La parroquia es el corazón de tu colonia, es la casa de
Dios, es la visita dominical obligada.
Antes de visitar a tus papás y a tus suegros, primero visita a Dios para
que lo lleves contigo.
Dios es tu vecino. Su apartado postal es el sagrario. Allá
puedes visitarle y dejarle tus peticiones.
Esta reflexión está basada en el capítulo 48 del libro del
profeta Ezequiel. Te invito a pedir conmigo la luz del Espíritu Santo para
ganar en claridad. “¡Ven Espíritu Santo!”
Puntos de reflexión
La parroquia
Sobre la frontera de
Judá, desde el lado oriental hasta el lado occidental: allí estará el tributo
que ustedes reservarán para el Señor. Tendrá doce mil quinientos metros de
ancho, y su longitud será igual que las otras partes, desde el lado oriental
hasta el lado occidental. El Santuario estará en el medio. (Ez. 48,8)
Hay un lugar cerca de tu casa reservado para celebrar con
Dios. Este lugar es el templo, el corazón de la parroquia. ¿Y qué celebramos?
Celebramos la filiación divina.
La casa sacerdotal
Este tributo sagrado
estará distribuido de la siguiente manera: a los sacerdotes les corresponderá
una extensión de doce mil quinientos metros de largo por el norte, de cinco mil
metros de ancho por el oeste, de cinco mil metros de ancho por el este, y de
doce mil quinientos metros de largo por el sur. El Santuario del Señor estará
en el medio. (Ez. 48,10)
¡Mira qué gran regalo nos ha hecho Dios Padre al suscitar
sacerdotes entre nosotros! Ellos son los
celebrantes y los ministros de muchos sacramentos. Los sacerdotes han dedicado
sus vidas a la salud de la grey amada de Dios.
¿Y dónde han de vivir los sacerdotes? Pues en su casa. Ve de
qué manera puedes ayudarles: con tus oraciones y tu ayuda material.
El patrimonio
parroquial
No se podrá vender,
permutar o expropiar nada de esta porción escogida del país, porque está
consagrada al Señor. (Ez. 48,14)
La parroquia es de todos, pero no para desmembrarla ni para despojarla,
porque sus partes en conjunto aportan más valor a la comunidad que sus partes individuales. El valor del conjunto de los bienes de la
parroquia es superior a la suma de sus partes, porque el servicio que ahí se presta
a la comunidad tiene un valor trascendente y escatológico.
Así como el cuerpo humano vivo puede más que sus órganos y
miembros separados e inertes, así los bienes de la parroquia unidos pueden
servirnos mejor.
Por ejemplo, el corporal, uno de los objetos litúrgicos;
todas las hostias que descansan sobre éste quedan consagradas durante la
celebración eucarística. Pero el mismo
corporal, separado del altar y retirado del templo, es tan sólo una pieza
cuadrada de tela. ¿Ven la diferencia? Entonces
conservemos el patrimonio parroquial.
Dios con nosotros en
la parroquia
El perímetro total
será de nueve mil metros. Y en adelante, el nombre de la ciudad será: «El Señor
está allí». (Ez. 48,35)
Para retomar el tema principal agrego en esta ocasión un
cuarto punto. Este versículo tiene las
últimas palabras que el profeta Ezequiel ha querido escribir de parte de Dios: “El
Señor está allí.”
¿Dónde estás Señor que mi corazón está inquieto? Ezequiel
tiene la respuesta: “El Señor está allí.”
No hace falta viajar a Tierra Santa, basta visitar el templo
de tu parroquia.
Petición final
Te rogamos María Santísima, Madre de la Iglesia, que por tu
eficaz intercesión y como llevados de tu mano para conocer a Dios Padre,
reconozcamos a partir de hoy y valoremos el templo de nuestra parroquia, como
lugar de encuentro con Dios vivo. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, Nuestro
Señor y Salvador. Amén.
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