dios


El pragmatismo es:

  • una falacia, 
  • una trampa suicida, 
  • una filosofía que reduce al hombre y a la mujer a meros objetos, 
  • y pone al niño por encima del adulto pues como recurso explotable (consumidor, obrero, soldado, donador de órganos) a mediano y largo plazo tiene mayor valor.



3. porque las aguas de Dimón están llenas de sangre. Pero yo añadiré a las desgracias de Dimón un león para los fugitivos de Moab, para el resto de Admá.


Los ríos de sangre los hemos visto en situaciones de genocidio y guerra civil. El río se convierte así en mensajero de malas noticias y trágico escenario que expone lo peor de nuestra humanidad manchada por el pecado. Las personas son removidas como si fuera una operación de tala y quema para preparar las tierras para la siembra.  La gente es tratada como hierba indeseable y sus derechos son pisoteados para abrir paso a la explotación de los recursos naturales.


Los sobrevivientes están más expuestos a las inclemencias del tiempo y a los peligros naturales. Las sociedades fundadas en la doctrina social de la Iglesia con los principios de solidaridad y subsidiariedad pueden salir adelante en las dificultades y disminuir el sufrimiento total de la población. En cambio los refugiados, los desplazados y los despojados no tienen a quién acudir, han perdido la seguridad y la habilidad para subsistir.


Pidamos a María Santísima, Nuestra Madre Celestial, que nos enseñe a reconocernos como hijos de Dios y hermanos unos de otros, para que más allá de nuestras diferencias podamos ver la imagen de Dios que reflejamos y la firma que dejó al crearnos a cada uno con infinita creatividad y variedad, cada uno único, valioso para Dios y merecedor de amor. Amén.

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