Fray Dominique Pire, premio Nobel de la Paz 1958 |
Cuando solo vemos el mundo material y descubrimos nuestras diferencias accidentales, nuestra vida queda influida por el temor, la desconfianza y hasta el odio por los que son diferentes.
Estas diferencias pueden ser de:
- piel (racismo)
- religión (intolerancia)
- clase social (clasismo)
- nacionalidad o gentilicio (xenofobia)
- profesión o trabajo
- sexo (machismo, feminismo)
- salud o adicciones
- y/o edad
Los cristianos estamos llamados por Cristo a trabajar por la paz. Hay que comenzar por darnos cuenta que todos somos hijos de Dios. Sin importar las diferencias accidentales, todos compartimos la misma dignidad y vocación universal. Todos tenemos la vocación universal a vivir el amor. El amor se vive en paz y unidad al servicio del prójimo, comenzando por los más desprotegidos.
La reflexión de hoy está basada en un pasaje del primer libro de Samuel, que narra el encuentro entre Jonatán y David en el desierto de Judá. La cita es 1 Samuel 23, 14-18. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.
Puntos de reflexión.
1. David se fue al desierto para escapar de Saúl. Busca lugares tranquilos y alejados para convivir con Dios y no caer en manos del enemigo. Aléjate del entretenimiento inmoral y procura el recogimiento de tus sentidos. El silencio es más propicio para la oración. La oración es esencial para la vida cristiana.
2. Jonatán reconfortó a David hablándole del plan de Dios. Conocer el plan de Dios es reconfortante para las personas de fe, porque el plan de Dios es la felicidad eterna del hombre. Los ejercicios espirituales, retiros, encuentros, jornadas, cursillos y otras actividades similares, son una buena oportunidad para conocer más acerca del plan de Dios.
3. David y Jonatán hicieron un pacto. La amistad es un vínculo fuerte entre las personas que tiene en común el amor a Dios. Los hijos de tus enemigos serán tu mejores aliados cuando su corazón se convierta a Dios. Mantén firme la esperanza en que el plan de Dios se sobrepondrá.
Pidamos a la Virgen María, reina de la paz, que nos enseñe a vivir las bienaventuranzas y gozar de sus frutos ya desde esta vida.
Gracias por hacer esta reflexión conmigo. Te aprecio y te amo en Jesucristo. Tú eres el motivo de mi blog.
Dios te bendiga.
Te agradecería si dejas tus comentarios o compartes esta reflexión con alguien que tu aprecies.