viernes, 6 de septiembre de 2013

#194: Dios es mi herencia

Nadie me puede despojar de mi herencia.

Dios es paciente conmigo.

Dios me guía con benevolencia por el camino de la rectitud.

Por eso soy amigo de Dios,

Y uso el escapulario como manto sagrado.

Mantengo a mi mujer por amor a Dios y 

Acerco a mis hijos a la luz de la fe.

Encuentro mi serenidad en la pureza.

Y la sobriedad me procura un buen descanso.

Pertenezco al incontable rebaño de la Iglesia,

Con mi mente abierta a Dios.

¡Belleza sin igual es contemplar la verdad!

Cristo es mi buen pastor,

Y yo quiero ser su buena oveja.

Esta reflexión está basada en el capítulo 2 del libro del profeta Miqueas. Antes de continuar te recomiendo encomendarte al Espíritu Santo.

Puntos de reflexión

1. Pon los medios para vivir al pureza.

¡Levántense y caminen, este no es un lugar de reposo! A causa de la impureza, tú provocas la destrucción, y la destrucción será cruel. (Miqueas 2,10)

La pureza requiere acción, vigilancia y oración. Ocuparse de las cosas de Dios es la mejor estrategia para vivir la pureza.

2. Vive tu catolicismo

Sí, yo voy a reunir a todo Jacob, voy a congregar al resto de Israel; los juntaré como a ovejas en un corral, como a un rebaño en medio de su pastizal: ¡será una ruidosa multitud de hombres! (Miqueas 2,12)

Dios te ha llamado por amor a formar parte de su rebaño. 
  • Sé católico, 
  • siéntete católico, 
  • declárate católico.

Hazlo con humildad. No eres dueño de la verdad, porque nadie es dueño de Dios, pero sí eres católico. 


3. Marcha con Cristo

El que abre camino sube a la vanguardia, los demás se abren camino, franquean la puerta y salen por ella: ¡su rey pasa al frente de ellos, el Señor marcha a la cabeza! (Miqueas 2,13)

Cuando te acusen de ser católico, ¿qué vas a decir de ti mismo? ¿Vas a dar testimonio o vas a negar tu fe?  Mi consejo es que seas un auténtico católico en todas partes y en todas las circunstancias. No temas. Dios es mucho más poderoso que cualquiera.

Petición final

Madre Santísima, Virgen de Guadalupe, por ti somos guadalupanos, por tu Hijo somos cristianos y por Dios somos. Enséñanos a vivir nuestro catolicismo con pureza, sobriedad y rectitud, a fin de que habiéndonos esforzado hasta el final, podamos gozar contigo en la contemplación eterna de la Verdad. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Rey y Señor. Amén.

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