Para encontrar la mejor ruta, hay que contemplar la vista
desde un punto alto, donde puedas visualizar la mayor parte del recorrido,
desde el inicio hasta el destino.
Gracias a la tecnología tenemos la vista satelital, sin
necesidad de trasladarnos al espacio. Con
esta vista tenemos todos los detalles del recorrido incluyendo: la distancia, los
nombres de las calles, los edificios, el tipo de terreno y hasta el clima.
El camino más importante que debemos de emprender es el camino
a la felicidad, pero este camino no tiene coordenadas geodésicas. La vista satelital no tiene la información
que necesitamos. La información de la ruta que debemos de seguir la tiene Dios.
Esta reflexión está basada en el Salmo 25. Te recomiendo que
pidas ahora al Espíritu Santo un rayito de luz para que te ilumine y te muestre
el camino. “¡Ven Espíritu Santo!”
Puntos de reflexión
1. Estoy extraviado
El Señor es bondadoso
y recto:
por eso muestra el
camino a los extraviados;
él guía a los
humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a
los pobres. (Salmo 25, 8-9)
Si estas extraviado pregunta y déjate ayudar por Dios. ¿A
quién le preguntas? A un sacerdote pobre y humilde.
2. Estoy sólo
Todos los
senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan
los preceptos de su alianza. (Salmo 25,10)
En la Iglesia formamos una verdadera comunidad. Nos reunimos
en torno al altar y nos acompañamos por el camino. Salimos a misionar y
encontramos algunos solitarios extraviados, pero también a muchos hombres y
mujeres con fe. El misionero siempre está acompañado.
3. No tengo amigos
¿Hay alguien
que teme al Señor?
El le indicará el
camino que debe elegir:
su alma
descansará feliz
y su descendencia
poseerá la tierra.
El Señor da
su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su
alianza. (Salmo 25, 12-14)
Amigo temo ofenderte. Te respeto, pero también te quiero
compartir de esta felicidad que Dios me regala y que no cabe en mi corazón. Mi
corazón desborda sobre estas palabras. Te deseo un verdadero descanso, ya desde
ahora, en el Reino de Dios.
Petición final
Te pedimos Madre Santísima, Torre de David, que gozas de tan
clara y pura perspectiva en la presencia de Dios, que te anticipes a nuestros
pasos con vigilancia maternal, para que nuestro pie no tropiece de manera
definitiva y nuestra vida transcurra con la paz de tu protección. Te lo pedimos
por Jesucristo Nuestro Señor y Salvador. Amén.
A Dios gracias por esta reflexión.