lunes, 24 de junio de 2013

#191: Cristo da constancia de Dios.

Gracias a Cristo sé:
  •  que Dios existe,
  • y que me ama,
  • y que tiene un Reino,

Porque Cristo:
  •  anuncia a Dios,
  •  nos habla de su Reino
  •  y además es Dios mismo.

Esta reflexión está basada en el capítulo 6° del libro del profeta Oseas. Te invito a pedir junto conmigo la ayuda al Espíritu Santo, para que podamos entender y hacer vida el mensaje que Dios nos ha querido transmitir hoy en estos versículos.

Puntos de Reflexión.

1. Sólo un Evangelio para siempre.

«Vengan, volvamos al Señor: él nos ha desgarrado, pero nos sanará; ha golpeado, pero vendará nuestras heridas. (Oseas, 6,1)

Cristo nos anuncia la Buena Noticia del Reino de Dios, al cual tenemos ahora acceso todos los seres humanos, por su piel desgarrada y su sangre derramada durante su pasión y muerte.

 No hace falta buscar la verdad en otra parte. No hace falta complementar la sabiduría de Dios con otra sabiduría humana. No hay novedad, ni moda filosófica que nos ponga en ventaja con respecto a las generaciones pasadas después de Cristo.

Nos basta la Revelación y muchos santos en la historia de la Iglesia nos dan constancia de esto.

2. Seguimos a Cristo resucitado.

Después de dos días nos hará revivir, al tercer día nos levantará, y viviremos en su presencia. (Oseas 6,2)

Oseas profetiza lo que nosotros ya sabemos, que Cristo resucitó al tercer día. Cristo venció la muerte y lo mismo quiere hacer por nosotros. Cristo quiere que tengamos vida eterna como ciudadanos del Reino de Dios, para que vivamos en presencia del que da la vida y la existencia a todas las creaturas.

Alejados de Dios no hay vida y los caminos que llevan a la muerte son fáciles de reconocer, porque están decorados con signos:
  • de muerte,
  • enfermedad,
  • depresión,
  • adicciones,
  • infecundidad y/o 
  • autosuficiencia.  

 Si te ves rodeado de estos signos vuelve al camino de Cristo.

3. Estamos hechos de buen barro.

Esforcémonos por conocer al Señor: su aparición es cierta como la aurora. Vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra». (Oseas 6,3)

Dios nos formó y sopló vida en nosotros.  Así como el sol y el agua permiten que la tierra sea fecunda, así la gracia de Dios derramada como agua sobre cada uno de nosotros nos posibilita para dar fruto y tener vida nueva, renovada. 

Dios ilumina, sostiene, da fecundidad y sentido a nuestras vidas.

Petición final

Te pedimos Madre Santísima, Estrella de la mañana, que así como das constancia de la aurora, nos indiques también con claridad el camino que debemos de seguir, para vivir como verdaderos cristianos, fieles devotos de tu Hijo Jesucristo y testigos de su resurrección, mediante la abundancia de alegría y esperanza que desborden de nuestros corazones. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario