jueves, 17 de noviembre de 2011

#144: De la esperanza a la fortaleza

¿De donde saco fuerzas para continuar en mí camino? Si no tengo esperanza de llegar a mí destino, bien podría dejar de caminar, pero si mi esperanza está viva entonces continúo caminando.


La esperanza es la base de la fortaleza y la fortaleza es la determinación y la voluntad para continuar a pesar de las adversidades.


La fortaleza es don del Espíritu Santo y sale a relucir:

  • en los mártires,
  • en los matrimonios unidos y
  • en los santos que soportan las pruebas.



La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una predicación de Isaías acerca de la relación entre el hombre y Dios su creador. La cita es Isaías 40, 27-31. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. No estamos solos en el camino.

¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: «Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios? (Is. 40, 27)

Dios nos conoce y nos acompaña, sabe de dónde venimos y a dónde vamos.  Cada uno de nosotros tenemos derecho a recibir los dones del Espíritu Santo por el bautismo.  Nunca pienses que todo depende solo de ti y de tus fuerzas. Dios te da la misión y los medios para cumplirla.

2 Dios actúa en cada uno.

El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor. (Is. 40, 29)

El único alimento verdadero para el alma es de carácter espiritual, y por eso Dios, que es espíritu, se da a sí mismo como alimento para revigorizarnos a través de la recepción de la Eucaristía.  Procura este alimento espiritual y tendrás salud de alma y cuerpo, durante el tiempo necesario para cumplir tu misión en la vida.

3 Renovados en Dios alcanzamos metas más altas.

Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan. (Is. 40, 31)



Eres por el bautismo hijo de Dios en toda su dignidad.  No tengas miedo de llegar al lugar que Dios te pide que vayas. Dios te da la fuerza, tú sólo tienes que mantener la mirada en la meta; tú sólo tienes que mantener viva la esperanza.


Pidamos a María Santísima, Virgen fiel, que renovados por la Eucaristía y fortalecidos en la esperanza, vivamos con el corazón henchido de amor a Dios y al prójimo, a fin de que vivamos gozosos en el cumplimiento diario de nuestra misión. Amén.

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