Job 21 contribuye a la doctrina católica al profundizar la comprensión del sufrimiento, desafiando las explicaciones simplistas, afirmando el misterio de la justicia divina y preparando el camino para una comprensión más completa del sufrimiento redentor en Cristo Jesús.
Aportaciones a la Doctrina Católica.
Oración final.
Capítulo 21 del Libro de Job.
1 Job respondió, diciendo:
2 ¡Oigan, oigan bien mis palabras, concédanme al menos este consuelo!
3 Tengan paciencia mientras hablo yo, y una vez que haya hablado, se podrán burlar.
4 ¿Acaso yo me quejo de un hombre o no tengo motivo para estar indignado?
5 Vuélvanse a mí, y quedarán consternados, se pondrán la mano sobre la boca.
6 Cuando me acuerdo, yo mismo me horrorizo y todo mi cuerpo se estremece.
7 ¿Cómo es posible que vivan los malvados, y que aun siendo viejos, se acreciente su fuerza?
8 Su descendencia se afianza ante ellos, sus vástagos crecen delante de sus ojos.
9 Sus casas están en paz, libres de temor, y no los alcanza la vara de Dios.
10 Su toro fecunda sin fallar nunca, su vaca tiene cría sin abortar jamás.
11 Hacen correr a sus niños como ovejas, sus hijos pequeños saltan de alegría.
12 Entonan canciones con el tambor y la cítara y se divierten al son de la flauta.
13 Acaban felizmente sus días y descienden en paz al Abismo.
14 Y ellos decían a Dios: «¡Apártate de nosotros, no nos importa conocer tus caminos!
15 ¿Qué es el Todopoderoso para que lo sirvamos y qué ganamos con suplicarle?».
16 ¿No tienen la felicidad en sus manos? ¿No está lejos de Dios el designio de los malvados?
17 ¿Cuántas veces se extingue su lámpara y la ruina se abate sobre ellos? ¿Cuántas veces en su ira él les da su merecido,
18 y ellos son como paja delante del viento, como rastrojo que se lleva el huracán?
19 ¿Reservará Dios el castigo para sus hijos? ¡Que lo castigue a él, que él lo sienta!
20 ¡Que sus propios ojos vean su fracaso, que beba el furor del Todopoderoso!
21 ¿Qué le importará de su casa después de él, cuando se haya cortado el número de sus meses?
22 Pero ¿puede enseñarse la sabiduría a Dios, a él, que juzga a los seres más elevados?
23 Uno muere en la plenitud de su vigor, enteramente feliz y tranquilo,
24 con sus caderas repletas de grasa y la médula de sus huesos bien jugosa.
25 Otro muere con el alma amargada, sin haber gustado la felicidad.
26 Después, uno y otro yacen juntos en el polvo y los recubren los gusanos.
27 ¡Sí, yo sé lo que ustedes piensan, los razonamientos que alegan contra mí!
28 «¿Dónde está, dicen ustedes, la casa del potentado y la carpa en que habitaban los malvados?».
29 Pero ¿no han preguntado a los que pasan por el camino? ¿No han advertido, por las señales que dan,
30 que el impío es preservado en el día de la ruina y es puesto a salvo en el día del furor?
31 ¿Quién le devuelve el mal que hizo?
32 Es llevado al cementerio, y una lápida monta guardia sobre él.
33 Son dulces para él los terrones del valle; todo el mundo desfila detrás de él, y ante él, una multitud innumerable.
34 ¡Qué inútil es el consuelo que me ofrecen! Sus respuestas son puras falacias.
Aportaciones a la Doctrina Católica.
1. Desafío a la Teología Retributiva Simplista
El capítulo 21 de Job presenta la observación de Job de que los impíos a menudo viven vidas prósperas, alcanzan la vejez, y sus familias prosperan sin que les sobrevenga el castigo divino. Esto contradice la creencia de sus amigos de que el sufrimiento es siempre un castigo por el pecado y la prosperidad una recompensa por la virtud. La Iglesia Católica, a través de documentos como la encíclica Salvifici Doloris de San Juan Pablo II, reconoce que el Libro de Job "desafía la verdad del principio que identifica el sufrimiento con el castigo por el pecado" (Salvifici Doloris 11). No todo sufrimiento es consecuencia de una falta y no tiene la naturaleza de un castigo. Descubramos a continuación qué propósito puede tener.
2. El Sufrimiento del Inocente
El Libro de Job, y específicamente las quejas de Job en capítulos como el 21, ponen de manifiesto el problema del sufrimiento del hombre inocente. Job es presentado como un hombre justo que sufre inmensas calamidades sin haber cometido ninguna falta grave que las justifique. La Revelación, según la doctrina católica, presenta con franqueza el problema del sufrimiento sin culpa, y el caso de Job es una prueba especial de esto en el Antiguo Testamento. "El sufrimiento debe servir para la conversión, es decir, para la reconstrucción del bien en el sujeto, que puede reconocer la misericordia divina en esta llamada a la penitencia. La penitencia tiene como finalidad superar el mal, que bajo diversas formas está latente en el hombre, y consolidar el bien tanto en uno mismo como en su relación con los demás y, sobre todo, con Dios." (Salvifici Doloris 12)
3. El Misterio del Plan de Dios
El capítulo 21, al mostrar la perplejidad de Job ante la prosperidad de los impíos, subraya que los seres humanos no pueden comprender completamente el plan de Dios. Las dispensaciones de Dios permanecen inexplicables y misteriosas. La respuesta final de Dios a Job en los capítulos posteriores (Job 38-42) refuerza esta idea, enseñando que la inteligencia humana no puede penetrar completamente el misterio del sufrimiento. Job, al final, admite humildemente que no puede entender las profundidades de los caminos de Dios.
4. El Sufrimiento como Prueba
Aunque el sufrimiento no siempre es un castigo por el pecado, el Libro de Job sugiere que puede tener la naturaleza de una prueba. En el caso de Job, Dios permitió su prueba como resultado de la provocación de Satanás, para demostrar la rectitud de Job. El sufrimiento puede ser un medio por el cual Dios prueba y promueve la virtud, siendo así una prueba del amor de Dios por sus amigos.
5. Prefiguración de la Pasión de Cristo
La Iglesia Católica ve el Libro de Job como una prefiguración de la Pasión de Cristo. El sufrimiento de Job, un hombre justo e inocente, anticipa el sufrimiento de Jesucristo, quien padeció sin culpa alguna por la salvación de la humanidad. La agonía y la cruz de Jesús son la presentación más profunda del misterio del sufrimiento para los cristianos.
Oración final.
Oh María, Madre de la Iglesia y consuelo de los afligidos, nos volvemos a ti con humildad y confianza, meditando en las profundas verdades que el Libro de Job nos revela sobre el misterio del sufrimiento humano.
Tú, que estuviste al pie de la cruz, fuiste testigo del sufrimiento más inocente y redentor en tu Hijo, Jesús. Ayúdanos a comprender, como Job, que el dolor no siempre es un castigo por nuestras faltas, sino que a menudo es una prueba, un misterio que supera nuestra comprensión humana.
Enséñanos, Madre, a no desesperar cuando veamos la prosperidad de los impíos o cuando el sufrimiento golpee a los justos. Que tu ejemplo de fe inquebrantable nos inspire a confiar en la sabiduría de Dios, sabiendo que Sus caminos son más altos que los nuestros.
Intercede por nosotros, Santa Madre de Dios, para que, ante el sufrimiento, no caigamos en la amargura o la rebeldía, sino que abracemos con una actitud cristiana sana la cruz que se nos presente. Que podamos unir nuestros dolores a los de Cristo, ofreciéndolos por la salvación del mundo, y que en cada prueba encontremos una oportunidad para crecer en la fe, la esperanza y la caridad.
Que tu amor maternal nos guíe y nos fortalezca, para que, como Job, al final de nuestras pruebas, podamos decir: "Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos." (Job 42,5).
"Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén." (Ap 22,21)