miércoles, 30 de noviembre de 2011

#146 ¡Es Cristo que viene!

En este tiempo de Adviento, Cristo quiere venir para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas. (Is. 42,7).  Ciego en el sentido espiritual es aquel que no puede ver por las escamas que el pecado ha colocado en sus ojos, en otras palabras, ciego es el que ha desaprovechado el don de entendimiento y vive sin ver la vida desde Dios.


El ciego es preso de sus pecados y vive en una cárcel de amargura y soledad, sin darse cuenta que él mismo tiene la llave para salir de su prisión.  El mismo tiene el interruptor para encender la luz. Basta con abrir tu corazón a Dios y dejar que te purifique.


La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una profecía de Isaías hecha en el Siglo VIII a.C., en torno a la venida del Mesías. La cita es Isaías 42, 1-25. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1 Profecía de la epifanía de Jesucristo.

Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. (Is. 42, 1)


Siglos más tarde desde el cielo bajará una paloma y se oirá la voz de Dios repitiendo la esencia de este mensaje. (Ver. Lc. 3,22) Cristo viene enviado por Dios para hacer mejor todas las cosas.


Esta cita es a la vez un excelente plan de vida:

  • Servir a Dios (Este es mi Servidor)
  • Vivir de su providencia divina (a quien yo sostengo)
  • Responder a la propia vocación (mi elegido)
  • Dar gloria a Dios (en quien se complace mi alma)
  • Vida sacramental (Yo he puesto mi espíritu sobre él)
  • Apostolado (para que lleve el derecho a las naciones)


2 Profecía de la encarnación de Jesucristo

Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, (Is. 42,6)


Siglos más tarde, después del anuncio del Arcángel Gabriel a María de Nazaret, sabemos que ella concibió al Hijo de Dios. 
(Ver Lc. 1,31)


Cristo viene a instaurar la nueva alianza. Esta alianza es un pacto de fidelidad y bendición. A nosotros nos toca ser fieles y a Dios bendecirnos. Esta nueva alianza no es ya exclusiva de un pueblo elegido, sino que es ahora para todas las naciones.


Cristo viene también para guiarnos con la luz del Espíritu Santo por el camino a la felicidad. La vida de gracia mantiene la luz encendida para que no nos desviemos ni a la derecha ni a la izquierda del camino.

3 Profecía de la pasión de Jesucristo

 «Yo permanecí callado mucho tiempo, guardé silencio y me contuve; ahora gimo como una parturienta, me sofoco y estoy jadeante. (Is. 42, 14)

Siglos más tarde, Cristo será juzgado, condenado y torturado hasta la muerte, a fin de salvarnos y reunirnos a todos en torno a su Sagrado Corazón. (Ver Jn. 12, 32)


Cristo viene a morir por mis pecados. El sacrificio de Cristo más mi conversión y vida cristiana me permitirán acceder al cielo. Sin su sacrificio infinito no habría méritos suficientes en toda la humanidad para lograr la salvación.  


Infinito + 1 = salvación eterna* 


*Súmate también tú a esta ecuación de amor.


Pidamos a María Santísima, Madre del Salvador, que movidos por la Buena Noticia de la venida de Cristo, podamos abrir nuestro corazón a Dios y purificados por su amor, vivamos fielmente la vida que más frutos pueda rendir. Amén.

martes, 22 de noviembre de 2011

#145: De libertad y libertadores

La libertad que quiero es la posibilidad de ser feliz, porque si soy libre, pero no soy feliz, entonces estaré atado a mi tristeza, y no tendré verdadera libertad.  La libertad verdadera es condición esencial para que el ser humano sea plenamente feliz.


Quiero ser libre de:

  • la opresión,
  • la injusticia,
  • la violencia,
  • los vicios,
  • el pecado,
  • el error y
  • la muerte (el infierno).

Para ser verdaderamente libre requiero un libertador, porque sin alguien que me libere no puedo realizarme como persona.  Todos necesitamos un libertador, pues no somos autosuficientes, ni al nacer ni al crecer, ni siquiera al envejecer.


Los primeros libertadores son los propios padres, después los maestros, los directores espirituales y los líderes de la sociedad.  Todos estos libertadores son imagen imperfecta del único libertador  verdadero que es Dios Nuestro Señor.  


Dios nos libera si nos acercamos a Él y pedimos su ayuda. Sólo así podemos aspirar a la libertad y la felicidad plena, porque la felicidad plena es la unión con Dios en su Iglesia.

La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una profecía de Isaías en torno a la venida del libertador que liberará al pueblo de Israel. La cita es Isaías 41, 1-5. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Un rey guerrero se aproxima y liberará al pueblo escogido.

¿Quién suscitó desde el Oriente a aquel a quien la victoria le sale al paso? ¿Quién le entrega las naciones y le somete a los reyes? Su espada los reduce a polvo, su arco, a paja que se avienta. (Is. 41, 2)

El pueblo judío en este pasaje de la Biblia vive esclavizado en Babilonia y Ciro ha sido enviado por Dios para liberarlos.  Ya no tendrán que vivir sometidos a un emperador pagano ni serán obligados a adorar a falsos dioses.  El pueblo judío podrá regresar a Jerusalén y adorar al verdadero Dios en el templo, como lo hicieron sus antepasados.


Dios quiere que los hombres de todos los tiempos y épocas vivamos libres para encontrarnos con Él y relacionarnos con Él, y por eso la libertad de conciencia y la libertad de religión son derechos humanos fundamentales, acordes a nuestra dignidad y esencia;  valóralos y defiéndelos.

2. Este rey guerrero no es el Mesías.

El los persigue y pasa sano y salvo, sin tocar el camino con sus pies. (Is. 41, 3)

Ciro es el libertador que pueden reconocer por sus victorias y porque no sigue la religión de los judíos; no "toca" el camino.  La libertad que Ciro ofrece es, en el mejor de los casos, parcial y muy probablemente representa el cambio de un tirano por otro.  Ciro es más de lo mismo, pero al menos bajo su reinado podrán regresar a Jerusalén.

No confundamos al Mesías con otros libertadores.  El Mesías no es un libertador cualquiera.  Al Mesías lo reconocemos porque sigue el camino sin desviarse a la derecha ni a la izquierda, y a la vez, Él es el camino.


El Mesías es Cristo, y Él es el único libertador que me puede otorgar la libertad plena.

 3. El verdadero redentor será Dios mismo, el Santo de Israel.

¿Quién obró así, quién hizo esto? El que llama a las generaciones desde el principio, yo, el Señor, el Primero, y que seré el mismo al final. (Is. 41, 4)

La liberación es obra de Dios.  Él nos llama a ser verdaderamente libres y a entrar en comunión con Él.  Dios es Señor y nunca esclavo. Dios es el mismo hoy y siempre: perfecto, inmutable, verdadero, justo, misericordioso, amoroso y providente.


Pidamos a María Santísima, Madre de Cristo, que nos enseñe a someternos a Dios y a renunciar a nuestra propia voluntad, a fin de que libres ya de toda atadura, podamos vivir plenamente nuestra vocación de ser imagen y semejanza divina. Amén.

jueves, 17 de noviembre de 2011

#144: De la esperanza a la fortaleza

¿De donde saco fuerzas para continuar en mí camino? Si no tengo esperanza de llegar a mí destino, bien podría dejar de caminar, pero si mi esperanza está viva entonces continúo caminando.


La esperanza es la base de la fortaleza y la fortaleza es la determinación y la voluntad para continuar a pesar de las adversidades.


La fortaleza es don del Espíritu Santo y sale a relucir:

  • en los mártires,
  • en los matrimonios unidos y
  • en los santos que soportan las pruebas.



La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una predicación de Isaías acerca de la relación entre el hombre y Dios su creador. La cita es Isaías 40, 27-31. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. No estamos solos en el camino.

¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: «Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios? (Is. 40, 27)

Dios nos conoce y nos acompaña, sabe de dónde venimos y a dónde vamos.  Cada uno de nosotros tenemos derecho a recibir los dones del Espíritu Santo por el bautismo.  Nunca pienses que todo depende solo de ti y de tus fuerzas. Dios te da la misión y los medios para cumplirla.

2 Dios actúa en cada uno.

El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor. (Is. 40, 29)

El único alimento verdadero para el alma es de carácter espiritual, y por eso Dios, que es espíritu, se da a sí mismo como alimento para revigorizarnos a través de la recepción de la Eucaristía.  Procura este alimento espiritual y tendrás salud de alma y cuerpo, durante el tiempo necesario para cumplir tu misión en la vida.

3 Renovados en Dios alcanzamos metas más altas.

Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan. (Is. 40, 31)



Eres por el bautismo hijo de Dios en toda su dignidad.  No tengas miedo de llegar al lugar que Dios te pide que vayas. Dios te da la fuerza, tú sólo tienes que mantener la mirada en la meta; tú sólo tienes que mantener viva la esperanza.


Pidamos a María Santísima, Virgen fiel, que renovados por la Eucaristía y fortalecidos en la esperanza, vivamos con el corazón henchido de amor a Dios y al prójimo, a fin de que vivamos gozosos en el cumplimiento diario de nuestra misión. Amén.

lunes, 14 de noviembre de 2011

#143: ¿Qué sabemos de Dios?

Sabemos que Dios existe y que Él es la fuente de todo amor puro y conocimiento verdadero.  Por gran fortuna, el único Dios que existe en este y cualquier otro universo es el mejor Dios que pudimos tener. Dios es el mejor porque se hace presente y nos reúne en torno suyo, ya que nos ama y le pertenecemos.  En su cercanía y presencia se disipa toda duda y confusión; la naturaleza de las cosas y su sentido se vuelven claras.


Dios es un misterio maravilloso y una revelación fenomenal.  Dios es el protagonista principal en la historia de la humanidad y a la vez respetuoso de nuestra libertad. Dios nos acompaña a cada uno en la propia experiencia de vivir y endulza todos los momentos amargos.


Dios es el principio, el fin y el sentido de nuestra vida.


La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia en el que Isaías describe la grandeza de Dios y nos ayuda a vislumbrar algunos de los dones que podemos esperar de Él. La cita es Isaías 40, 9-17. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: «¡Aquí está tu Dios!». (Is. 40,9)


Dios es la mejor noticia en toda la creación.  El nos regala la conciencia para entender su voz y se hace presente de mil maneras, incluso se hizo hombre como nosotros.  Dios en el seno de la virgen durante nueve meses, Dios en la pobreza, en el exilio, en el anonimato, en su vida pública, en la persecución política y religiosa, en la crucifixión y muerte, y Dios en la resurrección y ascensión al cielo. Dios en la Eucaristía se ha quedado con nosotros.

2. Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz (Is. 40,11)


Cristo predicaba con las palabras de la Sagrada Escritura para que le reconociéramos todos los hombres de todos los tiempos como verdadero Dios. Cristo es el buen pastor, el que conoce a sus ovejas y sus ovejas lo reconocen.  Cerca de su corazón están los niños y está también muy al pendiente de las madres.


Dios pone en primer lugar a los más pequeños y a los más débiles.

3. ¿Con quién se aconsejó para que le hiciera comprender, para que le enseñara el sendero del derecho, para que le enseñara la ciencia y le hiciera conocer el camino de la inteligencia? (Is. 40, 14)


Se me ocurren dos respuestas a esta pregunta:

  • La primera que Dios es el más grande y que no necesitó de nadie.
  • La segunda que Dios es la Santísima Trinidad, tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que forman un solo Dios.  El Espíritu Santo: aconseja, enseña, y aclara los misterios de la fe.  El Espíritu Santo nos muestra el camino para llegar al cielo.
Pide al Espíritu Santo que te regale estos dones para que tú también puedas visualizar el camino y caminar por él sin desviarte ni a la derecha ni a la izquierda.


Pidamos a María Santísima, templo de la Santísima Trinidad, que movidos por la acción del Espíritu Santo, podamos proclamar a Dios y hacerlo presente a nuestros hermanos a través de la caridad y la alegría cristiana. Amén.

jueves, 10 de noviembre de 2011

#142: ¿Tiene caducidad la verdad?

No vale la pena seguir un camino que caduca ni practicar un método que se vuelve obsoleto.  No merece mi tiempo una ideología de moda ni una teoría que aspira a ley pero que se queda corta.


En cambio, el camino de Cristo soporta la prueba del tiempo y la ley de Dios es inmutable.  Esto sí merece mi tiempo.  La verdad verdadera no caduca por lo que no pierdo el tiempo sí voy tras ella.




La reflexión de hoy está basada en un pasaje de la Biblia que narra una profecía de Isaías en torno a la venida del Mesías. La cita es Isaías 40, 1-8. Te recomiendo que hagas una oración al Espíritu Santo para pedirle su luz, antes de leer más adelante.


Puntos de reflexión.


1. Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados.(Is. 40,2)


La verdad se distingue porque penetra el corazón y lo desborda.  Al desbordarlo se comunica a otros, no se puede contener. La verdad pone remedio a la tristeza que dejó el pecado y sus efectos, y llena de esperanza. Cristo es el camino y Cristo es la verdad.  El viene a salvarnos y a limpiar nuestros pecados para que podamos tener esperanza en una vida plena.


2. Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor. (Is. 40,5)


Cristo es la palabra que sale de la boca del Señor, el Verbo encarnado.  Cristo es la manifestación humana y divina de la gloria del Señor.


Aquellos que se preparen para recibir la verdad lo van a reconocer como verdadero y único Dios.  Para estar preparados necesitamos renunciar al pecado, porque el pecado ciega y acota el razonamiento, limita el cerebro a lo que percibe por sus sentidos y su imaginación, al tiempo que pierde sensibilidad espiritual.


3. La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre». (Is. 40,8)


Todo pasa pero Dios permanece y todo lo que Él nos ha enseñado tiene vigencia eterna.  La palabra de Dios nunca caduca. No tengas miedo de creer en su palabra.


Pidamos a María Santísima, que animados por la fe, nunca nos falte el alimento diario de la Palabra de Dios. Así sea.