El buen vendedor se ubica cerca de sus prospectos para lograr su meta de venta. Si se aleja de donde están los clientes no encontrará a quién venderle sus productos o servicios. Si se pone a vender cuando sus clientes están dormidos tampoco podrá venderles. El buen vendedor se ubica en el mejor lugar y momento del día para lograr su venta.
Así como el vendedor, el demonio también elige con astucia su ubicación. La mayoría de las personas ya son sus clientes, entonces tiene que ubicarse bien si quiere seducir a nuevos prospectos. Un buen prospecto para el demonio se ubica caminando por el camino de Cristo, porque los que no van por ese camino ya son sus clientes. Entonces el demonio se acerca al borde del camino y desde ahí trata de convencer o engañar al discípulo de Cristo para que se detenga y se deleite con lo que está afuera del camino.
Esta reflexión está basada en el Salmo 140. Antes de seguir leyendo te recomiendo hacer una oración al Espíritu Santo.
SALMO 140
1 Del maestro de coro. Salmo de David.
2 Líbrame, Señor, de la gente malvada,
protégeme de los hombres violentos,
3 de los que sólo piensan en hacer el mal
y provocan discordias todo el día.
4 Ellos afilan su lengua como serpientes,
en sus labios hay veneno de víboras.
5 Defiéndeme, Señor, de las manos del impío,
protégeme de los hombres violentos,
de los que intentan hacerme tropezar
y han tendido una red ante mis pies:
6 los prepotentes me han ocultado trampas y lazos,
me han puesto acechanzas al borde del camino.
7 Pero yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios»:
escucha, Señor, el clamor de mi súplica;
8 Señor, mi Señor, mi ayuda poderosa,
recubre mi cabeza en el momento del combate.
9 No satisfagas los deseos del malvado
ni dejes que se cumplan sus proyectos;
10 que no levanten cabeza los que me asedian,
y su maledicencia los envuelva.
11 Que se acumulen sobre ellos carbones encendidos,
que caigan en lo profundo y no puedan levantarse.
12 Que los difamadores no estén seguros en la tierra,
y la desgracia persiga a muerte al violento.
13 Yo sé que el Señor hace justicia a los humildes
y defiende los derechos de los pobres.
14 Sí, los justos darán gracias a tu Nombre
y los buenos vivirán en tu presencia.
Puntos de reflexión
La humildad ayuda a permanecer en el camino.
Ante la tentación no recurras sólo a tus propias fuerzas, mejor reconoce que necesitas de Dios para ser fiel y pide en oración su ayuda. Pide ayuda también a tu ángel de la guarda, a la Virgen María, a San José y a todos los santos.
La providencia ayuda a permanecer en el camino.
Date cuenta que no estás sólo en ningún momento y que siempre puedes contar con la ayuda de Dios. Antes, durante y después de la tentación, en todo momento tienes esa gran ayuda. No te dejes engañar por el demonio, aunque pienses que ya perdiste, tú sigue rezando y sigue luchando, huye de la tentación y aléjate del borde del camino. No des tu consentimiento, dile a Dios que lo prefieres a Él que a la tentación.
La gratitud ayuda a permanecer en el camino.
Da gracias a Dios por todas sus bendiciones y ayudas que recibes para la vida de gracia. La gratitud genera paz en el alma y un sentimiento de estar satisfecho. Esta quietud ayuda a no andar volteando hacia el borde del camino o curioseando, sino que nos ayuda a mantener la vista en Dios y en todo lo sagrado.
Petición final
María Santísima, Consoladora de los afligidos, tú que estuviste al pie de la cruz junto a tu Hijo (Jn 19,25), acompaña también a nosotros para no desfallecer. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador que reina por los siglos de los siglos.
Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Apocalipsis, 22,21)
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