La oración de súplica es la más común de las plegarias pero no por eso vamos a dejar de suplicar a Dios por lo que necesitamos. Si bien Dios ya sabe aquello que necesitamos aún antes de que se lo pidamos, no por ello dejaremos de orar. Rezaremos con perseverancia y constancia puesto que la oración hace mucho bien al alma y no dejaremos que la pereza nos prive de mucho bien.
Esta reflexión está basada en el Salmo 142. Te recomiendo hacer una oración al Espíritu Santo antes de continuar con la lectura.
SALMO 142
1 Poema de David. Cuando estaba en la cueva. Oración.
2 Invocaré al Señor con toda mi voz,
con toda mi voz suplicaré al Señor;
3 expondré mi queja ante él,
expresaré mi angustia en su presencia.
4 Ya se me acaba el aliento,
pero tú conoces mi camino:
en la senda por donde voy
me han ocultado una trampa.
5 Miro a la derecha, observo,
y no hay nadie que se ocupe de mí;
ya no tengo dónde refugiarme,
nadie se interesa por mi vida.
6 Por eso clamo a ti, Señor, y te digo:
«Tú eres mi refugio,
mi herencia en la tierra de los vivientes».
7 Atiende a mi clamor,
porque estoy en la miseria;
líbrame de mis perseguidores,
porque son más fuertes que yo.
8 Sácame de la prisión,
y daré gracias a tu Nombre:
porque los justos esperan
que me concedas tu favor.
Puntos de reflexión
Dios es mi refugio.
El poder de Dios te puede proteger contra daños materiales y espirituales. Las fuerzas más terribles y temibles palidecen ante el poder de Dios. Dios puede apaciguar cualquier cosa que te amenace. Por eso Dios es refugio.
Dios es mi herencia.
La riqueza de Dios es infinita. La abundancia de sus bendiciones no tiene fin. Es preferible tener a Dios que a las cosas. Si tengo que escoger, escojo a Dios.
La fe es el verdadero superpoder.
Hoy en día hay muchas historias de superhéroes, supervillanos, magos y brujas. Todo eso es entretenimiento y fantasía. El verdadero superpoder es la fe. Con la fe podemos lograr cosas extraordinarias y ser testigos de milagros. Ten fe. Ante todo problema primero recurre a Dios y en muchas ocasiones con eso basta para que los asuntos se resuelvan favorablemente.
Petición final
María Santísima, Refugio de los pecadores, tú que viajaste embarazada a una región montañosa de Judá para visitar a tu prima Santa Isabel (Lc 1,39), acompaña a los que peregrinamos por la vida para que no nos falte tu protección oportuna. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador que reina por los siglos de los siglos.
Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Apocalipsis, 22,21)
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