martes, 15 de mayo de 2012

#162: Un refugio tranquilo.

¿A dónde vas cuando quieres paz?


Yo busco un lugar retirado en donde pueda convivir con Dios. En ese lugar me hago acompañar por algunas ayudas:
  • mi rosario,
  • mi manual de oraciones,
  • mi Biblia y/u
  • otra lectura de provecho espiritual.
Siempre regreso sereno de ese lugar, lleno de propósito, con esperanza, con el corazón lleno y rejuvenecido.


No es un escape sino todo lo contrario, es:
  • iniciativa de vida,
  • propósito de enmienda y
  • encuentro íntimo con Dios.
Sal a caminar por las tardes con Dios como lo hacían Adán y Eva, sin máscaras ni tapujos, más bien con humildad. Que tu oración sea generosa y agradecida, en amorosa adoración.


La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una profecía de Jeremías en torno a la destrucción de Jerusalén. La cita es Jeremías 6, 1-30. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Dios es mi refugio.


¡Busquen un refugio, benjaminitas, fuera de Jerusalén! ¡Toquen la trompeta en Técoa, levanten una señal en Bet Haquérem! Porque desde el Norte amenaza una desgracia y un gran desastre. (Jer. 6,1)


Mira que no todo lo que viene de afuera te conviene. Mucho entretenimiento está configurado según las fuerzas del mercado y regido por criterios económicos sin censura moral. Muchos productos contienen ingredientes adictivos. Muchos libros contienen pseudo-ciencia humana y no la sabiduría de Dios. Aprende a discernir y escoge para ti lo que brinde mejora a tu cuerpo y tu alma.


2. Camino por el buen camino y vivo tranquilo.


Así habla el Señor: Deténgase sobre los caminos y miren, pregunten a los senderos antiguos dónde está el buen camino, y vayan por él: así encontrarán tranquilidad para sus almas. Pero ellos dijeron: «¡No iremos!». (Jer. 6,16)


Hacer caso a los abuelos por la experiencia de vida.  Irles a visitar y preguntarles. Aprender a saborear las cosas de Dios y buscarlas con ese gusto.  Los abuelos no están pasados de moda, sino que han elegido lo mejor y lo mejor es lo que te da la paz.

3. Me guardo en mi casa. 


¡No salgan al campo, no vayan por el camino, porque el enemigo tiene una espada, reina el terror por todas partes! (Jer. 6,25)
Si sales en busca del placer lo encuentras, pero se merca a cambio de tu vida de gracia. Si vieras cuánta paz se logra si tu ruta diaria es de la casa al trabajo y del trabajo a la casa.  No hay novedad más emocionante y satisfactoria que encontrarse con Dios cada día en tu propio hogar.

Petición final.

Te pedimos María Santísima, Reina de la paz, que nos encomiendes, para que imbuidos del espíritu de sabiduría, sepamos saborear las cosas de Dios y preferirlas, a fin de que sumergidos en ellas encontremos un refugio tranquilo de paz para el alma. Por Jesucristo Nuestro Señor y Salvador que vive y reina con su Padre celestial por los siglos de los siglos. Amén.

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