Ante el sufrimiento del prójimo la conmiseración es una respuesta adecuada. ¿Pero qué es conmiseracion? La conmiseración, no es solo sentir lástima por alguien, sino también reconocer su dignidad y humanidad en medio de su sufrimiento, ofreciendo apoyo y acompañamiento en lugar de juicio. No basta decir "pobrecito!", sino ayudarlo con obras de misericordia.
Hay que estar conscientes de que una persona inocente que sufre muchísimo puede incluso experimentar la desolación. ¿Pero qué es la desolación? La desolación se refiere al estado de abandono, sufrimiento extremo y desesperación que experimenta una persona debido, por ejemplo, a sus múltiples pérdidas y aflicciones. No se trata simplemente de tristeza, sino de una profunda sensación de que Dios lo ha abandonado y que su vida ha sido devastada. A la persona que está sufriendo desolación no le ayuda que le digas: "es tu culpa", sino que lo que necesita es 4A: tu amistad, tu amor, tu apoyo y tu acompañamiento.
Capítulo 16
1 Job respondió, diciendo:
2 Ya escuché muchos discursos semejantes ¡tristes consoladores son todos ustedes!
3 ¿Terminarán de una vez las palabras en el aire? ¿Qué es lo que te incita a replicar así?
4 También yo hablaría como ustedes, si ustedes estuvieran en mi lugar. Los ensordecería con palabras y les haría gestos de conmiseración.
5 Los reconfortaría con mi boca y mis labios no dejarían de moverse.
6 Pero si hablo, no se alivia mi dolor; si me callo, tampoco se aparta de mí.
7 Porque ahora, él me ha extenuado y desolado, todos sus temores
8 me tienen acorralado; se levanta contra mí con testigo, mi debilidad me acusa en mi propia cara.
9 Su ira me desgarra y me hostiga, él rechina sus dientes contra mí. Mi adversario me atraviesa con la mirada;
10 ellos abrieron sus fauces contra mí. me golpearon con desprecio las mejillas, se confabularon todos contra mí.
11 Dios me entrega al poder del injusto, me arroja en manos de los malvados.
12 Yo estaba tranquilo y él me destrozó, me tomó por el cuello y me hizo pedazos. Me puso como blanco ante él,
13 sus flechas vuelan a mi alrededor. Traspasa mis riñones sin piedad y derrama por tierra mi hiel.
14 Abre en mí una brecha tras otra, arremete contra mí como un guerrero.
15 Llevo cosido un cilicio a mi piel, tengo hundida la frente en el polvo.
16 Mi rostro está enrojecido por el llanto y la oscuridad envuelve mis pupilas.
17 Sin embargo, no hay violencia en mis manos y mi plegaria es pura.
18 ¡Tierra, no cubras mi sangre, que no haya un lugar de descanso para mi clamor!
19 Aún ahora, mi testigo está en el cielo y mi garante, en las alturas.
20 Mis amigos se burlan de mí, mientras mis ojos derraman lágrimas ante Dios.
21 ¡Que él sea árbitro entre un hombre y Dios, como entre un hombre y su prójimo!
22 Porque mis años están contados y voy a emprender el camino sin retorno.
Puntos de reflexión.
1. Sobre la conmiseración.
Job anhela que sus amigos tengan empatía, que se pongan en su lugar y le ofrezcan consuelo genuino en lugar de reproches. Los amigos lo están juzgando y lo están haciendo sufrir más con sus palabras, en lugar de aliviar su sufrimiento con empatía, apoyo y acompañamiento. Cada uno de nosotros en el camino vemos todos los días a personas que están sufriendo, muchas veces en silencio, y tenemos muchas oportunidades de tener conmiseración con ellas. Recuerda la llamada regla de oro: tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti.
2. Sobre la desolación.
La desolación de Job puede ser una prueba para fortalecer su fe y su perseverancia. San Pablo recuerda que nadie es tentado más allá de su capacidad, y Dios siempre está cerca para ayudar a superar la tentación (o prueba). (ver 1 Cor. 10,13). La desolación del prójimo también puede ser una oportunidad para discernir la voluntad de Dios y crecer espiritualmente. (ver Gal. 6,9-10)
3. Job como prefigura de Cristo crucificado.
Este capítulo adquiere más profundidad si reemplazamos a Job con Cristo en la cruz. Entonces las oraciones de Job profetizan los sentimientos del corazón de Cristo crucificado. Contemplemos al Santo Inocente sufriendo desolación durante la crucifixión. Veamos cómo a pesar de su inefable sufrimiento, Cristo no pierde la esperanza en su Padre, Cristo sabe que es inocente y Cristo sabe que tiene ganado el juicio porque su testigo estelar es Dios Padre que conoce todos los corazones y de quien nadie puede escapar de su juicio. Cristo pasó haciendo el bien y por eso no teme el juicio de su Padre y por eso puede soportar la desolación, con su mirada puesta en el paraiso. (ver Rom 2, 1-7).
Ojalá nosotros también podamos decir como Job: "mi plegaria es pura". (ver Job 16,17) porqué así podremos mantener la esperanza de ver a Dios (ver Mt 5,8) sin importar las circunstancias que nos toque vivir.
Petición final.
Virgen María Santísima, Madre de todos los hombres, enséñanos a practicar diariamente la conmiseración, para que toda nuestra vida sepamos acompañar con caridad a tu Hijo Jesucristo, presente en nuestros hermanos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Ap 22,21)
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