Escucha cómo Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo conversan con amor en este Salmo 110.
Dios Padre invita a Dios Hijo a sentarse a su derecha y descansar sus pies. Dios Padre extiende el poder de Dios Hijo. Este poder emana desde el Reino de los cielos y los santuarios. A Jesucristo lo llaman príncipe, santo, sacerdote y juez. El Espíritu Santo profetiza el triunfo de Jesucristo y se ofrece como un torrente que fluye y que sacia a los que caminamos con Cristo, su Cuerpo Místico.
Esta contemplación está basada en el Salmo 110 el cual adjunto a continuación. Te invito a hacer una pausa para pedir luz al Espíritu Santo antes de continuar la lectura.
SALMO 110
1 De David. Salmo.
Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies».
2 El Señor extenderá el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión, en medio de tus enemigos!».
3 «Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora».
4 El Señor lo ha jurado y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec».
5 A tu derecha, Señor, él derrotará a los reyes,
en el día de su enojo;
6 juzgará a las naciones, amontonará cadáveres
y aplastará cabezas por toda la tierra.
7 En el camino beberá del torrente,
por eso erguirá su cabeza.
Puntos de reflexión
1. Príncipe
Por el bautismo nosotros también somos hijos de Dios. Dios es rey y los hijos del rey tienen dignidad de príncipes. Valoremos nuestra dignidad de hijos de Dios, alegrémonos por este gran regalo. Ser hijo de Dios es más importante que cualquier otro título mundano.
2. Santo
El santo vive con la confianza del triunfo final por el poder de Dios, la paz de vivir con el corazón lleno de Dios y la luz que sale por sus ojos y por sus poros. Tener a un santo entre nosotros es lo mejor que le puede pasar a una comunidad. Tengo presente a monseñor Juan José Hinojosa, que en paz descanse. Su presencia, su cátedra, su saludo, su sonrisa y su consejo, eran un gran regalo. Sé santo tú también, es la mejor manera de amar al prójimo.
3. Sacerdote
La mayoría no somos propiamente sacerdotes con el sacramento del orden sacerdotal, sólo algunos son llamados y de esos algunos responden al llamado, sin embargo, por el bautismo todos estamos llamados al sacerdocio, es decir a ofrecer nuestra vida al servicio de Dios y dedicar todos nuestros días un tiempo a la oración para interceder por el prójimo.
4. Juez
"El buen juez por su casa empieza", dice el refrán Pon en orden tu vida y tus cosas. Que tu conducta sea un reflejo de la conducta de los santos y las santas que admiras. Ordena todo para bien de tu familia y de tu prójimo. Pronto perdona y no dejes de amar, recuerda que Dios te sigue amando. Haz tú lo mismo.
Petición final
Madre Santísima, Espejo de justicia, hoy contemplamos a la Santísima Trinidad en este Salmo y encontramos en sus versículos un océano de sabiduría, ayúdanos a asimilar esta realidad y hacerla vida. Te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo Nuestro Señor y Salvador que vive y reina por los siglos. Amén.
Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Apocalipsis, 22,21)
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