martes, 3 de enero de 2012

#152: La más excelente obra de amor.



El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
 (1Jn, 4,8)
  • ¿A quién amas tú? 
  • ¿A quién haces el bien? 
  • ¿Quién es el beneficiario de tus buenas obras? 
  • ¿Quién está en tu pensamiento?
Si conoces a Dios tienes buenas respuestas para todas estas preguntas, porque Dios es excelente amando y entre más lo conocemos, más aprendemos a amar como Él nos ama.


Dios ama hasta dar la vida por nosotros.  Dios ama y busca conquistarnos para su Sagrado Corazón. Dios ama con misericordia, porque no merecemos tanto amor. El ha amado siempre y ha sido fiel a sus promesas.


Dios no peca, ni de palabra, ni de obra, ni de omisión. Dios ama y su obra más grande y más excelente es nuestra santificación personal.  Nuestra propia santificación es un proceso que implica para Dios velar durante toda nuestra vida terrenal por cada uno de nosotros y regarnos diariamente con su gracia y con lo que su providencia prevea que requerimos para convencernos de permanecer cerca de su Sagrado Corazón.  Dios está más dedicado a tu bienestar temporal y eterno que tu mismo.


La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una profecía de Isaías acerca de la pasión de Jesús de Nazaret. La cita es Isaías 53, 1-12. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Cristo es el pastor que reúne a sus ovejas.

Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros. (Is. 53,6)

Las iniquidades son grandes injusticias. Las injusticias recaen sobre Dios porque sufre de amor al vernos sufrir. Todos somos sus hijos y como tales, Dios quiere que seamos felices.  El llama y nos invita a permanecer cerca de su corazón para así evitarnos penas innecesarias.

2. Cristo calla ante sus acusadores.


Al ser maltratado, se humillaba y ni siquiera abría su boca: como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca. (Is. 53,7)


¡Que anhelo puede haber más grande que ver y escuchar a Dios! Cuando los apóstoles le dijeron a Cristo: "enséñanos a orar", Cristo les enseñó la oración del Padre Nuestro. Pero cuando los miembros del Sanedrin le acusaban, le reclamaban y le exigían, Cristo guardó silencio.  Que tus palabras para con Dios siempre sean humildes, suplicantes y amorosas, así obtendrás respuesta.

3. Cristo murió por nosotros para ganarnos el derecho a recibir el Bautismo.


A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado. Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí las faltas de ellos. (Is. 53, 11)


La vida del cristiano, por imitación de Cristo, implica cumplir la misión que Dios te tiene encomendada y soportar todas las penas con la esperanza de recibir al final acceso al cielo.  Los que vivan santamente ayudarán a Dios a que muchos sigan a Cristo y podrán además interceder por su prójimo y conmutar sus penas.


Petición final


Te pedimos María Santísima, Madre del Salvador, que siguiendo tu ejemplo de vida cristiana también nosotros aprendamos a reconocer la voluntad de Dios para nuestras vidas, y sepamos vivir santamente al servicio del prójimo, sin perder la esperanza de contemplar algún día a Dios en su trono celestial. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario