lunes, 25 de noviembre de 2013

#197: Desprendimiento del afán de ser popular

Se viaja mejor acompañado.
Acompáñame;

Voy a donde Dios quiere,
Y allá donde fuere,
No haré lo que viere,
Sino lo que Cristo hiciere.

Mi camino es Cristo, 
Quien me lleva al Padre, 
Iluminando mis pasos con la luz del Espíritu Santo, 
Para pisar seguro 
Y discernir el rumbo.

Si el pecado me hiere
Y mi alma muriere,
El infierno mereciere
Y Su amistad perdiere.

Lejos de mí tal desgracia,
Por un afán de ser popular,
Muchos dan la espalda al Señor,
Pero mira que Cristo dio la espalda por ti,
y recibió latigazos que parecían no parar.

Por eso te digo, hermano viajero:

Voy a donde Dios quiere,
Y allá donde fuere,
No haré lo que viere,
Sino lo que Cristo hiciere.


La siguiente reflexión está basada en el Salmo 1. Invoquemos ahora al Espíritu Santo para que con su luz podamos extraer mayor provecho a éstas líneas del salmo.

Puntos de reflexión.

1. Vive como los santos.

¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos, (Salmo 1,1)

Hermano, tú también como el salmista, busca santo consejo, procura justo entretenimiento y acompáñate de los humildes.

2. Aliméntate como los santos

El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.(Salmo 1,3)

La Eucaristía es verdadero alimento y la gracia de Dios es el agua que sacia tu sed de plenitud. Por eso el santo sigue la dieta de los sacramentos y se abstiene de pecar, lo más posible. Mejor dedica el tiempo a hacer el bien.

3. Ora como los santos

porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal. (Salmo 1,6)

Cuando despiertes ora y sigue orando durante el día hasta dormir. Toma conciencia de la presencia de Dios en ti, en torno a ti y en tu prójimo.

Orando se aprende a orar. Ora en diálogo con Dios. Deja que Dios proponga el tema de conversación y luego tú lo sigues, durante el día.

Orar no es mero ejercicio mental ni tampoco vocal. Orar es acompañar al ser amado en diálogo amoroso, mas como ese Ser es Dios mismo, también puedes:
  • adorarle,
  • consagrarle,
  • ofrecerle,
  • bendecirle,
  • glorificarle,
  • suplicarle,
  • agradecerle y
  • profesarle,
  • o simplemente amarle.

Si no captas las sutiles diferencias, al menos visualiza las posibilidades. ¡Hay mucho tema para conversar con Dios!

Te animo a que abraces apasionadamente el Sagrado Corazón de Dios. No te andes por las ramas como un extraño. Corre como un hijo pequeño directo a tu Padre y abrázalo.

Petición final

Madre Santísima, Reina de todos los santos, eres modelo de santidad, refugio, consuelo y auxilio. Quisiéramos, por tu intercesión, ver a más mujeres siguiendo tu ejemplo y a más hombres portando tu estandarte. Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor y Salvador. Amén.

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