lunes, 30 de junio de 2025

#243 Mi Redentor vive.

El capítulo 19 del Libro de Job es conocido por su poderosa declaración de fe en la redención y la resurrección. Este capítulo es fundamental en la teología católica porque aborda el tema del sufrimiento, la justicia de Dios y la esperanza en la vida eterna.

A continuación leeremos la respuesta de Job a sus amigos que lo acusan sin otra prueba que su sufrimiento y las calamidades que ha sufrido en su familia y en su persona. Job está afligido por el sufrimiento y la incomprensión de sus amigos, expresa su dolor y desesperación. Se siente abandonado por Dios y por sus semejantes, y clama por compasión. Sin embargo, en medio de su angustia, Job proclama su fe en un Redentor que vindicará su inocencia y le permitirá ver a Dios.

Capítulo 19

1 Job respondió, diciendo:

2 ¿Hasta cuándo me va a afligir y me van a torturar con sus palabras?

3 Ya es la décima vez que me ultrajan, que me maltratan desvergonzadamente.

4 Aunque fuera verdad que cometí un error, mi error me concierne sólo a mí.

5 Ustedes se envalentonan contra mí y me imputan mi ignominia:

6 pero sepan que es Dios el que me agravia y que él me ha envuelto en su red.

7 Si grito: «¡Violencia!», no tengo respuesta; si pido auxilio, no se hace justicia.

8 El cercó mi camino y no puedo pasar; cubrió de tinieblas mi sendero.

9 Me ha despojado de mi honor y quitó la corona de mi cabeza.

10 Me demolió por completo, y ya me voy; arrancó, como un árbol, mi esperanza.

11 Encendió su indignación contra mí y me trató como a su enemigo.

12 Sus escuadrones llegaron en tropel, se abrieron camino hasta mí y acamparon alrededor de mi carpa.

13 Mis hermanos se alejaron de mí y soy un extraño para mis amigos.

14 Desaparecieron mis allegados y familiares, me olvidaron

15 los huéspedes de mi casa. Mis servidoras me consideran un extraño, me he convertido en un intruso para ellas.

16 Llamo a mi servidor, y no responde, aunque se lo pida por favor.

17 Mi mujer siente asco de mi aliento, soy repugnante para los hijos de mis entrañas.

18 Hasta los niños pequeños me desprecian: cuando me levanto, se burlan de mí.

19 Mis amigos íntimos me abominan, los que yo amaba se vuelven contra mí.

20 Los huesos se me pegan a la piel y se me desprenden los dientes de las envías.

21 ¡Apiádense, apiádense de mí, amigos míos, porque me ha herido la mano de Dios!

22 ¿Por qué ustedes me persiguen como Dios y no terminan de saciarse con mi carne?

23 ¡Ah, si se escribieran mis palabras y se las grabara en el bronce;

24 si con un punzón de hierro y plomo fueran esculpidas en la roca para siempre!

25 Porque yo sé que mi Redentor vive y que él, el último, se alzará sobre el polvo

26 Y después que me arranquen esta piel, yo, con mi propia carne, veré a Dios.

27 Sí, yo mismo lo veré, lo contemplarán mis ojos, no los de un extraño. ¡Mi corazón se deshace en mi pecho!

28 Si ustedes dicen: «¿Cómo lo perseguiremos y qué pretexto encontraremos para procesarlo?»,

29 teman que la espada los hiera a ustedes mismos, porque esas son culpas dignas de la espada: y entonces sabrán que hay un juez.

Aportación a la Doctrina Católica

El problema del sufrimiento: El Libro de Job, en general, aborda la difícil cuestión del sufrimiento de los inocentes. Job, un hombre justo, sufre inmensamente sin haber cometido ninguna falta grave. Esto desafía la idea simplista de que el sufrimiento es siempre un castigo por el pecado. La Iglesia Católica, basándose en el ejemplo de Cristo, enseña que el sufrimiento puede tener un valor redentor y puede ser una prueba de fe.

La fe en la redención: La declaración de Job: "Yo sé que mi Redentor vive" (Job 19:25), es una poderosa afirmación de fe en un futuro redentor. Para los cristianos, esta figura del Redentor se identifica con Jesucristo, quien, a través de su muerte y resurrección, redimió a la humanidad del pecado y la muerte.

La resurrección de los muertos: Job expresa su esperanza de que, incluso después de la destrucción de su cuerpo, verá a Dios en su carne (Job 19:26). Esta declaración se interpreta como una creencia en la resurrección de los muertos, una doctrina central en la fe católica. La resurrección de Cristo es la base de nuestra esperanza en la resurrección y la vida eterna.

La justicia de Dios: A pesar de su sufrimiento, Job nunca pierde completamente su fe en Dios. Aunque cuestiona los caminos de Dios, confía en que, al final, la justicia prevalecerá. La doctrina católica afirma que Dios es justo y que, aunque sus caminos a veces son incomprensibles, siempre actúa con amor y misericordia.

Humildad ante el misterio divino: El Libro de Job enseña que los seres humanos no pueden comprender completamente los planes de Dios. Job finalmente reconoce su limitación y se humilla ante la sabiduría divina. Esta humildad es una virtud importante en la vida cristiana, ya que nos permite confiar en Dios incluso cuando no entendemos lo que está sucediendo.

Oración final

Santa María, Madre de Dios, en el capítulo 19 del Libro de Job, vemos reflejado el sufrimiento humano y la búsqueda de consuelo en medio de la adversidad. Job, a pesar de su dolor, mantuvo la esperanza en un Redentor. Así como Job clamó por justicia y redención, nosotros también acudimos a ti, Madre de Misericordia, en nuestras propias tribulaciones.

Te pedimos que intercedas por nosotros ante tu Hijo, Jesucristo, nuestro Redentor. Ayúdanos a mantener la fe en medio del sufrimiento, a confiar en la justicia divina y a esperar con paciencia la resurrección y la vida eterna. Que, al igual que Job, podamos decir con convicción: "Yo sé que mi Redentor vive".

Madre amorosa, ruega por nosotros, para que podamos encontrar consuelo en tu amor y fortaleza en tu ejemplo. Y no sólo nosotros, sino que otros, que sufren más que nosotros, puedan encontrar compasión, servicio y acompañamiento en nosotros. Amén.

Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Ap 22,21)



martes, 24 de junio de 2025

#242 Antropología desde el infierno.

La antropología es el estudio del ser humano y las sociedades humanas. El ser humano es un misterio de naturaleza híbrida, animal racional, espíritu encarnado, cuerpo dotado de inteligencia. Por otra parte el infierno se nos presenta desde la primera vez que escuchamos hablar de él como un lugar al que no conviene ir, un sitio en el que no queremos estar.  ¿Qué podemos aprender de nosotros mismos al contemplar el infierno?

La reflexión de hoy está basada en el capítulo 18 de Job. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.

Capítulo 18 del Libro de Job

1 Bildad de Súaj respondió, diciendo:

2 ¿Hasta cuándo nos impedirás hablar? Reflexiona, y luego hablaremos.

3 ¿Por qué seremos tenidos por animales y pasaremos por torpes ante tus ojos?

4 Tú, que te desgarras en tu enojo: ¿acaso la tierra quedará desierta por tu causa o la roca será removida de su sitio?

5 Sí, la luz del malvado se extingue y la llama de su fuego no brilla más.

6 La luz se oscurece en su carpa y su lámpara se apaga sobre él.

7 Se acortan sus pasos vigorosos, su propio designio lo hace tropezar.

8 Porque sus pies lo meten en una trampa y va caminando entre redes:

9 un lazo le aprisiona el talón y un cepo se cierra sobre él.

10 Lo espera una cuerda oculta en el suelo y una trampa tendida sobre el camino.

11 Lo asaltan terrores por todas partes y lo amenazan a cada paso.

12 Su vigor se convierte en hambre y la ruina permanece a su lado;

13 la enfermedad corroe su piel, el Primogénito de la Muerte devora sus miembros.

14 Lo arrancan de la seguridad de su carpa y lo llevan ante el Rey de los terrores.

15 El fuego se instala en su carpa y se esparce azufre sobre su morada.

16 Por debajo se secan sus raíces y por arriba se marchita su ramaje.

17 Su recuerdo desaparece de la tierra y se borra su nombre en la región.

18 Lo arrojan de la luz a las tinieblas y lo arrastran fuera del mundo.

19 No tiene estirpe ni posteridad en su pueblo, no quedan sobrevivientes donde él habitaba.

20 El Occidente se estremece por su destino y el Oriente es presa del horror.

21 Sí, tales son las moradas del injusto, este es el lugar del que no conoce a Dios.


Puntos de reflexión.

1. Dios no se muda.  Dice Bildad: ¿acaso... la roca será removida de su sitio? (Jb 18,4) La roca es Cristo.  No hay plan malévolo por más inteligente y bien ejecutado que pueda más que la supremacía de Cristo.  El ser humano existe en un universo en donde Cristo es el Rey y no hay frontera, ni material o espiritual, en donde el poder de Cristo pueda ser eludido.  Todo el cosmos está sometido a Cristo.

2. El ser humano es libre mientras está vivo en este mundo, pero esta libertad está acotada de tal suerte que se le presentan innumerables obstáculos.  Si el ser humano se afana por cumplir la voluntad de Dios, los obstáculos caen a sus pies y los supera con la gracia de Dios.  Si el ser humano se enfoca en sus propios planes cae ante las tentaciones y pierde motivación ya sea que logre o que no logre lo que se propone, porque sus ambiciones carecen de sentido si no lo llevan a Dios.

3. El ser humano teme, todo el tiempo teme y busca sobrevivir.  Preferible es el temor a Dios, principio de la sabiduría (Prov 1,7), que el temor a todo lo demás, ya que el temor a todo lo demás genera angustia y ansiedad, mientras que el temor a Dios es fuente de entusiasmo ya que Dios es amor. (1 Jn 4,8)

4.  Vigor, salud, miembros, casa, temperatura adecuada, aroma agradable, tradiciones, gracia, frutos, memoria, trascendencia, reputación, luz, creatividad, comunión, descendencia, comunidad, optimismo y justicia.  Todas estas cosas deseables para el ser humano se pierden en el infierno.  El infierno es un lugar inadecuado para el ser humano en todos los niveles de sus necesidades físicas y espirituales.  El infierno es el lugar de sufrimiento que nunca termina, sufrimiento en todos los niveles.  No hagamos de nuestra vida un infierno, tampoco apuntemos nuestra vida hacia el infierno.  Mejor sigamos el consejo de Bildad y busquemos a partir de hoy conocer mejor a Dios.
 
Hoy que es día de San Juan Bautista, precursor de Jesucristo, conviene recordar su exhortación: "Produzcan el fruto de una sincera conversión" (Mt 3,8)

Cómo oración final podemos recitar esta oración atribuida a San Luis Gonzaga y dirigida a la Santísima Virgen María, excelente benchmark antropológico:

"Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía. Amén."

Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Ap 22,21)


viernes, 20 de junio de 2025

#241 La soledad y el dolor.

Introducción

El Libro de Job aborda el problema del sufrimiento, especialmente cuando afecta a los inocentes. Job, un hombre justo, se enfrenta a inmensas pérdidas y dolor, lo que le lleva a cuestionar la justicia de Dios y el significado de su sufrimiento. El capítulo 17 refleja la desesperación de Job, su sensación de abandono y su anhelo de vindicación. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de continuar. Ven Espíritu Santo...

Lectio

Capítulo 17 del Libro de Job

1 ¡Se me ha agotado el aliento, se han extinguido mis días, sólo me queda el sepulcro!

2 ¿No soy acaso el blanco de las burlas y no me desvelan sus provocaciones?

3 Deposita junto a ti una fianza a mi favor: si no, ¿quién estrechará mi mano?

4 Tú cerraste su corazón al discernimiento; por eso, no los dejarás triunfar.

5 ¡Se anuncia el reparto a los amigos, mientras los ojos de los hijos desfallecen!

6 Me has convertido en burla de la gente, soy como alguien a quien se escupe en la cara.

7 Mis ojos se debilitan por la tristeza y todos mis miembros son como la sombra.

8 Los hombres rectos quedan consternados por esto, y el inocente se indigna contra el impío.

9 Pero el justo se afianza en su camino y el de manos puras redobla su energía.

10 ¡Vengan todos ustedes, vengan otra vez: no encontraré un solo sabio entre ustedes!

11 Han pasado mis días, se han deshecho mis planes y las aspiraciones de mi corazón.

12 Ellos cambian la noche en día: «La luz, dicen, está cerca de las tinieblas».

13 ¿Qué puedo esperar? El Abismo es mi morada, en las tinieblas extendí mi lecho.

14 Yo grito a la Fosa: «¡Tú eres mi padre!», y los gusanos: «¡Mi madre y mis hermanos!».

15 ¿Dónde está entonces mi esperanza? Y mi felicidad, ¿quién la verá?

16 ¿Bajarán conmigo al Abismo? ¿Nos hundiremos juntos en el polvo?

Meditatio

1. Desesperación y desesperanza: Job se siente al borde de la tumba, tanto física como espiritualmente. Sus días están contados y su espíritu está roto. Reflexiona sobre los momentos de tu vida en los que te has sentido abrumado por la desesperación. ¿Cómo respondiste?

2. Mofa y provocación: Job está rodeado de gente que se burla de él y lo provoca, lo que aumenta su sufrimiento. Considera cómo las acciones o palabras de los demás pueden exacerbar el dolor de alguien. ¿Cómo puedes ofrecer consuelo en lugar de provocación?

3. Anhelo de vindicación: Job busca a alguien que dé fianza por él, alguien que testifique su inocencia. Piensa en tus propios anhelos de justicia y vindicación. ¿Cómo buscas estas cosas?

4. Pérdida de esperanza: Job se siente abandonado por Dios, y su esperanza disminuye. Reflexiona sobre la importancia de la esperanza en tiempos de sufrimiento. ¿Cómo puedes mantener la esperanza cuando te enfrentas a la oscuridad?

5. Relación con la muerte: Job contempla la muerte como un lugar de oscuridad y desesperación. Considera tu propia visión de la muerte. ¿Cómo influye tu fe en tu perspectiva?
 
Oratio

Reza a Dios con las reflexiones y emociones que han surgido durante la lectio y la meditatio. Puedes utilizar las siguientes indicaciones para guiar tu oración:

1. Confesión: Reconoce ante Dios tus momentos de desesperación y desesperanza. Pídele perdón por cualquier momento en el que hayas perdido la fe.

2. Petición: Pídele a Dios que te dé esperanza y fortaleza en medio del sufrimiento. Pídele que te ayude a verle incluso en los momentos más oscuros.

3. Intercesión: Reza por los que sufren, los que están de luto y los que se sienten abandonados. Pídele a Dios que les lleve consuelo y esperanza.

4. Agradecimiento: Agradece a Dios su presencia constante, incluso cuando no la sientas. Agradécele las promesas de vindicación y vida eterna.

Ejemplo de oración personal que puedes hacer resumiendo estos puntos: Dios misericordioso, como Job, a veces me siento quebrantado y desesperado. El sufrimiento me rodea, y me resulta difícil ver tu mano en mi vida. Perdóname por mis momentos de duda y desesperación. Te pido que me des esperanza y fortaleza para perseverar en medio de mis pruebas. Ayúdame a ver tu presencia incluso en los momentos más oscuros y a confiar en tus promesas de vindicación y vida eterna. Te pido por todos los que sufren, los que están de luto y los que se sienten abandonados. Que encuentren consuelo y esperanza en ti. Gracias por tu presencia constante y por tu amor inquebrantable. Amén.

Contemplatio

Pasa un tiempo en silencio con Dios, permitiéndole que te hable al corazón. Reflexiona sobre las siguientes preguntas y si prefieres anota tus respuestas en un diario o agenda que puedas volver a revisar en el balance diario o semanal.

1. ¿Qué te está diciendo Dios a través de este pasaje de las Sagradas Escrituras?

2. ¿Cómo puedes aplicar las enseñanzas de este pasaje a tu vida?

3. ¿Qué cambios necesitas hacer en tu forma de pensar o de actuar?

Actio

Como respuesta a tu lectio divina, comprométete a una acción concreta que refleje lo que has aprendido:

1. Ofrece consuelo: Ponte en contacto con alguien que esté sufriendo y ofrécele una palabra de ánimo o un acto de bondad.

2. Cultiva la esperanza: Dedica tiempo cada día a rezar y reflexionar sobre las promesas de Dios.

3. Busca la justicia: Defiende a los oprimidos y trabaja por la justicia en tu comunidad. Ayuda a personas concretas con nombre y apellido.

4. Abraza la fe: Confía en el plan de Dios para tu vida, incluso cuando no lo entiendas.

Petición final

Virgen María Santísima, Nuestra Señora de la Soledad, tú que experimentaste la soledad y el dolor después de la crucifixión de Jesús, especialmente el Sábado Santo. El luto por la muerte de tu Hijo meditando sobre los misterios de la Redención. En tu soledad, Madre Santísima, encarnaste una esperanza silenciosa y profunda. Confiaste en la promesa de la Resurrección y nos ofreciste un ejemplo de paciencia y fe en tiempos de oscuridad. Tu soledad fue también una invitación a acompañarte en tu dolor, encontrando consuelo y esperanza en la oración y la contemplación de tu profundo sufrimiento e inquebrantable esperanza. Sabemos Madre que tú comprendes el dolor humano y que intercedes ante Dios por tus hijos. Eres un faro de esperanza en medio de la oscuridad, invitándonos a confiar en el amor y la misericordia de Dios, incluso en los momentos más difíciles. No nos abandones Madre nuestra, ni en la vida ni en la muerte.  Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.

Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Ap 22,21)

martes, 3 de junio de 2025

#240 Ante el sufrimiento del inocente.

Ante el sufrimiento del prójimo la conmiseración es una respuesta adecuada. ¿Pero qué es conmiseracion? La conmiseración, no es solo sentir lástima por alguien, sino también reconocer su dignidad y humanidad en medio de su sufrimiento, ofreciendo apoyo y acompañamiento en lugar de juicio. No basta decir "pobrecito!", sino ayudarlo con obras de misericordia.

Hay que estar conscientes de que una persona inocente que sufre muchísimo puede incluso experimentar la desolación. ¿Pero qué es la desolación?  La desolación se refiere al estado de abandono, sufrimiento extremo y desesperación que experimenta una persona debido, por ejemplo, a sus múltiples pérdidas y aflicciones. No se trata simplemente de tristeza, sino de una profunda sensación de que Dios lo ha abandonado y que su vida ha sido devastada.  A la persona que está sufriendo desolación no le ayuda que le digas: "es tu culpa", sino que lo que necesita es 4A: tu amistad, tu amor, tu apoyo y tu acompañamiento.

La reflexión de hoy está basada en el capítulo 16 del Libro de Job. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.

Capítulo 16

1 Job respondió, diciendo:

2 Ya escuché muchos discursos semejantes ¡tristes consoladores son todos ustedes!

3 ¿Terminarán de una vez las palabras en el aire? ¿Qué es lo que te incita a replicar así?

4 También yo hablaría como ustedes, si ustedes estuvieran en mi lugar. Los ensordecería con palabras y les haría gestos de conmiseración.

5 Los reconfortaría con mi boca y mis labios no dejarían de moverse.

6 Pero si hablo, no se alivia mi dolor; si me callo, tampoco se aparta de mí.

7 Porque ahora, él me ha extenuado y desolado, todos sus temores

8 me tienen acorralado; se levanta contra mí con testigo, mi debilidad me acusa en mi propia cara.

9 Su ira me desgarra y me hostiga, él rechina sus dientes contra mí. Mi adversario me atraviesa con la mirada;

10 ellos abrieron sus fauces contra mí. me golpearon con desprecio las mejillas, se confabularon todos contra mí.

11 Dios me entrega al poder del injusto, me arroja en manos de los malvados.

12 Yo estaba tranquilo y él me destrozó, me tomó por el cuello y me hizo pedazos. Me puso como blanco ante él,

13 sus flechas vuelan a mi alrededor. Traspasa mis riñones sin piedad y derrama por tierra mi hiel.

14 Abre en mí una brecha tras otra, arremete contra mí como un guerrero.

15 Llevo cosido un cilicio a mi piel, tengo hundida la frente en el polvo.

16 Mi rostro está enrojecido por el llanto y la oscuridad envuelve mis pupilas.

17 Sin embargo, no hay violencia en mis manos y mi plegaria es pura.

18 ¡Tierra, no cubras mi sangre, que no haya un lugar de descanso para mi clamor!

19 Aún ahora, mi testigo está en el cielo y mi garante, en las alturas.

20 Mis amigos se burlan de mí, mientras mis ojos derraman lágrimas ante Dios.

21 ¡Que él sea árbitro entre un hombre y Dios, como entre un hombre y su prójimo!

22 Porque mis años están contados y voy a emprender el camino sin retorno.

Puntos de reflexión.

1. Sobre la conmiseración.

Job anhela que sus amigos tengan empatía, que se pongan en su lugar y le ofrezcan consuelo genuino en lugar de reproches. Los amigos lo están juzgando y lo están haciendo sufrir más con sus palabras, en lugar de aliviar su sufrimiento con empatía, apoyo y acompañamiento. Cada uno de nosotros en el camino vemos todos los días a personas que están sufriendo, muchas veces en silencio, y tenemos muchas oportunidades de tener conmiseración con ellas.  Recuerda la llamada regla de oro: tratar a los demás como te gustaría que te trataran a ti.

2. Sobre la desolación.

La desolación de Job puede ser una prueba para fortalecer su fe y su perseverancia. San Pablo recuerda que nadie es tentado más allá de su capacidad, y Dios siempre está cerca para ayudar a superar la tentación (o prueba). (ver 1 Cor. 10,13). La desolación del prójimo también puede ser una oportunidad para discernir la voluntad de Dios y crecer espiritualmente. (ver Gal. 6,9-10)

3. Job como prefigura de Cristo crucificado.

Este capítulo adquiere más profundidad si reemplazamos a Job con Cristo en la cruz.  Entonces las oraciones de Job profetizan los sentimientos del corazón de Cristo crucificado.  Contemplemos al Santo Inocente sufriendo desolación durante la crucifixión. Veamos cómo a pesar de su inefable sufrimiento, Cristo no pierde la esperanza en su Padre, Cristo sabe que es inocente y Cristo sabe que tiene ganado el juicio porque su testigo estelar es Dios Padre que conoce todos los corazones y de quien nadie puede escapar de su juicio. Cristo pasó haciendo el bien y por eso no teme el juicio de su Padre y por eso puede soportar la desolación, con su mirada puesta en el paraiso. (ver Rom 2, 1-7).

Ojalá nosotros también podamos decir como Job: "mi plegaria es pura". (ver Job 16,17) porqué así podremos mantener la esperanza de ver a Dios (ver Mt 5,8) sin importar las circunstancias que nos toque vivir.
 
Petición final.

Virgen María Santísima, Madre de todos los hombres, enséñanos a practicar diariamente la conmiseración, para que toda nuestra vida sepamos acompañar con caridad a tu Hijo Jesucristo, presente en nuestros hermanos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.


Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén. (Ap 22,21)